26 de febrero de 2011

Una apertura nacional

Publicado el sábado, 02.26.11

Una apertura nacional
By OSCAR PEñA

Pregunta: ¿ha cambiado mi opinión de desear para Cuba después de un
proceso largo y complejo de tres generaciones viviendo bajo la tutela de
una dictadura una evolución de cambios organizados, graduales, pacíficos
y pactados entre todos los cubanos de adentro y de afuera? No. Siempre
he remado dentro de Cuba y en el destierro por ese escenario. Uno de los
más salvajes actos de repudio oficiales del régimen encabezado por
Robertico Robaina y Felipe Pérez Roque y teledirigido por el propio
Fidel Castro fue en 1990 saliendo de la casa del histórico luchador
contra dictaduras Gustavo Arcos Bergnes después de firmar y hacer
público nuestro llamado a sentarnos entre cubanos de los dos bandos en
una Mesa Nacional a debatir los problemas de Cuba. No he cambiado. Son
los totalitarios de Cuba los que no salen de sus refugios a debatir con
nacionales no siervos. ¿Será por ese atrincheramiento y miedo del
régimen a reconocer que hay una considerable cantidad de cubanos que no
está de acuerdo con ellos que he estado pensando en otros escenarios
para forzar una apertura cubana? Sí.

Me pregunto: ¿Por qué Egipto podía liberarse de un dictadura y Cuba no?
Lo primero que me debo imponer es decirme que no tengo que perder la fe.
Ese cambio se dará en Cuba provocado por la misma ambición de poder
absoluto de los hermanos Castro y por aquella ley social que nos
enseñaron de la negación de la negación. El régimen nos dividió y mutiló
el sentido común del cubano. No nos planteamos como pueblo la opción de
llegar cívicamente tan lejos como nuestras capacidades nos lo permitan,
desconocemos nuestras fuerzas y desperdiciamos nuestros recursos
humanos. Los cubanos han preferido huir que luchar desde adentro.
Tampoco hacemos los cubanos esos ejercicios de civismo nacional porque a
diferencia de los egipcios los cubanos tenemos otras opciones: la
posibilidad de irnos del país o sobrevivir en algún negocio mientras no
se cuestione el poder político absoluto y la falta de libertades.
Llevamos medio siglo con caretas con el régimen para no buscarnos líos.
Y si nos vamos para Miami llevamos la careta en la maleta para ajustarla
allá al discurso de la otra dirección histórica. Ya nos acostumbramos a
mentir y por eso en La Habana y en Miami la situación sigue estática.

Los pueblos pueden cometer errores, pero no arrastrarlos toda la vida.
Defendamos nuestros ideales frente a los Ventura y los Carratalá de esta
época mediante la exigencia cívica sin recurrir a la violencia. ¿Estamos
justificados como pueblo para hacerlo? Mucho. Cuando no hay opción,
cuando no se oyen los clamores, dolores e ideas de la mayoría del pueblo
y solo se hacen obras de teatro con falsos y cobardes diputados y un
congreso de militantes mediocres que votan con las dos manos en alto
sobre todo lo que le presenten, te obliga a levantar la cabeza. Del
pueblo cubano depende todo.

No hay países pobres, hay seres humanos pobres de alma y espíritu. No
creo que ningún país sea mejor que otro. Si otros se han quitado el
yugo, ¿por qué los cubanos no? Aspiremos a una Cuba no solo libre del
sistema que nos oprime, también libre de la ignorancia política en que
nos ha sumido el régimen en estos largos años. ¿Dónde están nuestros
valores? ¿Dónde está el respeto a uno mismo y como pueblo? El paso
decisivo que hay que hacer en Cuba es cívico y es entre todos. Cada
cubano tenga su monólogo y pídale a su alma que lo ayude a buscar su
dignidad, su decoro para matar la desidia, la irresponsabilidad, la
huida y la falta de amor a nuestra nación.

Termino preguntándome: ¿por qué no ponemos a prueba al ejército y al
Minint de nuestro país? Comprobemos si serán fieles a su pueblo como el
de Egipto o fieles a la dictadura. Sentándose medio millón de cubanos
dos días en la Plaza frente al busto de Martí, reclamando la renuncia de
nuestros faraones cubanos para comenzar entre todos una apertura nacional.

http://www.elnuevoherald.com/2011/02/26/893375/oscar-pena-una-apertura-nacional.html

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