Aumenta la represión en Cuba
La flexibilización de las restricciones a los viajes la isla por parte
de EE.UU. es interpretada como un signo de debilidad en La Habana.
Por MARY ANASTASIA O'GRADY
Tras un fallido viaje a Cuba para intentar rescatar un rehén, el ex
gobernador de Nuevo México Bill Richardson regresó el mes pasado con las
manos vacías y todavía se pregunta por qué lo traicionó el gobierno de
Castro. Lo que es en verdad incomprensible es por qué Richardson
esperaba algo diferente de una dictadura partidaria de la represión extrema.
En una entrevista del 14 de septiembre con Wolf Blitzer, de la cadena
CNN, Richardson dijo que había sido invitado a la isla para tratar la
liberación de Alan Gross, trabajador social y contratista de la Agencia
de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por su
acrónimo en inglés). Gross fue arrestado en diciembre de 2009 y cumple
una condena de 15 años.
Richardson admitió que fue estafado por el Ministerio de Relaciones
Exteriores de Cuba, del cual asegura conocer a muchas personas y contar
con amigos. Lo que no podía comprender es por qué esos "amigos" –una
extraña denominación para personas que algún día podrían comparecer ante
un tribunal internacional de derechos humanos– no aprecien el
acercamiento del gobierno de Obama hacia ellos. Sí, son "de línea dura",
pero deben entender que la Casa Blanca ha hecho lo imposible para
llevarse bien con ellos.
En realidad lo entienden, y es por eso que lo trataron tan mal.
Richardson dijo a Blitzer que estaba "asombrado" cuando, luego de un
delicioso almuerzo de tres horas, en el que se conversó acerca de cómo
mejorarse las relaciones entre EE.UU. y Cuba –incluyendo, me dijo el
viernes por teléfono, la posibilidad de sacar al país de la lista de
estados patrocinadores del terrorismo tras la liberación de Gross– el
ministro de Relaciones Exteriores lo "golpeó" de tres maneras: le
impidió ver a Gross, se negó a liberarlo, y le impidió entrevistarse con
Raúl Castro.
Lo que ocurrió era muy predecible. La "relajación de las restricciones a
los viajes" y el aumento de las "remesas [de los]
cubano-estadounidenses" que Richardson señaló como señales de Obama para
llegar a un acuerdo son interpretadas como una debilidad por un gobierno
acostumbrado a la intimidación. El gobierno de Estados Unidos negocia
como si no tuviera ningún poder, de modo que por qué debería Castro
acceder a sus peticiones.
Richardson hizo aún menos por los disidentes de Cuba. Una muestra de su
infinita sabiduría el ex gobernador dijo en CNN que "la situación de los
derechos humanos [en Cuba] ha mejorado". De hecho, los derechos humanos
en Cuba se deterioran rápidamente. Sostener lo contrario es abandonar a
los valientes demócratas de la isla cuando más necesitan de la
solidaridad internacional.
Basta preguntarle a Sonia Garro, quien durante años ha denunciado la
discriminación del gobierno contra los afro-cubanos. A pesar de que vive
en la pobreza, Garro fundó en 2007, en su casa, un centro de recreación
para niños pobres y sin supervisión, según un informe de un periodista
independiente cubano. Garro también forma parte de las Damas de Apoyo,
un grupo que mantiene vínculos con las Damas de Blanco, un movimiento
fundado en 2003 a su vez por las esposas, hermanas y madres de presos
políticos y que trabaja por su liberación.
En octubre de 2010, Garro fue detenida por la seguridad del Estado y
retenida durante siete horas. Luego fue liberada con la nariz rota. Otra
detenida junto a Garro tenía un brazo roto.
La organización no gubernamental Capitol Hill Cubans informó que en los
primeros 12 días de septiembre, las autoridades detuvieron a 168
activistas pacíficos. Esas "detenciones express" están diseñadas para
disolver las reuniones de disidentes, que amenazan con propagar el
comportamiento inconformista. El régimen preferiría encerrar a los
infractores por períodos más largos, pero el gobierno desea que gente
como Richardson digan que los derechos humanos han mejorado. El gobierno
también está recurriendo con mayor a las brigadas de "rápida respuesta",
formadas por civiles no uniformados que fueron entrenados, armados y
organizados para atacar a los defensores de la democracia.
Richardson me dijo que considera que la situación de Cuba ha mejorado
porque 52 presos políticos fueron enviados a España en 2010. Sin
embargo, cuesta entender cómo exiliar a prometedores líderes de la
oposición puede calificar como un gesto humanitario. Tampoco es fácil
para las terribles prisiones cubanas.
El mes pasado, en un discurso en Nueva York, el ex preso político Fidel
Suárez Cruz, describió sus siete años y siete meses de confinamiento
solitario, incluyendo dos años y ocho meses en una celda sin ventanas,
ni ventilación, ni luz artificial. Uno de sus pasatiempos favoritos de
sus torturadores era cuando cuatro militares lo recogían para luego
dejarlo caer al suelo. Su testimonio, publicado en el sitio web de
Capitol Hill Cubans, es imprescindible para todo aquel que dude de la
naturaleza perversa del régimen cubano.
De todos modos, los disidentes cubanos son implacables y hay indicios de
que el gobierno está renunciando a la estrategia de las detenciones
express. La valiente defensora de la democracia, Sara Marta Fonseca, y
su esposo, Julio León Pérez, han estado en la cárcel desde el 24 de
septiembre. El hijo de Fonseca ha visto a su madre y dice que está
cubierta de moretones en todo el cuerpo y tiene una lesión en la columna
vertebral. Ha trascendido que el gobierno se prepara para acusar a la
pareja, en tanto que hay otros 11 disidentes en espera de juicio. A su
vez, Yris Pérez Aguilera, esposa del destacado disidente Jorge García
Pérez "Antúnez", y dos de sus pares fueron detenidos el 26 de septiembre
y se desconoce su paradero.
Cualquier esperanza de proteger a estos patriotas se apoya en la condena
internacional. Richardson hacer un aporte al regresar a CNN para
corregir sus dichos.
Escriba a O'Grady@wsj.com
http://online.wsj.com/article/SB10001424052970204612504576607503746190660.html
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