Ironía
Miércoles, 12 de Junio de 2013 03:16
Escrito por Gessica Castelnau Jorrin
Cuba actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) Es cierto que la vida te
da sorpresas. ¡Cuántas vueltas dio la mía! Aún no me puedo explicar,
como en instantes, pasé de niña, a mujer. Recuerdo los ojos de mis
padres llorosos, el día que cumplí 15 años. Sentí una mezcla dudosa de
emociones. Experimenté alegría, y a la misma vez, tristeza.
Sin dudas, el futuro es impredecible. Nunca imaginé la trampa que me haría.
Mis primeros minutos en el Instituto Tecnológico "Antonio Guiteras
Holmes" fueron inolvidables. ¡Qué extraña me sentía cuando llegaba al
aula, y notaba la mirada penetrante de mis compañeros! Éstos, incitados
por los profesores, -que seguían órdenes de la Seguridad del Estado-, me
observaban como si no fuese de este mundo.
A través de mí, buscaban el punto vulnerable de mis padres, quienes
emprendían una lucha pacífica, contra él régimen, a favor de los
derechos humanos. Mis amigos, que crecieron conmigo en el barrio, me
daban la espalda.
Quería morir, al ver cómo la policía política influyó en las personas
que amaba tanto. Pero un ángel llegó a mi vida, cuando decidí ponerle
fin a mi existencia. Sentí un gran escalofrío, al este tocar mi hombro.
Me volví, para verlo, era el único que no me repudiaba. Impactada quedé
al ver su rostro. Entonces me di cuenta que sería el amor de mi vida.
Tiempo después, la felicidad se apoderó de mi alma, Antonio confesó que
también me amaba. No sabía cómo agradecer a Dios, por haberme hecho tan
dichosa. Comenzamos una linda historia de amor. Juntos, con 16 años,
decidimos apoyar la causa, por la que luchaban mis padres y hermanos. Al
cumplir mayoría de edad, integramos, la Comisión de Atención a Presos
Políticos y Familiares (CAPPF)
Hoy, estoy junto a mis dos pequeños hijos y familia, oculto mis
debilidades, me muestro inquebrantable. Sé que soy su bastón. ¡Cuánta
ironía! La realidad es que temo perderlos. Aunque estamos unidos, rezo
porque jamás nos separen.
En un país donde el pensar diferente, expresar lo que sentimos, y luchar
por nuestros derechos, es un delito, no hay lugar para mí. Sé que mi
activismo político, se castiga con la cárcel. Pero mi pensamiento, nadie
lo puede cambiar. Cuando se lucha por un bien mayor, el mal se hace
diminuto. La libertad tiene un precio, y si el mío es ese, lo pagaré.
Daré todo, para que mi familia y mi pueblo sean libres.
Para Cuba actualidad: oromilesun1990@yahoo.es
reportasincensuracuba.blogspot.com
http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/7705-ironia.html
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