¿Quién tendrá la razón, Obama o Castro?
El presidente de EE UU cree que la apertura internacional facilitará un
cambio democrático en la isla. El líder cubano quiere afianzar un
socialismo económico "próspero y sostenible", pero no habla de apertura
política
viernes, diciembre 19, 2014 | CubaNet
Por Jorge I. Domínguez *
En El discreto encanto de la burguesía (1972), Luis Buñuel nos presenta
unos personajes que se reúnen para cenar, conversar y celebrar. Cena que
se interrumpe una y otra vez por razones reales o imaginarias,
inverosímiles o comprensibles, pero todas adversas a la realización de
un propósito compartido. Así ha sido en las relaciones entre Cuba y
Estados Unidos desde los años setenta y, en particular, desde finales de
la guerra fría hacia finales de los ochenta.
El simultáneo anuncio en Washington y La Habana, del 17 de diciembre
2014, sobre la restauración de relaciones diplomáticas entre ambos
países, y el canje de presos encarcelados bajo acusaciones respectivas
de espionaje, señala un posible nuevo rumbo. Ambos presidentes
comunicaron, además, medidas que caracterizaron como unilaterales pero
evidentemente no habrían ocurrido sin coordinación. "De manera
unilateral", indicaba Raúl Castro en su alocución, el Gobierno de Cuba
autorizó "la excarcelación de personas sobre las que el Gobierno de
Estados Unidos había mostrado interés". También de manera unilateral,
Barack Obama instruye a su secretario de Estado que revise la inclusión
de Cuba como Estado promotor del terrorismo en la lista oficial de EE UU
sobre este asunto, lista en la que Cuba estaba incluida desde 1982.
Igualmente unilateral, supongamos, fue el intercambio telefónico entre
Obama y Castro, que duró casi una hora.
Lo real maravilloso, evidente en la película de Buñuel pero mucho antes
en la novelística cubana y latinoamericana, ha sido, sin embargo, parte
de lo divertido, y de lo frustrante, en las relaciones entre Cuba y EE
UU. Imaginémonos a un extraterrestre. No sabe nada de historia, ni de
contexto, ni de sutilezas, ni de rencores. Lo único que sabe es lo que
observa a miles de kilómetros lejos de nuestro planeta. ¿Qué habría
observado?
Frenesí diplomático
1.En los mismos antiguos edificios que fueron antes de 1959,
respectivamente, las Embajadas de Cuba en Washington y de Estados Unidos
en La Habana, encontramos a docenas de diplomáticos de estos dos países
que se comportan como diplomáticos en una Embajada cualquiera,
encabezados por un señor que se comporta como embajador. (Ahora habrá
que cambiar el letrero del edificio).
2.En el perímetro de la única frontera terrestre entre Cuba y EE UU
cerca de la ciudad de Guantánamo hay una colaboración profesional
perfecta entre militares de Cuba y EE UU. Los de EE UU no quieren que
los presos se escapen de la base militar rumbo a Cuba, y los de Cuba no
quieren que los presos se escapen de la base militar y se cuelen en
Cuba. Cuba es un aliado militar confiable de EE UU, indicaría nuestro
extraterrestre, sin saber que esta relación militar comenzó bajo Bush 41
y se consolidó bajo Bush 43 con la llegada a esa base en 2001 de los
primeros presos talibanes.
3.En el estrecho de la Florida hay otra colaboración profesional
impresionante entre guardacostas de Cuba y EE UU para impedir el cruce
de cubanos sin documentos. Capturados en alta mar por guardacostas de EE
UU, estos retornan a esos cubanos a un puerto en Cuba. En este asunto,
Cuba es el mejor aliado de EE UU al cooperar en la intercepción de
migrantes indocumentados. Eso no lo hace México como favor a EE UU. Eso
no lo hace Marruecos en colaboración con España. Pero sí lo ha venido
haciendo Cuba en su relación con EE UU ya hace 20 años.
4.Observaría el extraterrestre que, a partir del fin de 2001, EE UU ha
sido el principal suministrador de productos agrícolas importados por
Cuba. Y, además, Cuba paga en efectivo. Nadie, excepto Cuba, paga a
exportadores estadounidenses en efectivo antes de que esos productos
crucen la frontera de EE UU. Cuba y EE UU, razonaría nuestro
extraterrestre, son amigos entrañables, y el presidente de EE UU en
2001, George W. Bush, es indiscutiblemente un héroe nacional en Cuba.
¿Qué hay, pues, de nuevo, que no habría visto nuestro extraterrestre? Lo
primero es un cambio de tono. Esa es la clave del discurso de Obama y de
la información distribuida al público por la Casa Blanca. De la misma
manera, la alocución de Castro indica que la decisión de Obama "merece
el respeto y reconocimiento de nuestro pueblo".
No menos importante es la aceptación y el reconocimiento público del
útil papel de mediadores tales como el papa Francisco y el Gobierno de
Canadá. Sucesivos Gobiernos de Estados Unidos se mostraban anteriormente
enfadados cuando algún tercero intentaba "interferir". Pero hay otros
que se merecen agradecimientos. Uno es el Gobierno de Panamá, cuya
decisión de invitar a Cuba a la próxima Cumbre de las Américas, que se
celebrará allá en abril de 2015, impuso fecha que exigía que el Gobierno
de EE UU indicase si el presidente Obama asistiría a la primera de estas
Cumbres, a la que sería invitado el presidente de Cuba como miembro
pleno. Obama dijo que sí. Otro es Nelson Mandela, a cuyo entierro
asistieron Barack Obama y Raúl Castro, y donde se saludaron por primera
vez, intercambiando breves y amables palabras. Ese encuentro fue el día
del entierro, 15 de diciembre de 2013, y el fruto de ese saludo fue el
17 de diciembre de 2014. Mandela fue eficaz desde su tumba.
Viajar y acceder a Internet
Pero la lupa que ayuda a vislumbrar el futuro observa la apuesta
implícita entre Barack Obama y Raúl Castro. Obama apuesta que, tarde o
temprano, la mayor apertura internacional facilitaría un cambio
democrático en Cuba. Lento fue ese proceso en Polonia comunista; lento
fue ese proceso en la España de Franco. Pero la experiencia al traspaso
de décadas ofrece una hipótesis que es ahora la nueva política de EE UU.
Se autoriza un aumento del dinero que se transmite por remesas, para que
crezca una sociedad civil autónoma del Estado y que sea posible
financiar el desarrollo de pequeñas empresas privadas. Se autoriza la
exportación de equipos y materiales informáticos para dejar que EE UU
siga colaborando con Seguridad del Estado en Cuba en impedir el fácil
acceso de cubanos al Internet. Se liberalizan los procedimientos para
viajar a Cuba, igualmente complicando la tarea de monitoreo de Seguridad
del Estado sobre conversaciones entre cubanos y estadounidenses. Se
abren mecanismos de involucración financiera (cuentas bancarias,
tarjetas de crédito, etcétera) que permitirían el desarrollo de
múltiples y más complejas relaciones. Se anuncian negociaciones por
tener lugar tanto sobre la frontera marítima entre Cuba, EE UU y México,
así como implícitamente sobre algún futuro acuerdo en aviación civil
para acomodar los nuevos y necesarios viajes. Pero, recordemos, se
mantiene el andamiaje de sanciones económicas que siguen codificadas en
la llamada Ley Helms-Burton, no derogada ni por el Congreso ni ahora por
el presidente.
Raúl Castro apuesta a lo contrario. "Ahora", nos informa en su alocución
del 17 de diciembre, "llevamos adelante, pese a las dificultades, la
actualización de nuestro modelo económico para construir un socialismo
próspero y sostenible". Y, ¿de apertura política? "Hemos guardado
profunda lealtad a los que cayeron defendiendo principios desde el
inicio de nuestras guerras de independencia en 1868", añade Castro.
¿Será una economía de mercado encartonada en un régimen político
autoritario al estilo Chino?
¿Quién tendrá la razón, Barack o Raúl?
* Jorge I. Domínguez (Cuba, 1945 ) es profesor titular en la Universidad
de Harvard , Presidente de la Academia de Harvard de Estudios
Internacionales y miembro del comité ejecutivo del Centro Weatherhead
para Asuntos Internacionales. Descrito por Asuntos Exteriores como el
decano de los estudios cubanos en Estados Unidos. Ha publicado varios
libros sobre Cuba. Es asociado al Centro David Rockefeller de Estudios
Latinoamericanos.
Source: ¿Quién tendrá la razón, Obama o Castro? | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/el-pais-quien-tendra-la-razon-obama-o-castro/
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