Publicado el viernes, 05.24.13
Crucigrama cubano
Oscar Peña
Hace unos días en una reunión de juiciosos cubanos preocupados y
ocupados en la evolución de nuestra patria uno de los presentes, ante el
análisis que se hacía de una propuesta a las autoridades de Cuba, mostró
preocupación por lo que interpretarían y dirían en Miami las emisoras de
TV y radio, los micrófonos abiertos, internet, y opinión popular. Esa
inquietud –expresé– era timidez y un freno que debíamos superar los
cubanos que estamos comprometidos con el mejor destino de nuestro nación.
Les argumenté que los que perseveramos y batallamos cívicamente con los
problemas de nuestra patria no somos políticos que tenemos que buscar
votos de apoyo en las esquinas, ni estar expresando –como los políticos
de carrera– lo que sus votantes quieren oír aunque se trate de una
irracionalidad. Definitivamente no somos buscadores de simpatía, somos
patriotas que hacemos y proyectamos lo que consideramos mejor para
nuestra patria. Es justo e inspirador agregar que hubo comprensión y
entendimiento por los presentes y se aprobó la propuesta.
Explico la experiencia anterior porque es válida para abordar algo más
grave que me ha dejado un sinsabor y pesadumbre cubana al ver
(excepciones existen) a quienes considerábamos valiosos compatriotas de
la sociedad civil cubana que residen dentro de la isla y visitan Miami
empequeñeciéndose al amoldar su proyección y discurso a lo que saben de
antemano quieren oír en la capital del destierro quienes los invitan y
patrocinan sus viajes. Porque si de buscar simpatía y apoyo popular,
numeroso, útil y valioso se tratara, defenderían el sentir mayoritario
del pueblo de la isla que no apoya al gobierno totalitario pero que –por
diferentes razones– no observa con buenos ojos la política de embargo
económico a Cuba y la limitación y prohibición de viajes de cubanos y
extranjeros a la isla que preconiza una parte cada día más pequeña del
exilio cubano.
Cuando dentro de Cuba dejamos de ser un quijote independiente y nos
sumamos "al sofá" de la casa de Ricardo Bofill en el reparto Mañana y al
del reparto Aldabó y la calle H en el Vedado de los hermanos Arcos
Bergnes (Fidel Castro expresó en la plaza: "la contrarrevolución en Cuba
cabe en un sofá…") y en esos tiempos era verdad, sin embargo, ese primer
grupo sin dinero del exterior, sin premios, ni cámaras de televisión
logró con evidencias, argumentos y pruebas serias sentar y sancionar por
primera vez al gobierno de Cuba en las Naciones Unidas y después –como
nacionalistas– los desafiamos a un encuentro nacional para comenzar a
resolver los problemas del país entre cubanos y no solo en tribunas
internacionales. Y lo más significativo: siempre se preservó la
integridad y cuando llegaba la prensa extranjera a Cuba indagando por
las superficiales posiciones ante el embargo nunca nos dejamos arrastrar
al particular diferendo régimen-USA y tratábamos los problemas propios
de Cuba que son culpa de trancas nacionales y no de una medida
extranjera. Además –algo muy importante– concluíamos que apoyar el
mantenimiento del embargo económico y el aislamiento de Cuba es también
dar a entender que tenemos que forzar el cambio en Cuba por fuerza
económica porque no tenemos ante el régimen y el confundido pueblo ideas
o argumentos sólidos para hacerlo por convicción.
Considero que las posiciones extremadamente radicales en la oposición
debilitan al que forme parte de ellas, dentro o fuera de Cuba, porque el
pueblo no es extremista de derecha, ni de izquierda. Es un pueblo que ha
tenido y tiene problemas pero quiere resolverlos de manera calmada, sin
traumas sociales y en concordia nacional. No entender esta realidad
descalifica como líder.
¿Ante qué estamos hoy? Ante unos perfectos adversarios para el régimen
que dan muestras muy graves de incapacidad. Líderes cubanos exiliados
que en sus afanes por desconocer la realidad cubana no solo hacen daño a
su crédito ante el pueblo de la isla y de una parte muy considerable del
exilio de hoy. Más aún: también hacen daño con sus reiterados
anacronismos y desaciertos al prestigio del país que los acogió porque
con sus donaciones y votos presionan a Estados Unidos a aparecer ante el
mundo como un monstruo y al régimen cubano como una víctima. El
crucigrama se completa con algunos de los que vienen de allá
complaciendo el error y repartiendo falsas esperanzas. Definitivamente
estos que vienen de visita y conocen el terreno cubano son todavía más
irresponsables con la patria que los que llevan más de 50 años fuera de
ella.
http://www.elnuevoherald.com/2013/05/24/1483887/oscar-pena-crucigrama-cubano.html
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