24 de septiembre de 2012
Tristeza y dolor de las huelgas de hambre en Cuba
Solo con ellas se capta la atención de la dictadura
Por Andrés Candelario / Especial El Nuevo Día
Desde la muerte del opositor Orlando Zapata Tamayo en una cárcel cubana
el 23 de febrero de 2010, después de una huelga de hambre de 86 días, en
demanda de un trato justo a su condición de preso político, esa terrible
acción se ha convertido en la única vía para conseguir la atención de la
dictadura castrista a las justas demandas de los opositores.
Las condiciones que rodearon la muerte de Zapata Tamayo, el rechazo a
sus demandas, la falta de atención médica a tiempo, incluyendo la
negativa de suministrarle agua durante 18 días, provocó una enorme
repercusión internacional, con un alto costo político para el régimen.
Antes de Zapata Tamayo solo se conocía de una muerte por huelga de
hambre en una cárcel castrista, la del líder estudiantil Pedro Luis
Boitel, sentenciado a diez años de prisión en el 1960, acusado de
conspirar contra el Estado. Boitel se declaró en huelga de hambre tras
no ser liberado al cumplir su condena. Cincuenta y tres días después
moría desangrado y sin asistencia médica rodeado del más absoluto silencio.
Hoy, perdido el encanto iniciático de aquel proceso, convertida en una
dictadura feroz, perdida totalmente la inmunidad mediática, la
revolución no puede darse el lujo de asumir el costo político de nuevas
muertes por huelgas de hambre.
Por eso, cuando el psicólogo y periodista independiente Guillermo
Fariñas, premio Sájarov a la libertad de conciencia, opositor de un
largo historial de encarcelamientos y huelgas de hambre, al otro día de
la muerte de Zapata Tamayo inició una huelga de hambre reclamando la
liberación de 27 presos políticos enfermos, traería las consecuencias
que sabemos. A los 128 días de comenzada la huelga y a punto de morir,
el Gobierno cubano anunció que liberaría a 52 presos políticos, tras la
mediación del Gobierno español y la Iglesia católica cubana.
De nuevo, a principios de septiembre, apareció la huelga de hambre en
reclamo de justicia. La opositora Marta Beatriz Roque Cabello, expresa
del Grupo de los 75, reconocida internacionalmente por su trabajo por la
defensa de los derechos humanos y directora de la Red Cubana de
Comunicadores Comunitarios, junto con una veintena de opositores
-algunos de ellos en prisión- dieron inicio a una huelga de hambre
exigiendo la liberación del opositor Jorge Vázquez Casiano, quien debió
haber salido de prisión desde el día nueve tras cumplir una sentencia de
un año y medio por una supuesta "actividad económica ilegal", según
informa su familia.
La huelga de hambre se extendió rápidamente desde La Habana hasta las
provincias centrales y orientales. La reacción de la dictadura no se
hizo esperar, iniciando una furibunda y vociferante campaña hacia el
exterior a través de sus blogueros oficiales, insultando y denigrando a
los opositores que llevaban a cabo la huelga de hambre, acusándolos de
"mercenarios" que acudían a la huelga para obtener dinero del
"imperialismo".
Por otro lado, inmediatamente de iniciarse la huelga de hambre, los
huelguistas se vieron respaldados internacionalmente por congresistas y
senadores hispanos, el excongresista Lincoln Díaz-Balart, los
expresidentes latinoamericanos Luis Alberto Lacalle y Armando Calderón
Sol, más el diplomático uruguayo Jaime Trobo. Además, por el Foro
Parlamentario de la Comunidad de Democracias, la Internacional Demócrata
del Centro, la Sociedad Interamericana de Derechos Humanos, así como las
denuncias del exilio cubano y sus organizaciones, junto con el
sacrificio de la resistencia interna y el de la familia de Vázquez Casiano.
Temor
Finalmente, al cabo de diez días de huelga, ante el temor de nuevas
muertes por el estado delicado de algunos de los huelguistas más
renombrados, la dictadura, incapaz de asumir los costos políticos del
proceso, de cara a un escenario internacional espantado, manifestó a la
esposa de Vázquez Casiano que el prisionero sería trasladado de la
prisión Alambradas de Manacas, en la provincia de Villa Clara, a un
campamento temporal de presos y trabajo forzado llamado El Cauní, en
Santa Clara, y que sería liberado antes del 10 de octubre.
Tras conocer la noticia, los opositores en huelga de hambre -incluyendo
el propio Vázquez Casiano- han abandonado la movilización.
Según Idania Yanes, ayudante de la Dama de Hierro, Marta Beatriz Roque,
el grupo de opositores ha celebrado la "victoria", aunque son
conscientes de que están dándole un voto de confianza a la dictadura por
deponer la huelga de hambre antes de que se produzca la liberación
definitiva.
"Es triste que solo nos hayan dejado la piel, los huesos y las paredes
del estómago para hacernos escuchar", decía Yoani Sánchez en su blog
"Generación Y", tras visitar a Marta Beatriz en su hogar. Me sumo a esa
tristeza con dolor…
http://www.elnuevodia.com/tristezaydolordelashuelgasdehambreencuba-1349714.html
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