24 de febrero: viejas y nuevas demandas
Dimas Castellanos
La Habana 23-02-2011 - 11:55 pm.
Las ideas martianas que intentaron realizarse a fines del siglo XIX, 
conservan su vigencia en la Cuba del siglo XXI.
La armonía social implica que los avances científicos, tecnológicos, 
económicos y culturales tengan el correspondiente reflejo en la justicia 
social, la democratización y las libertades ciudadanas. La ausencia de 
esa correspondencia hace que las demandas de épocas pasadas coexistan 
con las presentes y que, por tanto, su solución tenga que emprenderse de 
forma conjunta, lo que le imprime un alto grado de complejidad a los 
procesos sociales de cambios.
Algunos aspectos esenciales contenidos en el Programa del Partido 
Revolucionario Cubano (PRC) continúan pendiente de realización. Por 
ello, el 116 aniversario del 24 de febrero constituye una excelente 
oportunidad para tratar un tema tan vital.
Los adelantos técnicos introducidos en los ingenios, la sustitución del 
trabajo esclavo por el asalariado y la centralización de la propiedad en 
las grandes haciendas azucareras, convirtieron a Cuba en el primer país 
productor de azúcar que arribó al millón de toneladas; a cambio, la 
economía quedó sujeta a un solo producto y casi totalmente a un solo 
mercado, lo que generó una deformación estructural y una redistribución 
injusta de la riqueza que se reflejó en la penurias de obreros, 
campesinos pobres y esclavos emancipados, un cuadro que condicionó el 
reinició de la lucha revolucionaria en 1895
José Martí, en su análisis del fracaso de la Guerra de los Díez Años, 
expuesto en Nueva York en enero de 1880, arribó a un sistema de 
principios que constituye el cimiento de la teoría de la revolución: el 
papel de la política, su carácter democrático y participativo, la 
observación del factor tiempo, la revolución como forma de la evolución 
y la necesidad de unir los diversos factores en un mismo fin concertado; 
estudio que lo situó como el político cubano de mayor altura.
Después de 12 largos años de labor, el 10 de abril 1892 se declaró 
constituido el PRC de forma simultánea en todas las asociaciones, del 
cual debía emerger la República que se quería constituir. Dicho 
propósito quedó definido en las Bases del Partido: "fundar en el 
ejercicio franco y cordial de las capacidades legítimas del hombre, un 
pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer, por el orden del 
trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la 
libertad repentina en una sociedad compuesta para la esclavitud"; de 
manera —decía el  periódico Patria—, "que en la conquista de la 
independencia de hoy vayan los gérmenes de la independencia definitiva 
de mañana".
La democratización, la libertad y la dignidad humana, presentes en todos 
los discursos, artículos y documentos elaborados por Martí, constituían 
los fundamentos de la República.
Las Resoluciones de noviembre de 1891 plantean que la razón de ser del 
PRC era la necesidad de reunir en acción común republicana y libre a 
todos los elementos revolucionarios honrados para la creación de una 
república justa y abierta para el bien de todos.
Y en el programa, conocido como Manifiesto de Montecristi, se proclama 
que "La guerra no es… el insano triunfo de un partido cubano sobre otro, 
o la humillación siquiera de un grupo equivocado de cubanos; sino la 
demostración solemne de la voluntad de un país harto probado en la 
guerra anterior para lanzarse a la ligera en un conflicto sólo 
terminable por la victoria o el sepulcro…".
En el discurso pronunciado el 10 de octubre de 1869 expuso: "Todo lo de 
la patria es propiedad común, y objeto libre e inalienable de la acción 
y el pensamiento de todo el que haya nacido en Cuba. La patria es dicha 
de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía 
de nadie, y las cosas públicas en que un grupo o partido de cubanos 
ponga las manos con el mismo derecho indiscutible con que nosotros las 
ponemos, no son suyas sólo, y de privilegiada propiedad, por virtud 
sutil y contraria a la naturaleza, sino tan nuestras como suyas…".
En la disertación Con todos y para el bien de todos, en 1891, dijo: 
"cerrémosle el paso a la república que no venga preparada por medios 
dignos del decoro del hombre, para el bien y la prosperidad de todos los 
cubanos." En la carta a José Dolores Poyo, fechada en diciembre de ese 
mismo año declaró: "Es mi sueño que cada cubano sea hombre político 
enteramente libre". De igual forma le escribió a Máximo Gómez: "El 
gobierno de los hombres es la misión más alta del ser humano, y solo 
debe fiarse a quien ame a los hombres y entienda su naturaleza". En esa 
misma oportunidad expresó: "Por que si en las cosas de mi patria me 
fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que 
de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás 
bienes serían falaces e inseguros, ese sería el bien que prefiriera: yo 
quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los 
cubanos a la dignidad plena del hombre".
La labor organizadora del PRC se manifestó en el interior y el exterior 
del país. Los múltiples alzamientos ocurridos en todo el país, a pesar 
del fracaso del plan La Fernandina así lo confirman; sólo en la zona 
oriental se produjeron más de 30 levantamientos desde Guantánamo hasta 
Las Tunas, por lo que el Grito de Baire podría, en justicia, llamarse 
Grito de Oriente.
A 116 años de aquel gigante esfuerzo, debido a la ausencia de 
democratización, de libertad y de dignidad de los cubanos, la producción 
de azúcar apenas sobrepasa la de aquella época, con la diferencia de que 
en vez de un millón y medio de habitantes ahora somos casi 12 millones; 
la injusta distribución de la riqueza se convirtió en pobreza 
generalizada; la propiedad de la tierra fue absorbida casi totalmente 
por el Estado, lo que imposibilitó la realización del sueño martiano de 
conformar un país de muchos pequeños propietarios; la eliminación de las 
trabas que impedían a los cubanos de piel oscura participar en 
condiciones de igualdad, al no acompañarse de la correspondiente acción 
afirmativa y eliminarse el debate del tema la discriminación racial se 
conserva en los prejuicios raciales que reproducen a la colonia; y la 
anhelada República libre y democrática asumió la forma de sistema 
totalitario.
En fin, que las razones fundamentales por la que decenas de miles de 
cubanos que tomaron las armas en 1895, que cayeron y/o otros incontables 
sacrificios, están pendientes de realización. A ellas se unen las 
demandas de la modernidad. Es decir, viejos y nuevos problemas que 
reclaman solución de forma conjunta. Por ello las ideas martianas que 
intentaron realizarse a fines del siglo XIX, conservan su vigencia en la 
Cuba del siglo XXI.
http://www.diariodecuba.com/cuba/3296-24-de-febrero-viejas-y-nuevas-demandas
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