26 de noviembre de 2014

Margallo fue a Cuba por transición y se va con desplante de Raúl Castro

Margallo fue a Cuba por transición y se va con desplante de Raúl Castro
Posted on 26 noviembre, 2014
Por Carlos Cabrera Pérez

Raúl Castro Ruz acaba de jugársela a José Manuel García Margallo,
canciller español experto en la transición del franquismo a la
democracia, pero que con respecto a Cuba se comporta como el capitán del
Titanic, que desoyó las advertencias sobre iceberg en la ruta.

La visita del ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación del Reino de
España no estaba planificada de antemano, pues su anuncio ocurrió casi
en paralelo al de la visita del Secretario de Estado de Comercio, Jaime
García Legaz, para asistir a la Feria de La Habana.

Probablemente hayan influido en esas prisas, los editoriales del diario
The New York Times, las confesiones de Hillary Clinton y los cabildeos
de empresarios norteamericanos y de la sacarocracia criolla en el exilio
para levantar el embargo a Cuba.

El empresariado español afincado en la isla presiona para que se
normalicen las relaciones y fluya el crédito español, es decir, para
ellos hacer negocio con dinero público. Los empresarios españoles no son
un factor de cambio democrático en Cuba, porque prefieren operar en un
mercado cerrado a la libre competencia y con reglas opacas.

Arreglar a Cuba

Y pese a la ola de críticas que levantó entre organizaciones del exilio
cubano, Margallo -otro más que lo intenta- pensó que la historia le daba
la oportunidad de arreglar Cuba, como si fueran pocos los líos que tiene
su gobierno en España, que sigue improvisando sobre Cataluña, por citar
solo un ejemplo.

El Gabinete del Ministro debe estar a estas horas abroncando a la
Dirección América de su ministerio, porque desplazarse a Cuba, decir que
las relaciones estaban en el mejor momento y no ser recibido por quien
manda en la isla parece una estrategia diseñada por el PSOE, que corrió
mejor suerte con Raúl Castro.

En el voluntarismo español siempre falta el recuerdo de aquella frase de
Fidel Castro (Nueva York, 1998) cuando la CNN le comentó que la
Transición española podría ser un modelo válido para Cuba y Castro
respondió como un tiro: "Sí, pero Franco se murió primero".

Si Margallo hubiera sabido esto, o alguien de su gabinete o de la
Dirección América se lo hubiera recordado, quizá no se habría lanzado a
tumba abierta en ese discurso ante un auditorio escogido, glosando sus
recuerdos de la Transición, que pese a sus alardes de profundo
conocedor, parece que el entusiasmo nubló su criterio.

Como el propio Margallo citó en su discurso, la transición española fue
posible a partir de la firma de un acuerdo de cooperación con Estados
Unidos en 1959, las reformas económicas subsiguientes, la apertura al
turismo y, finalmente, la muerte de Franco. Antes no fue posible.

Pobre y dependiente

Por tanto, pretender establecer algún paralelismo entre aquello y lo que
ocurrirá en Cuba es erróneo y un intento pueril de pretender acercar el
ascua a la sardina de España, que si ha perdido influencia en Europa, no
digamos ya en Iberoamérica. España era un país vital
socioeconómicamente, a la muerte de Franco; Cuba sigue siendo una nación
pobre y con fuerte dependencia de un suministrador exterior.

Para sazonar la llegada del canciller español a La Habana, su ministerio
filtró que Margallo llevaba "encargos concretos" de los norteamericanos
y el Departamento de Estado apenas tardó en desmentirlo, quitando
cualquier relevancia a la visita con sentido de mensajero de Washington.

La Habana maniobró con habilidad en vísperas de la visita, liberando a
una periodista independiente, archivando una causa penal contra el
opositor socialdemócrata Manuel Cuesta Morúa y aplazando -por cuarta
vez- el juicio a Sonia Garro, la Dama de Blanco que lleva dos años detenida.

El embajador cubano en Madrid concedió una entrevista al periódico El
Mundo y mandó una carta al ABC criticando su postura editorial a favor
de que médicos cubanos que abandonen sus misiones en terceros países
sean acogidos en Estados Unidos y, de paso, recordó al periódico la
cantidad de médicos y enfermeras españoles que emigran a Gran Bretaña y
otras naciones, a causa de la crisis.

España descolocada

Para añadir más suspense a la intensa agenda bilateral, el equipo de
Margallo dijo que también incluirían las conversaciones de paz para
Colombia, país que visitó antes de viajar a La Habana, en su diálogo con
las autoridades cubanas.

Cuántas cosas se han quedado en el tintero y la pena es que ya España no
puede dar marcha atrás en sus esfuerzos por modificar o eliminar la
Posición Común de la Unión Europea, establecida en1996, a propuesta del
gobierno de José María Aznar. O sí que puede, como hizo con la tan
llevada y traída Ley del Aborto, pero ya Europa no secundaría esos
esfuerzos.

La noticia (que lo es) no está en el desplante de Raúl Castro al
gobierno español, sino en que la actitud del gobernante cubano podría
indicar que estaríamos ante la proximidad de un arreglo con Estados
Unidos, en el que algunas fuentes no descartan un canje del contratista
Alan Gross por los tres espías cubanos presos en cárceles
estadounidenses, de cara a la Navidad.

Y la idea no parece tan descabellada, porque beneficia a casi todas las
partes: Obama se anota la vuelta a casa de un ciudadano norteamericano,
que se libra de una pesadilla y cuando dos estadounidenses han sido
decapitados por los islamistas; el gobierno cubano puede cerrar el
capítulo de los espías que siguieron siendo fieles a sus dictados, pues
Ana Belén Montes y el matrimonio Myers no entran en el posible acuerdo.
Porque la guayaba de los cinco "antiterroristas" que vigilaban
únicamente a los exiliados beligerantes no cabe en la "zona de
intereses" de la Montes y los Myers.

De producirse el canje, el camino para la asistencia de Cuba a la Cumbre
de Panamá, en abril del 2015, estaría asegurada y el próximo gobierno
norteamericano, sea republicano o demócrata, tendría el camino expedito
para iniciar el largo y complicado camino de la normalización bilateral
aun con el embargo en pie.

Y ello no implica necesariamente que se enfríen totalmente las
relaciones entre Madrid y La Habana, pero si resituaría a España como
potencia secundaria en los asuntos cubanos, lejos del mal sueño de
Margallo que -con su torpe discurso en La Habana- sirvió en bandeja de
plata el pretexto para que Raúl Castro no quiera verlo, al menos por ahora.

Source: Margallo fue a Cuba por transición y se va con desplante de Raúl
Castro | Café Fuerte -
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