24 de septiembre de 2015

El único reproche al Sumo Pontífice

El único reproche al Sumo Pontífice
septiembre 23, 2015 9:25 am·

Arroyo Naranjo, La Habana, Luis Cino (PD) La primera y única vez que he
estado en la Plaza de la Revolución fue el 28 de enero de 1998 para
asistir a la misa que dio allí Juan Pablo II. Fui uno de los miles de
cubanos que gritaron ¡libertad! Aquellos gritos hicieron retumbar la
Plaza, aunque en la TV no se escuchara tan fuerte como hubiésemos
querido a causa del viento misterioso que soplaba aquella mañana y que
muchos pensaron que era el soplo del Espíritu Santo.

No estuve hace cuatro años en la misa de Benedicto XVI ni estuve ahora
en la de Francisco.

Aunque nunca he sido un católico practicante, no negué a Dios en los
tiempos de las iglesias cerradas o casi vacías y las planillas "cuéntame
tu vida" con la famosa pregunta de si uno tenía creencias religiosas.
Por eso, hoy me siento con todo derecho a expresar mi bochorno por la
actitud de la Iglesia Católica frente al régimen castrista.

Son muchos los cubanos que nos sentimos abandonados hasta por Dios.
Particularmente los que aspiramos a vivir en democracia. Nos pasa por
andar a la espera de milagros en estos tiempos en que prima por sobre
todo lo demás –también en lo espiritual-el pragmatismo.

Olvidamos que Francisco vino no solo en visita apostólica sino también
como jefe de Estado del Vaticano, que tiene sus propios intereses políticos.

Por cierto, el Vaticano es un estado totalitario, aunque su policía
política sea sólo de tipo espiritual.

Por estos días, mientras el régimen saca provecho a la visita papal,
escucho a opositores que hablan de Roma como si fuera la de los Césares,
la llaman "la Gran Ramera", echando mano de citas del Apocalipsis que se
pueden interpretar según convenga a cada cual y enumeran la larga
letanía de pecados históricos de la Iglesia Católica que todos conocemos.

No hay dudas de que hicieron mucho daño todas aquellas pendejadas
marxistas-leninistas que nos enseñaron en la escuela, en los tiempos del
ateísmo de estado.

Es muy lamentable el foso que se está creando entre la iglesia católica
y la oposición pro-democrática.

El Papa Francisco visitó a Fidel Castro, un dictador en retiro, que fue
excomulgado en 1962 por Juan XXIII y que no se ha cansado de declararse
materialista. Inexplicable tanto afecto. El Sumo Pontífice no tenía la
obligación de reunirse con los opositores y las Damas de Blanco, pero
tampoco estaba obligado a visitar a Fidel Castro.

Solo le reprocho a Francisco esa visita. Pero nadie es perfecto. Ni
siquiera el Papa. Prefiero recordar cuanto ha hecho por los pobres y los
excluidos, y por la reconciliación y la paz mundial. Eso pesa mucho más
que su momentánea deferencia con un dictador.

Source: El único reproche al Sumo Pontífice | Primavera Digital -
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