Intimidad conyugal en Cuba es casi un lujo
julio 26, 2016
Iván García Quintero
Para quienes no tienen privacidad en sus hogares, la intimidad conyugal
en La Habana equivale a gastar la mitad del salario promedio nacional.
Un murmullo ahogado en el patio del antiguo Instituto de la Víbora
prendió las alarmas al custodio del colegio, que armado con un bate de
béisbol y una linterna se acercó al lugar de donde procedía el sonido.
"Era una parejita que estaban haciendo sexo en la cancha de baloncesto.
Eso es frecuente. Al principio llamaba a la policía, pensando que eran
ladrones, pero casi todas las noches entran adolescentes, adultos o
gays, a templar en el patio de la escuela", cuenta Diosdado, custodio
del preuniversitario René O'Reine, en el municipio Diez de Octubre.
En La Habana, donde la gente orina o defeca en cualquier recodo, es
habitual que tórtolos juveniles y parejas con billeteras vacías, hagan
el amor en escaleras de edificios, campos deportivos y descampados oscuros.
"Menos mal que en el Parque Córdoba van situar una zona wifi y la
empresa eléctrica ha colocado luminarias, pues este parque de La Víbora
era la posada a cielo abierto más grande de La Habana. Aquí todas las
noches recalaban parejas de homosexuales y heterosexuales. También
estaba repleto de disparadores (masturbadores)", cuenta Onilio, vecino
de los alrededores.
Para quienes no tienen privacidad en sus hogares, la intimidad conyugal
en La Habana equivale a gastar la mitad del salario promedio nacional.
Una casa privada de citas cobra 10 cuc la noche. La opción más barata es
pagar 5 cuc por tres horas.
"Pero, olvídate, siempre debes llevar no menos de 20 fulas. Esas casas
están climatizadas y tienen agua fría y caliente, pero si a la jevita le
da por pedir una cerveza o picar una bobería, se te va un chorro de
dinero", señala Daniel, quien cursa tercer año de ingeniera industrial y
cuando su padre le da dinero acude a los hospedajes privados.
En la capital existen cientos de casas dedicadas a citas conyugales.
Algunas tienen jacuzzi, tubos de bailes y hasta piscina. "Ésas son más
caras, 20 o 25 chavitos (cuc) la noche", acota Roger, asiduo a pernoctar
en casas particulares, pues no tiene habitación propia en su domicilio.
La mayoría de esas casas tienen neveras con cervezas, maltas, refrescos
y golosinas. También ofertan desayunos, meriendas y comidas. Susana,
dueña de una casa de citas en el Casino Deportivo, señala que "como
promedio un cliente gasta 30 cuc. Los usuarios suelen ser músicos y
deportistas de éxito, dueños de negocios, personas que trabajan en
turismo o reciben remesas del exterior".
Según Marian, propietaria de una casa de citas en la barriada del
Mónaco, "no pocos clientes se incomodan porque para asentar los datos en
el registro que presentamos a la ONAT (Oficina Nacional de
Administración Tributaria), debemos pedir el carnet de identidad de la
pareja y muchos casos son tarros".
La precaria situación de la vivienda en Cuba obliga que tres o cuatro
generaciones diferentes deban convivir bajo el mismo techo. Asniel,
taxista privado, reconoce lo difícil que le resulta tener relaciones con
su esposa. "Imagínate, en el mismo cuarto duermen mis dos hermanos.
Cuando queremos mantener relaciones con más privacidad, tengo que darles
dinero para que se vayan varias horas a una discoteca".
Carlos, sociólogo, considera que la falta de intimidad afecta más a los
jóvenes. "Es una especie de escalafón. Los cuartos mejores, más
privados, son para los padres o los abuelos. Las parejas jóvenes deben
inventar para hacer el amor. Esto es solo un eslabón de otro problema
mayor: el envejecimiento poblacional, hacinamiento y la falta de
privacidad, entre otras causas, originan que las mujeres en edad
reproductiva no quieran tener hijos".
Pero no solo a las parejas juveniles les cuesta tener un espacio íntimo.
Luis Alberto, padre de cuatro hijos, confiesa que "es una aventura tener
relaciones con mi esposa, pues en nuestra habitación duermen los dos
hijos pequeños. En ocasiones esperamos tarde en la noche para hacerlo en
la sala. Pero hay días que a la suegra le da por ver novelas del Paquete
y se acuesta pasadas las dos de la madrugada. Ya a esa hora el cansancio
nos ha vencido. Por todas esas dificultades, hacemos el amor una o dos
veces al mes".
En los años 90, la llegada del período especial, una guerra sin el
tronar de los cañones, transformó la red de posadas estatales habaneras
en albergues para damnificados por huracanes o derrumbes.
La mayoría eran inmuebles con habitaciones repletas de grafitis en las
paredes, sábanas empercudidas y huecos para mirones. "A las mujeres que
estaban buenas le destinábamos una habitación que tenía un hendija para
mirar", recuerda Humberto, quien en la década de 1980 trabajó de
recepcionista en la posada de Vento y Camagüey, municipio Cerro.Pero sus
precios eran módicos.
"Una noche te salía en cinco pesos. Existían posadas de categoría en El
Vedado o la de la Carretera Monumental, en La Habana del Este, que en
cada cuarto tenía un refrigerador con cervezas y vendía sandwiches de
jamón y queso. Como mi bolsillo no me alcanzaba para ir a esas posadas,
los fines de semana iba a la 'Canada Dry'. Le decían así por su cercanía
a la antigua fábrica Canada Dry, en Infanta y Amenidad, no muy lejos del
Estadio Latinoamericano. Es cierto que las posadas estaban en mal
estado, pero ahora es peor. Si no dispones de una habituación en tu casa
o de 20 cuc, debes ser un mago si quieres tener privacidad con tu novia
o esposa", cuenta Rolando, empleado bancario.
Puede parecer un mal menor si lo comparamos con la carestía de la vida,
los bajos salarios o una nueva etapa de austeridad que se vislumbra en
Cuba. Pero Carla, estudiante universitaria, considera que "para la
felicidad de una pareja, la intimidad es muy importante. El embrión de
la vida humana debe comenzar en un ambiente propicio y en una cama".
En el caso de Cuba, me temo que muchos padres concibieron a sus hijos en
cualquier lugar menos en una cama.
Source: Intimidad conyugal en Cuba es casi un lujo -
http://www.martinoticias.com/a/intimidad-conyugal-casi-lujo-cuba/126746.html
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