Atrapados sin salida: Cientos de médicos cubanos en agónica espera en
Colombia
Posted on 24 julio, 2015
Por José Alberto Gutiérrez
Cuando finalmente el autobús arribó a Bogotá, Iraida sintió que soltaba
el pesado lastre de una agonía que cargó durante más de mil
interminables quilómetros. Una distancia que la odontóloga cubana, de 25
años, recorrió sola, sorteando los escollos antifuga del sistema
cubano-bolivariano y las vicisitudes de la entrada ilegal a Colombia.
Culminaba en Bogotá la arriesgada travesía de cuatro estados del
occidente venezolano, un oculto cruce fronterizo y el desconocido paso
por cinco departamentos colombianos. Lejos estaba de sospechar que se
iniciaba en tierras bogotanas la más larga y angustiante espera desde
que abandonó el puesto médico asignado en la misión Barrio Adentro.
Pasados 130 días de ese arribo, Iraida sigue a la espera de un correo
electrónico con el permiso del Departamento de Estado para ingresar a
Estados Unidos. Un sueño largamente planificado desde que optó por
inscribirse a la misión médica en Venezuela.
Pero mientras no llega la visa del Programa para Profesionales Médicos
Cubanos (CMPP, por sus siglas en inglés), ella y otros cientos de
profesionales cubanos de la salud -en su mayoría desertores de la misión
en Venezuela- viven un calvario para subsistir en la fría Bogotá. La
cifra es un estimado de los profesionales cubanos y se ha llegado a
mencionar asciende a 1,500, aunque no se tiene un dato oficial,
"Aquí en el barrio, conozco a más de 30 médicos, pero sé que somos más
de cien los que estamos esperando visa. Especialistas, odontólogos,
anestesistas, enfermeros, laboratoristas, rehabilitadores, algunos en
pareja, otros solteros, gente con dos o tres hijos en Cuba, hay de
todo", cuenta Iraida.
Barrio Adentro en Ciudad Kennedy
Iraida e Yamilet, otra médica cubana en situación similar, comparten un
cuarto de un departamento en la populosa localidad de Kennedy, región
sur de la ciudad. "En este barrio los alquileres son más baratos que en
la región norte", explica.
Cada una paga lo equivalente a 100 dólares por la habitación con una
sola cama, y pueden usar la cocina y demás dependencias del inmueble
habitado por los propietarios, una pareja de jubilados. Compran lo
esencial para cocinar en casa y economizar al máximo.
"Este es un país muy caro para nosotros, hacemos una compra de
aproximadamente 70,000 pesos [unos 30 dólares] para comer lo básico:
arroz, frijoles, ensalada y una proteína; nada de chucherías", cuenta la
odontóloga. En su caso se suma un agravante: un asma crónica le exige
comprar constantemente aerosoles.
Colombia les concede un permiso provisional de residencia, pero no les
emite cédula de identidad, ni les permite trabajar, por lo que, para
sobrevivir, realizan actividades informales de manicure, mesera,
peluquera, limpiando casas o fregando en restaurantes; en el caso de los
hombres, algunos también se emplean lavando coches.
Por ese tipo de faenas no pagan mucho más de 15,000 pesos al día, lo
equivalente a 628 dólares. Por eso, la ayuda que reciben de familiares
en Estados Unidos e incluso desde Cuba es el salvavidas en muchos de los
casos.
Fuga precoz
La joven odontóloga no llegó a ejercer en Venezuela. Cinco noches en la
casa de estancia fue todo lo que duró para ella la misión bolivariana.
Desde los primeros momentos se sintió maltratada por los jefes.
"Me vigilaban a cada paso, si usaba la computadora, si chateaba, si
hablaba por teléfono, todo lo observaban, mis pertenencias, todo",
cuenta. Tampoco podía salir del recinto que compartía con un
"amenazado", como se identifica a quienes reciben amenazas de muerte de
un venezolano y esperan reubicación en un lugar lejano al conflicto.
Al segundo día, un desconocido llegó a la casa y le exigió el pasaporte.
Iraida no aceptó con el argumento de que si sucedía alguna revuelta en
el país se encontraría indocumentada. El desconocido alegó que usase el
carnet de identidad cubano y ella rotundamente se negó. A partir de
entonces, por supuesto que la vigilancia aumentó. Tampoco le daban
desayuno, solo dos comidas al día.
"Cuando protesté me dijeron que tenía que ser fuerte y aguantar, porque
nadie me había obligado a ir a la misión. Les pedía que me dejaran salir
a comer algo y me decían que los nuevos ingresos no salían, porque eran
posibles desertores", relata.
Para colmo, en Ospino, el pueblo donde la ubicaron, los sillones
dentales estaban desactivados y tomaría un mes reinstalarlos en nuevo
local, después de ser desalojados del que ocupaban por falta de pago.
El día que logró salir de la residencia, echó en un maletín lo esencial
para el viaje y una de las cajas de condones que había traído de Cuba.
Una de las vías que usa el personal de la misión cubana para financiarse
es la venta de productos valorizados en Venezuela y que logran
conseguirse en Cuba. En el caso de que la pararan, diría que iba a
venderlos porque estaba sin dinero. Nadie extrañaría la visita al
comprador de condones cubanos.
Sus recursos se reducían a los ahorros traídos de Cuba para la fuga.
Durante el periplo de cinco días hasta Bogotá, tuvo que dormir en
hoteles, tomar taxis, mototaxis, autobuses y pagar sobornos. Ya en
Colombia, en el trayecto entre la ciudad fronteriza de Cúcuta y la
capital, la policía detuvo el autobús. Para dejarla seguir camino y bajo
amenazas de deportación, la obligaron a desembolsar 500 de los 600
dólares que cargaba.
"Después del susto, pasé las 14 horas del viaje sin dormir y sin bajarme
en las paradas para comer, solo bebía agua para no deshidratarme. A cada
parada, me trancaba en el baño, de miedo", recuerda Iraida.
El río suena
Mientras se las ven apretado para mantenerse en la capital colombiana, a
los desertores les preocupa la demora actual en recibir las visas del
CMPP. Según relatos de los médicos, las visas que antes demoraban entre
30 y 60 días, ahora no llegan con menos de 120. Los últimos beneficiados
por el CMPP habían presentado la solicitud hacía más de 130 días, y son
crecientes los rumores de que el programa especial para desertores va a
cerrar, conforme escucharon de boca de los propios agentes de
inmigración colombianos.
La Embajada de Estados Unidos en Bogotá notifica, ante los reclamos de
demora, que los procesos toman alrededor de 90 días para ser
solucionados, y confirma que "experimenta en estos momentos un retraso"
en el procesamiento de las solicitudes. Pero lo cierto es que un trámite
expedito desde que el programa fue establecido en el 2006, se ha
convertido en un proceso engorroso. Apenas llegan los visados a
cuentagotas y pasan días sin que se escuche una buena noticia.
"Ahora están denegando más visas de las que aprueban, incluso a
profesionales con 20 años de trabajo comprobado. Es una situación muy
agobiante, nadie nos da una respuesta. A esta altura, mi mayor temor es
que no me den la visa, no sabría qué hacer", confiesa Iraida.
Es conocido el caso de otra doctora cubana que escapó de Barrio Adentro
embarazada de un venezolano. El niño nació en Colombia, pero el país
sólo reconoce como naturales a hijos de extranjeros debidamente
domiciliados, que no es el caso de los cubanos que cruzaron por la
frontera. Estados Unidos le negó la visa a la doctora y cuando esto
sucede, Colombia establece un plazo para abandonar el país, pero su bebé
no tiene nacionalidad, ni documentos para viajar.
Visas confirmadas
A este caso se suma el de los odontólogos Raquel Lobato, Martha Martín y
Oddy Ginarte, a quienes les cancelaron sus respectivas visas concedidas
por el CMPP, cuando intentaban viajar a Estados Unidos desde Colombia en
fecha reciente. La congresista Ileana Ros-Lehtinen tomó cartas en el
asunto y solicitó información a la Embajada de Estados Unidos en
Colombia por esta inesperada cancelación de sus visas.
Los tres dentistas tienen ya sus visados en regla y viajarán a Miami en
los próximos días.
Pero la incertidumbre permanece en medio de versiones de que la Casa
Blanca tiene bajo revisión el CMPP como parte de la nueva política del
presidente Barack Obama para Cuba. Durante las negociaciones
bilaterales iniciadas el pasado enero, la representación cubana ha
planteado que el programa es un obstáculo para normalizar las relaciones
entre ambos países y no se descarta que podría ser eliminado como parte
de la nueva era entre Washington y La Habana.
La organización Solidaridad Sin Fronteras, con sede en Miami, ha lanzado
un alerta a las autoridades estadounidenses y a la comunidad
internacional sobre "la grave situación que enfrentan los profesionales
de salud cubanos, que habiendo solicitando el CMPP se encuentran varados
en un limbo migratorio en terceros países". La agrupación afirma temer
por la integridad física y moral de los profesionales a la espera de
viajar a Estados Unidos.
Pero las autoridades estadounidenses no ofrecen respuestas concretas a
las interrogantes de este destacamento de profesionales de la salud
estancados en Colombia, y todo parece indicar que el CMPP -una
iniciativa que ha beneificiado a más de nueve mil médicos y sus
familias- tiene sus días contados.
*Iraida y Yamilet son nombres ficticios, pues las doctoras no quisieron
revelar su verdadera identidad por temor a represalias.
Source: Atrapados sin salida: Cientos de médicos cubanos en agónica
espera en Colombia | Café Fuerte -
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