27 de julio de 2013

Camagüey en tiempo de cólera y multas

Camagüey en tiempo de cólera y multas
Publicado el Viernes, 26 Julio 2013 13:20
Por Alejandro Rodríguez*

Buenas tardes, compañeros, un saludo internacionalista solidario y
coexistente pacífico. A partir de ahora este blog será educado pues teme
caer víctima de los nuevos aires de formalismo que soplan en las calles
de la ciudad pero solo por esta última vez, compañeros, permítanme por
favor la falta de refresco** de la expresión espontánea… o instantánea,
según el refresco.

Una nueva guanajería y/o comedera de mierda acaba de posarse como tiñosa
en cruz sobre los hombros de Camagüey; su objetivo: recondenarle más la
vida a los que vivimos aquí.

En pleno verano, con el calentamiento global derritiendo hasta las
paredes y licuándole el cerebro a la gente, ¡y ahora no se puede andar
en camiseta en la calle!, o al menos no pueden los pobres bicitaxeros,
que dan pedales todo el día transportando extranjeros, guaricandillas,
negociantes, y, en menor medida, apurados diarreosos que corren al
Hospital. Es de mal gusto andar en camiseta explican los que nunca
explican, y multan con 60 pesos MN a los que violen la norma del
asamiento masivo.

Le ronca la p...a, asere, me dice un asere que maneja bicitaxi porque su
antigua y decorosa profesión de persona inteligente un buen día lo
empujó desde el buró donde estaba hasta un timón. Con el tronco de calor
que se manda este país, y ahora ponerse esta mierda, y me enseña un
pullover con las mangas arrancadas, porque en desmangadas sí se puede andar.

Una banderita roja

Ya una vez a los bicitaxeros les hicieron poner una ridícula banderita
triangular y roja encima de sus vehículos. Por más que pregunté, ni uno
solo me supo decir por qué, pero todos sabían que era obligado ponerla.
El caso bien podría asociarse a aquella vetusta ley inglesa que obligaba
a los primeros dueños de automóviles a conducir con una persona delante,
corriendo y ondulando un banderón rojo que anunciaba el paso del carro.

Al parecer, las mismas autoridades que alientan aquí al trabajo por
cuenta propia piensan que los bicitaxeros son todos una partida de
delincuentes vulgares que deben ser controlados y multados a cada rato,
como si un día fuesen a tomar la ciudad por asalto para fundar el reino
anárquico del reguetón y la gozadera. Y si no lo piensan actúan como si
lo pensaran.

Luego del reciente discurso en que el Presidente de Cuba dijo que había
que rescatar la buena educación, comenzaron las medidas de contención
contra chancleteros y calurosos en los establecimientos públicos donde
la gente va a hacer trámites y colas. En un edificio estatal hay un poco
de razón para exigir vestimentas adecuadas, pero en las calles no,
pienso yo que soy extremista y veo ridículo que una mujer grite si la
ves en blúmer y sujetador, y luego se pasee por todo Varadero con una
tanga que enseña hasta las muelas.

Si solo fuera la cruzada contra las camisetas no habría tanto lío se
aguantaba un poco el calor y ya, pero sucede que esto llega en un
momento en que Camagüey está bastante cerca de recibir el Título de
Inhabitable que otorga discretamente, sin ceremonias ni diplomas para
lerdos, la población.

Dicen que ahora van a dar helicópteros por la libreta, bromeaba un tipo
el otro día frente a los pasos cerrados del centro de la ciudad, en
evidente tono de queja: los pasos están cerrados porque se construye un
hotel, el Santa María, que no disfrutarán los camagüeyanos de a pie. Sí
disfrutarán algunos, en cambio, el paseo de la calle de los cines, que
igual se construye y estanca el tránsito: seguro le pondrán un cartelito
que diga: Por favor, pasearse orondos, educados y bien vestidos, como
corresponde al ciudadano correcto y feliz.

Males necesarios

Las molestias de las obras se deben, además, a que Camagüey no es una
ciudad cuadrada, como Holguín o Cienfuegos, y a que las estrechas calles
son insuficientes para el ajetreo del conjunto humano que las pisa a
diario. Porque la vida siguió la gente nace, crece y se multiplica, pero
la ciudad se quedó atorada en alguna parte de su desarrollo.

Otras jodederas que igual contribuyen al estado general de incomodidad,
son los males necesarios de lavarse las manos y mojarse las suelas de
los zapatos con agua clorada en los establecimientos públicos, lo cual
no molesta solo si uno es manco y lleva siempre zapatos enteros. Esa
situación es culpa del cólera, que ya está a dos brotes de obtener el
Título de Visitante Ilustre; un título que no otorga la población.

Imagino entonces que no faltará mucho para que las autoridades suelten
en las calles unas cuantas hordas de encorbatados y sudorosos
inspectores, que conformarán la Brigada Protectora del Buen Lenguaje.
Irán detrás de la gente escuchando lo que hablan, y corrigiendo y
multando. Malapalabras sueltas: 50 pesos; frases vulgares de segundo
nivel de ofensividad: 100 pesos; construcciones retóricas inadmisibles:
500 pesos, algo así.

Y ojalá no lleguemos tan lejos como los ingleses imperialistas, que
mantuvieron vigente por siglos una ley que condenaba a la horca a
quienes osaran talar un árbol en áreas urbanas. ¡Esos ingleses sí que
son unos bárbaros!; mira que fastidiar tanto al ciudadano con puñeteras
y constantes estupideces, como si no tuvieran ya suficiente jodienda con
las enfermedades, la falta de cosas y comida, y el tormentoso calor del
verano londinense. Y luego nadie los entiende…: ¡Por eso mismo es que
todos se van en short a vivir a las Bermudas!

*Periodista cubano, residente en Camagüey. Texto tomado de su blog
Alejo3399.
**La falta de refresco se deriva de las medidas sanitarias contra el más
reciente brote de cólera en Camagüey (nota del autor)

Source: "Camagüey en tiempo de cólera y multas" -
http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/sociedad/3030-camaguey-en-tiempos-de-colera-y-multas-por-modales

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