Los misma censura, con diferente collar
El pintor Pedro Pablo Oliva, Premio Nacional de Artes Plásticas 2006, ha
recibido un nuevo castigo
lunes, septiembre 29, 2014 | Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba – El pintor Pedro Pablo Oliva, Premio Nacional de Artes
Plásticas 2006, ha recibido un nuevo castigo. Las autoridades cancelaron
su muestra Utopías y disidencias, que debía inaugurarse en Pinar del Río
el pasado 10 de septiembre.
El artista protestó en una carta pública, donde además se queja de que
un oficial del Ministerio del Interior, en una conferencia ante
profesores de la Universidad de Pinar del Río, mostró una diapositiva de
una obra suya para ejemplificar "la subversión y la manipulación
ideológica del enemigo en el ámbito de la cultura". También denunció
Oliva "las continuas llamadas, por parte del oficial de la Seguridad del
Estado que "atiende" el sector cultura (sic) en Pinar del Río, a
nuestros amigos y colaboradores cercanos, con la intención de vigilar
nuestra vida privada, creando, como es lógico, un clima de suspicacia
con respecto a mí y a mi familia".
La respuesta a las quejas del pintor vino en una carta de Rubén del
Valle, presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, quien
justificó la cancelación de la exposición con "el derecho institucional
a tomar las decisiones que estimemos pertinentes en la implementación de
la política cultural".
El comisario anti-cultural advirtió sobre "individuos con posiciones
beligerantemente contrarrevolucionarias que han encontrado en estas
circunstancias un excelente caldo de cultivo en el que desarrollar su
activismo político".
En el colmo del cinismo, aseguró Del Valle que la decisión buscaba
"individuos con posiciones beligerantemente contrarrevolucionarias que
han encontrado en estas circunstancias un excelente caldo de cultivo en
el que desarrollar su activismo político" y aseguró sentirse confiado en
la "capacidad de la política cultural de la Revolución para generar y
propiciar el diálogo, en el respeto a las posiciones del otro, y en la
ampliación cada día más de los márgenes de la libertad de creación".
Con prohibiciones como estas, las políticas anticulturales del régimen
comunista demuestran todo lo contrario. Es como si retrocediéramos, a
marcha forzada, a los días del Decenio Gris, en los años '70.
La invocación del comisario Rubén del Valle al derecho institucional
para censurar el arte, me trae a la memoria la perreta que protagonizó,
allá por 1989, un funcionario del Partido Comunista de la ciudad de
Camagüey, en una muestra de jóvenes pintores en la capital.
El funcionario, que estaba desinhibido por unos traguitos de más, dio un
escándalo cuando vio uno de los cuadros, en el que varios hombres que
trataban de cruzar un precipicio, cuando caían, que era lo que pasaba la
mayoría de las veces, quedaban convertidos en perros, allá abajo, en el
fondo del abismo.
–Es un mensaje contrarrevolucionario. ¿Creen que somos bobos y no nos
damos cuenta de quiénes son los perros?– exclamó, y con la misma se
abalanzó contra el cuadro.
Cuando lo sujetaron y le explicaron que había que respetar el derecho de
los artistas a expresarse, el tipo se puso peor. Pareció que se quería
quitar el pantalón, hasta que explicó:
–Si estos gusanos maricones tienen derecho a exponer, entonces yo, como
revolucionario, tengo derecho a expresar mi rechazo y mear encima de su
cuadro. Porque como soy un perro…
Por suerte, no lo consiguió. Un periodista amigo suyo, que lo
acompañaba, se lo llevó a rastras de la exposición.
Por mucho que algunos se empeñen en afirmar lo contrario, no ha cambiado
mucho el ambiente de prohibiciones y represión en los 25 años
transcurridos desde aquel episodio. El "derecho institucional" para
censurar el arte, al que echó mano el comisario Rubén del Valle, no
difiere mucho del derecho a la meada que reclamaba aquel funcionario del
partido único que se sintió aludido por unos perros en un despeñadero.
luicino2012@gmail.com
Source: Los misma censura, con diferente collar | Cubanet -
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