El arte de la ilusión
Lo único real que está ocurriendo en Cuba es que avanza indetenible la
estampida hacia Miami
Redacción CE, Madrid | 29/06/2015 9:05 am
Para el régimen cubano, la realidad y la esperanza siempre se han
mezclado de forma indisoluble.
Entre equívocos e ilusiones construyó el régimen de La Habana su base de
sustentación. Fue una opción arriesgada y poco promisoria, pero que en
la práctica le ha brindado resultados excelentes. Aun hoy sigue
apostando a la misma carta. Y nada indica que no siga teniendo en las
manos no el as de triunfo sino de supervivencia. Con ello le basta. La
política cubana es al menos consecuente en este sentido.
Hasta hace unos dos años Cuba jugó con gran intensidad la carta del
petróleo. La posibilidad de que la Isla pudiera convertirse en
exportador de crudo en un plazo relativamente corto llegó hasta la
discusión en el Congreso de Estados Unidos de un proyecto de ley para
permitir a las petroleras norteamericanas participar en el negocio.
Nada quedó de ese proyecto y el único temor latente siempre ha sido la
posibilidad de que alguna exploración petrolera condujera a un desastre
ecológico. Se han tomado medidas en este sentido, pero la realidad ha
terminado por imponer una tranquilidad momentánea: el peligro alejado
ante el hecho de que no se ha encontrado petróleo de calidad o en
condiciones rentables, incluso a los elevados precios que llegó a tener
el combustible.
Ahora casi no se habla del tema en la prensa oficialista cubana. Sin
embargo, la ilusión contribuyó al ejercicio perenne de alimentar la
espera en los cubanos.
Siempre se mezcló una dosis de hechos y espejismos en el asunto petrolero.
Los hechos son que a través de los años Cuba ha logrado incrementar la
producción de petróleo y gas en la isla, hasta alcanzar la mitad del
consumo del país, aunque con un producto de rendimiento pésimo y bajo
valor energético. Una parte de esos pozos ya muestran signos no
agotamiento y la estrategia actual es incrementar las capacidades de
recuperación de crudo.
Otro hecho fundamental fue que varias importantes firmas extranjeras
firmaron acuerdos de exploración en la plataforma marina, así como los
datos que al parecer indicaban la posibilidad de grandes bolsones de crudo.
Sin embargo, todo eso fue siempre sólo parte de la realidad. Por la otra
estaban también otros hechos: si aparecían grandes yacimientos, estaban
situados en las profundidades marinas y requerían de alta tecnología y
grandes inversiones para su extracción.
Pero sobre todo el plan se fundamentaba en una ilusión, que tenía que
ver con la rentabilidad de los posibles hallazgos.
Este afán por encontrar petróleo en la isla dependía mucho de que se
mantuvieran altos los precios, que no surgieran opciones alternativas de
combustible que redujeran la dependencia energética y que no se
desarrollaran otros métodos de extracción.
Lo que ocurrió fue precisamente todo lo contrario a las expectativas
cubanas: se desarrollaron nuevos métodos de obtención, hubo grandes
hallazgos en otras regiones, hay ahora un mayor aprovechamiento
energético y bajó el precio. Era una carrera contra el tiempo y la
realidad, y Castro la perdió.
El remedio ha sido buscar otra fuente de esperanza.
Si ahora no se recuerda el sueño petrolero, ha surgido una nueva forma
de ilusión. Son las inversiones extranjeras y el deshielo en las
relaciones entre Washington y La Habana, que también ha incrementado una
tendencia similar por parte de Europa. Se han sucedido los encuentros
diplomáticos y las visitas ministeriales, incluso de jefes de Estado en
el caso de Francia y los contactos entre funcionarios cubanos y
legisladores estadounidenses y europeos. También las visitas
comerciales. Pero este amplio proyecto, que ha contado con una enorme
difusión en la prensa, no avanzado mucho más allá de la etapa de tanteos.
El gobierno cubano también dio a conocer que había aprobado una "cartera
de oportunidades para la inversión extranjera", donde ha ofrecido al
capital foráneo 246 proyectos en diversos sectores económicos, con un
monto conjunto estimado en más de $8,000 millones. Con el anuncio se
destacó que ese paso constituía un "aspecto esencial en el proceso de
atracción del capital foráneo".
Sin embargo, hasta la fecha persisten las dudas sobre las posibilidades
de éxito de tal proyecto.
En marzo de este año se dio a conocer un informe de que Cuba habría
aprobado 120 proyectos industriales en la Zona de Desarrollo Especial
Mariel (ZEDM), según funcionarios cubanos citados anónimamente por la
publicación económica Cuba Standard, con sede en Miami, de acuerdo a una
información reproducida en El Nuevo Herald.
El monto de las inversiones se calculaba en mil millones de dólares y
algunas obras de construcción comenzarían en el segundo semestre de este
año. Entre las empresas interesadas, en su mayoría europeas, chinas,
sudcoreanas y vietnamitas, destacaban los fabricantes de autos Toyota
Motor Corp China, Geely Automotive Holdings y South Korea's Hyundai
Motor Co.
Geely ya había anunciado a fines de 2013 que abriría una planta
ensambladora de autos en la Isla, pero poco ha trascendido después.
Según el informe, las autoridades cubanas habrían rechazado 30 proyectos
por no tener la escala requerida, pues solo quieren grandes inversiones
en la ZEDM. Tampoco aparecían grandes proyectos de Brasil o Rusia en la
lista, aunque en febrero, la prensa de Abu Dabi informó que Rusia estaba
buscando socio en ese país para construir un aeropuerto en Cuba y una
conexión de ferrocarril que lo conecte con el puerto del Mariel. Moscú
planea invertir al menos $200 millones, según publicó The National.
El artículo de Cuba Standard contrastaba con la información pública
sobre el tema. Las autoridades cubanas informaron el año pasado que
estaban evaluando 23 proyectos inversionistas pero no han reportado su
aprobación.
Hasta ahora, solo tres compañías se han referido a acuerdos alcanzados
para invertir en el Mariel: la productora de implantes ortopédicos Otto
Bock GmbH; una empresa vietnamita, Thai Binh Investment Trading Corp.,
con planes de construir una planta productora de detergente y pañales
desechables, y la firma Richmeat de México. A fines de febrero, el
gobierno mexicano comunicó que Richmeat se había convertido "en la
primera compañía a nivel internacional en obtener la aprobación de un
proyecto de inversión en la zona especial de desarrollo del Mariel en Cuba".
En mayo de este año, la agencia Efe informó que Cuba había aprobado las
inversiones de cinco empresas extranjeras en la ZEDM.
La directora general de la Oficina de la ZEDM, Ana Teresa Igarza,
precisó que hasta la fecha "hay seis empresas aprobadas, cinco de ellas
de inversión extranjera cien por ciento, cuyo objetivo fundamental es la
producción de bienes en la zona", según cita un reporte de la agencia
estatal Prensa Latina, de acuerdo al cable de Efe.
Las empresas aprobadas están relacionadas con las áreas agroalimentaria,
industria ligera, electrónica, química y transporte, indicó Igarza,
aunque no dio detalles sobre los países de origen de las compañías.
Sobre las obras para la instalación de las empresas, está previsto que
demoren entre ocho meses y un año, y que comiencen a producir en el
primer semestre del año 2016.
La directiva de la ZEDM explicó que las empresas aprobadas están ahora
"concentradas en su constitución, en todo el andamiaje que requiere y
también en el inicio de las inversiones".
Según había informado la Oficina de la ZEDM unos meses antes, Cuba había
recibido más de 300 solicitudes oficiales de inversión en ese enclave de
unos 30 países, encabezados por España, Italia, China, Rusia, Francia,
Vietnam, Brasil, México, Holanda y Canadá.
Con anterioridad, en abril de este año, se hizo el anuncio de que la
empresa española Hotelsa, dedicada a la fabricación y comercialización
de productos alimenticios y bebidas para la hostelería, será la primera
compañía extranjera en construir una fábrica en la ZEDM.
Así que en la práctica la inversión extranjera hasta el momento es muy
reducida, y conociendo los obstáculos y retrasos casi endémicos que
atraviesan esos proyectos en la Isla cabe la duda de que se cumplan a
tiempo los planes para entrar en funcionamiento dichas industrias.
Por supuesto que esta situación podría cambiar de ahora en adelante,
cumplirse los planes y los proyectos entrar en funcionamiento en las
fechas previstas, pero está por verse.
De nuevo hay en el ambiente cubano una promesa de que el alivio de los
problemas que enfrentan quienes viven en la Isla está a la vuelta de la
esquina, en este caso gracias al interés del capital internacional en
invertir en el país, y otra vez una solución que llega del exterior para
ayudar en la crisis perpetua de la economía nacional.
Solo que hay también otro factor que, al igual que otras ocasiones,
indica que el gobierno cubano está dejando que pase el tiempo sin lograr
nada.
El proceso para eliminar la doble moneda en Cuba, el reto más complejo
de las reformas económicas de Raúl Castro, sigue sin avanzar más allá
del anuncio de la creación de una "hoja de ruta" para llevarlo a cabo,
realizado el 22 de octubre de 2013, sin que aún se conozca la fecha del
"día cero" en que se hará efectiva la unificación.
La supresión de la dualidad monetaria es considerada clave para lograr
atraer capitales extranjeros, aunque no una medida suficiente para
lograr ese objetivo. Se considera uno de los ejes de la "actualización"
económica puesta en marcha bajo el mandato de Raúl y primordial para
supuestamente destrabar los nudos de la deprimida economía de la Isla.
Así que todo se reduce al ejercicio estéril de aparentar que se está
haciendo algo cuando en realidad se hace poco o nada. Por eso, lo único
real que está ocurriendo en Cuba es que avanza indetenible la estampida
hacia Miami.
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