El "todo incluido" inalcanzable para los negros de la isla
Es un asunto social que calladamente se ha convertido en una bomba de 
relojería. Los negros son los más pobres. Los que peor viven. Y los 
menos representados en el poder.
Iván García Quintero
agosto 27, 2013
Josuán, ingeniero, 43 años, junto a su esposa y tres hijos, en una calle 
aledaña al Capitolio de La Habana y bajo un sol de justicia, esperan el 
ómnibus climatizado que lo llevará a Varadero, Matanzas, a 140 
kilómetros de la capital.
"Es como viajar en una máquina del tiempo hacia el futuro. Este año 
alquilé tres noches en el Hotel Patriarca. Ya me considero un 
'veterano'. Es la cuarta ocasión que hago turismo 'todo incluido'. Te 
puedo asegurar que no es fruto de mi trabajo. Se lo debo a mis parientes 
que residen en Miami. Ellos me envían dólares suficientes para que cada 
año mi familia pueda tener un oasis de mar y playa y gran cantidad de 
comida y bebidas en un entorno fabuloso", señala.
Frente a la fábrica de tabacos Partagás, casi un centenar de personas 
cargan sus mochilas y maletas de ruedas y abordan el bus que los 
trasladará a diferentes hoteles de Varadero.
Cerca de las 11 de la mañana, con excepcional puntualidad, cosa rara en 
Cuba, van subiendo a sus respectivos ómnibus. Pertenecen a Transtur, 
principal transportista turístico en la isla, excepto la cadena Gaviota, 
un emporio administrado por la cúpula militar que tiene su propia flota 
de buses y aviones pintados de color verde claro.
Dentro de los excursionistas el número de negros y mestizos es reducido. 
Apenas siete entre un centenar. Y es que si hacer turismo es una ilusión 
para muchos en Cuba, para un negro o mestizo raya casi en lo imposible.
ASIGNATURA PENDIENTE
No es problema de leyes. Es un asunto social que calladamente se ha 
convertido en una bomba de relojería. Los negros son los más pobres. Los 
que peor viven. Y los menos representados en el poder. No así en la 
cárcel. O en los hechos de sangre. Han quedado marginados a la música, 
el deporte y la santería.
Hacer turismo 'todo incluido' es algo que le suena lejano a la gente de 
piel oscura. Para ellos va quedando el campismo o las arenas sucias y 
repletas de desperdicios de las playas del Este habanero. O un bailable 
público con una orquesta mediocre de 'timba' o un reguetonero del 
momento. Poco más.
Eso de pagar al contado 400, 500 o 800 pesos convertibles, el salario de 
hasta cuatro años de trabajo, por tres o cuatro días en Varadero u otro 
sitio turístico, lo ven como cosa de blancos.
Que la mayoría también vive mal, pero dos peldaños por encima de los 
negros. Uno de los grandes 'logros' de la revolución de Fidel Castro es 
haber socializado la pobreza. Hay, por supuesto, unos más pobres que 
otros. Es verdad que apenas hay analfabetos. Y es raro que se muera una 
persona por falta de atención médica. Pero aspirar a escalar en la 
estructura social o política, obtener bienes materiales, vivir 
decentemente y hacer turismo en tu propio país es una asignatura pendiente.
Así lo piensa Rolando, uno de los pocos turistas negros que bebe una 
piña colada en una parada de quince minutos que ha hecho el bus. "Soy un 
privilegiado. Esta vez pude alquilar seis noches en el Meliá Varadero. 
Es la segunda ocasión que puedo hacerlo. No tengo familiares en el 
extranjero que me envíe dólares. Soy cirujano. Y en mis prestaciones de 
servicios en Sudáfrica y Venezuela he realizado negocios por la 
izquierda. He ahorrado dinero que me permite vivir un poco mejor. La 
primera vez que fui a un hotel de lujo los únicos negros eran 
canadienses o africanos. No creo que ahora sea diferente. En Cuba la 
vida es difícil para todos. Pero para los negros es aún más difícil".
SÓLO DESDE 2008
El ómnibus va distribuyendo a los turistas, nacionales y extranjeros, en 
diferentes hoteles. Danilo y su familia se hospedarán cuatro noches en 
el Memorie, a 17 kilómetros del centro del poblado Varadero. Es un hotel 
inmenso y el de mayor hectárea y vegetación. Tiene 1.015 habitaciones, 
el segundo más grande de Varadero. Diseñado a la usanza de la 
arquitectura colonial cubana, es casi una mini ciudad. Las agencias de 
turismo lo sugieren como una buena opción para las familias con hijos 
pequeños.
"Mi esposa y yo lo escogimos por ser un hotel tranquilo y con un enorme 
tobogán que es la delicia de los niños. Es la tercera vez que reservo en 
Varadero con la opción de 'todo incluido'. Y ahora repito en el 
Memorie", dice mientras espera un carrito eléctrico que le llevará el 
equipaje a su habitación. En 2008, cuando el régimen autorizó a los 
cubanos poder hacer turismo en hoteles de lujo, algunos excursionistas 
se quejaban del maltrato por parte de los trabajadores.
"Existía discriminación. No pocos dependientes trataban a los nacionales 
con cara de perro. Es verdad que los cubanos cargaban enormes cantidades 
de comida, bebida y se llevaban jabones, papel sanitario y champú de las 
habitaciones. Era lógico. Cogían lo que no tenían en sus casas o costaba 
mucho dinero adquirirlo. Los empleados se burlaban de ellos. Pero era 
una manera de actuar muy hipócrita, porque ellos también viven robando. 
Pero las cosas han cambiado. Los turistas nacionales cargan bolsos de 
comida con más discreción y los trabajadores han mejorado su trato hacia 
ellos. Incluso muchos cubanos dejan propinas mayores que los europeos", 
señala un español que trabaja en la administración del Memorie.
VUELTA A LA REALIDAD
En los hoteles 'todo incluido' no existe la usual y repetitiva 
propaganda política que acompaña la vida diaria del cubano. El 13 de 
agosto, cumpleaños de Fidel Castro, en ninguna actividad cultural o 
recreativa en los hoteles de Varadero se recordó el onomástico del 
comandante único.
Los cubanos se sienten como si viviesen en otro país. "Uno pierde hasta 
el apetito, al ver tanta comida en el desayuno, almuerzo y cena. Eso es 
un lujo para el 90% de la población. Además, cafeterías con meriendas 
las 24 horas, un río de cerveza y ron, habitaciones climatizadas, 
canales de televisión por cable y agua fría y caliente en los baños. 
Tengo la sensación de estar en otro planeta", confiesa el ingeniero Josuán.
Lo peor es el regreso. Volver a casa, a desayunar café sin leche y dos 
comidas casi siempre magras. Los que pueden hacerla. "No es fácil dejar 
el aire acondicionado para retomar el ventilador. El día después de la 
vuelta a la realidad, la familia se pasa horas contando anécdotas de la 
experiencia vivida", dice Josuán apesadumbrado. Y se cuestiona por qué 
es tan caro y exótico hacer turismo en tu propio país.
Hay preguntas que las autoridades verde olivo se sienten con el derecho 
de no responder. Ésa es una. Entre otras muchas.
Publicado en Diario Las Américas el 26 de Agosto del 2013
Source: "El "todo incluido" inalcanzable para los negros de la isla" - 
http://www.martinoticias.com/content/cuba-todo-incluido-varaderos-afrocubanos-/26828.html
 
 
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