"El atropello de mis derechos y la represión reafirmaron mis opiniones"
La periodista nos da testimonio de sus detenciones cuando intentaba ver 
al papa Francisco
jueves, septiembre 24, 2015 |  Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba – Recibí la agradable sorpresa de la breve visita en mi 
apartamentico de Monseñor Veceslav Tumir, secretario de la Nunciatura 
Apostólica en La Habana, alrededor de las 11:30 am del 19 de septiembre. 
Gran alegría me produjo la invitación para que estuviera a las 4:00 pm 
en la entrada de la Nunciatura para saludar al admirado papa Francisco, 
que llegaría allí aproximadamente a las 5:30 p.m. Hasta ese momento, yo 
pensaba ir al recibimiento en la Avenida 31 (a 5 cuadras de mi casa) con 
la comunidad de la iglesia de San Agustín o de la Iglesia de Santa Rita, 
y asistir a la misa de la Plaza José Martí, como hice cuando visitaron 
Cuba los Papas Juan Pablo II (entonces incluso fui a la misa de Santa 
Clara), y Benedicto XVI.
Cuando a las 3:10 p.m. yo caminaba por la acera a unos 20 metros de mi 
hogar para ir a la Nunciatura Apostólica, un oficial de la Seguridad del 
Estado, acompañado por una joven de la Policía Nacional Revolucionaria, 
me dijo que estaba detenida, me quitó el teléfono celular y la camarita 
fotográfica, y me llevó en un auto patrulla a la Estación de la PNR de 
la calle Zanja.
Al rato llegó un Teniente Coronel (dijo llamarse Vladimir) que expresó: 
"Detenida porque es… es absurdo que no pueda ir al recibimiento del 
Papa", añadí yo serenamente. Dije que yo había sido invitada a recibir 
al Papa Francisco en la entrada de la Nunciatura. Entre salidas de los 
dos oficiales, obviamente a informar, el trato fue profesionalmente 
respetuoso.
Poco después de haber llegado el Santo Padre a la Nunciatura, me 
condujeron hasta la entrada de mi apartamentico en el mismo auto 
patrulla de la PNR. En total fueron cuatro horas. El Oficial de la 
Seguridad del Estado permaneció en la acera frente al edificio donde 
resido (no sé cuánto tiempo, porque no tengo ventana con acceso a la calle).
El 20 de septiembre, alrededor de las 7:24 a.m., recibí una llamada 
telefónica de una Señora para decirme, a nombre del Secretario de la 
Nunciatura, que estuviera en la entrada de la Catedral de La Habana a 
las 4:00 p.m. para saludar al Papa cuando llegara allí. Aproximadamente 
a las 3:20 p.m. subí a un taxi-almendrón (típico auto de fabricación 
norteamericana, de entre 1925 y 1959) en la esquina de mi hogar.
Cuando transitaba por la calle San Lázaro pasado el Hospital Ameijeiras, 
bruscamente dos autos interceptaron el almendrón. Chofer y pasajeros 
balbucearon, asombrados vieron un carné en el parabrisas con SE rojo. 
"¡¿Qué pasa?!", preguntaron alarmados.
Susurré: "Tranquilos que eso es conmigo". Salí del auto. El mismo 
oficial del día anterior gritó: ¡Detenida! Una señora sin uniforme se 
abalanzó, le dije que soltara mis brazos, me volteé a pagar el taxi, 
entregué celular y teléfono. Me sentaron en un auto entre un hombre y la 
mujer, y dos oficiales delante. Me llevaron para la estación de la PNR 
de 62 y 7ma. en Miramar hasta finalizado el encuentro con los jóvenes en 
el Seminario San Carlos.
En la puerta de la estación la oficial me advirtió: "No puede salir de 
su casa ni participar en ninguna actividad del Papa". Cuando argumenté 
calmadamente contra esa medida, contestó que yo no tenía credencial ni 
invitación escrita para asistir. Pregunté si todo el pueblo de Cuba las 
poseía. El comportamiento de los cuatro oficiales fue también 
respetuoso. Aproximadamente el "operativo contra la mujer peligrosa" 
duró dos horas hasta regresar a mi "mansión".
Utilizaron a un teniente coronel y un oficial de la Seguridad del Estado 
el 19 de septiembre, y a cuatro oficiales el día 20 para detener y 
vigilar a una señora ecuánime, acompañada y protegida por Dios en el 
camino hacia él, cuyas armas letales eran un sombrero de paja, una 
carterita, un teléfono celular y una camarita casi inservible. Me 
fortalece el dolor de no haber podido tener el honor de saludar al Papa 
Francisco y recibir su bendición. El atropello de mis derechos y la 
represión reafirmaron mis opiniones y perseverante actuación desde hace 
más de 23 años para procurar una Cuba democrática. Más de 150 cubanas y 
cubanos en todo el país han sido hostilizados y detenidos durante la 
visita del Papa Francisco.
Source: "El atropello de mis derechos y la represión reafirmaron mis 
opiniones" | Cubanet - 
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/el-atropello-de-mis-derechos-y-la-represion-reafirmaron-mis-opiniones/
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