27 de mayo de 2013

Hinchas españoles de la Revolución impostora

Hinchas españoles de la Revolución impostora
La solidaridad con Cuba, cuando de España se trata, hay que cogerla con
pinzas y analizarla un poco de cerca.
Joan Antoni Guerrero Vall
mayo 23, 2013

Esa generación de políticos españoles anclados en el pasado y en sus
marchitos referentes vuelve a comprometer nuestras instituciones
poniéndolas al servicio del caduco gobierno de La Habana. Hasta que no
les llegue su otoño los tendremos ocupando puestos y cargos desde los
que van a gastar el dinero de todos para financiar sus fábulas
ideológicas que, en este caso, consisten en seguir echándole flores a
los cerdos, o sea, a la que creíamos ser la última dictadura de América
Latina, Cuba (por lo visto Venezuela y otros, dado el ruido que llega
desde el otro lado del Atlántico, serían dictaduras en vías de desarrollo).

Si yo fuera ciudadano andaluz estaría más que molesto con las
alucinógenas declaraciones que el vicepresidente de la Junta de
Andalucía (gobierno regional), Diego Valderas, ha hecho recientemente en
un encuentro de solidaridad con Cuba en España. La solidaridad con Cuba,
cuando de España se trata, hay que cogerla con pinzas y analizarla un
poco de cerca, dado que rápidamente se revela como lo que realmente es:
de facto la solidaridad y el compadreo bochornoso con el régimen de la
familia Castro, la gerontocracia y la parafernalia de esa Revolución
cubana impostora.

El señor Valderas, a tenor de las declaraciones reproducidas en sitios
prorégimen en España, casi llegó a ese estadio que podríamos describir
como la tercera fase del delirium trémens, caracterizada por el arribo a
un estado de confusión, acompañado de ilusiones extrañas y alucinaciones
muy perturbadoras. Leyendo lo que dijo Valderas se comprende que el
hombre está confundido y atrapado en un tremendo lío, el mismo en el que
muchos andan lamentablemente perdidos en este país, pues parecería, por
sus palabras, que el gobierno de los Castro y sus políticas son de lo
más progresista que ha habido y hay en el mundo mundial. ¡Mezclar Castro
y progreso, menudo mejunje!

Existe esta terrible confusión entre algunos hinchas españoles de los
Castro. Y el enredo, obviamente, resulta difícil de desenredar. Hay que
explicarles que por mucha educación y sanidad gratis que vendan, las de
Castro no son formas, que no se puede confundir esa eterna elocución
castrista -en la que todo parece estar dirigido en beneficio de los más
desfavorecidos- con la pura realidad, mucho más penosa y desagradable, y
no precisamente por culpa del embargo, porque del pisoteo de las
libertades individuales no se encarga Estados Unidos, sino el gobierno
reinante en esa Isla, estragada tras 54 años de comunismo autoritario
petrificado encima.

Pero volviendo al tema de la Junta de Andalucía. Este gobierno regional,
a través de su vicepresidente, se ha comprometido a seguir ayudando al
gobierno de La Habana y para ello no va a dudar a destinar fondos de
cooperación a financiar lo que los Castro manden. La transparencia de
estas ayudas por supuesto es dudosa, ya que no iremos a buscar claridad
en uno de los rincones más oscuros del mundo, Cuba. El de Andalucía no
es el único gobierno que se compromete con La Habana. Hay ayuntamientos
del área de Barcelona que, como ayuda humanitaria para la Isla, envían
carros y piezas de automoción de desguaces municipales. Me gustaría
saber cuánta humanidad hay en el reparto de esas piezas una vez llegan a
Cuba. Algún bolsillo en La Habana saldrá agraciado.

Estos hinchas del castrismo están lejos de aceptar la realidad y el
engaño que han ayudado a petrificar durante años. Y reconocer el error y
que se está equivocado no es precisamente una virtud española. De todas
formas, no hay que cansarse en denunciarlos. Es inaceptable que el
dinero de todos y las instituciones que nos representan acudan a pagar
ciertas aventuras totalitarias. Todo sea por la causa.

http://www.martinoticias.com/content/article/22803.html

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