Lunes, 30 de Mayo de 2011 11:54
Paulino Alfonso Estévez
Lawton, La Habana, 30 de mayo de 2011 (PD) Estas preguntas están en la
calle y me convierto a cada rato en intérprete de la sabiduría popular.
Preguntas tales como ¿la vida sigue igual?, ¿todo esto es más de lo
mismo?, ¿para qué hicieron un congreso?, se repiten a diario a lo largo
y ancho de la Isla.
Los cambios que tanto anunció Raúl Modesto siguen paralizados, aunque
solo se centran en una economía de supervivencia, ya que lo único que se
regula o desregula es la inútil y exangüe agricultura que cual Prometeo,
permanece atada a la roca caucásica mientras los buitres de la
burocracia devoran sus entrañas .
Al principio se le achacaba no sin razón a la sombra del hermano, pero
no quedan dudas de que este ya no influye en nada sobre el actual
presidente.
Entonces ¿qué pasa? Me inclino a pensar que estos "cambios" no
fueron meditados sino que salieron como remediales medidas a una
situación abocada al colapso, de ahí que tengan una deficiente
preparación, estrechas miras y una falta de visión colosal. Existen
además contradicciones entre sus promotores y por último, un
inexistente orden de prioridades referente a plazos de ejecución.
En fin que los cambios se limitaron a documentos explicados por un obeso
ministro y aprobados por una masa indolente e iletrada en estos áridos
asuntos y tan aburrida como aquellos oficiales filmados en un video dado
a la publicidad por el régimen, donde un desafortunado profesor de
cibernética infructuosamente trataba de explicar la cuadratura del
círculo a una endurecida gendarmería entrenada para obtener confesiones
y no para manejar las NTI.
El papel todo lo aguanta pero la vida no: destruye o hace progresar en
la medida que se pruebe verdad o mentira.
Lo primero que hizo Raúl Modesto fue hablar ante los Jóvenes Comunistas
a casi un año de distancia del tan esperado congresito de que había que
licenciar y cito, "más de un millón de trabajadores"; después se redujo
a medio millón y después se paralizaron los despidos. Es un verdadero
intento por reorganizar la fuerza de trabajo (al menos en la
agricultura). Sin esta medida sería imposible tan siquiera pensar en
aumentar la actual pobre productividad y rescatar la disciplina
laboral, pasos elementales para siquiera tratar de llevar el salario
actual al 60 % del de 1988 no con su poder adquisitivo pero al menos en
líquido y mejorar las condiciones laborales. Esto al menos traería en
la masa campesina el interés por el trabajo, hoy en fase terminal para
salir de la crisis
En cuanto a la desafortunada medida de los despidos, se hubiera podido
llevar a cabo si se hubieran creado previamente las alternativas
laborales que ahora a la carrera quieren resolver con el aumento de las
capacidades de contratación en el sector "privado" sin prever que ningún
"capitalista" va a aumentar su plantilla para pagar mas impuestos por la
fuerza de trabajo, mientras no modifiquen el objeto social de su negocio
o quiten las ridículas modificaciones de 12 sillas, 3 barberos, un
payaso, etc. Nada más parecido a la fraseología del viejo líder
Al mantener y en otros casos endurecer el sistema tributario, las
actuales restricciones legales no permiten que la empresa privada
florezca y se convierta en una opción de trabajo para los más de 1 350
000 trabajadores que realmente sobran en el país. No es por obra y
gracia del embargo, sino porque en primer lugar no se pueden importar
las materias necesarias para llevar el parque industrial a los niveles
de 1988 por la sencilla razón que Castrolandia debe de forma total
(intereses incluidos) la astronómica cifra de US$30 bn.
Incluso por miedo a que se le aguara la fiesta del congresito,
anunciaron que diferían los despidos hasta nueva orden. En realidad fue
porque se dieron cuenta que no habían creado condiciones objetivas para
que la emergente propiedad privada pudiera absorber ni siquiera 100 000
trabajadores Si esto no es improvisación, entonces me inscribo en el
partido gay.
Por último, a tres años de la tremebunda y osada movida del modesto Raúl
de entregar tierra en usufructo primero a cinco años y ahora a diez, de
casi un millón de hectáreas, la producción agropecuaria alcanza un
raquítico 2,8 % sin contar la cañera, que para qué hablar del fantasma
de Elsinor en casa de Hamlet. Por tanto, seguiremos con la importación
de más comida de los EE.UU y el índice Dow Jones cubano (la carne de
puerco) seguirá en 25.00 cup.
http://www.primaveradigital.org/primavera/economia/51-economia/1466-ipor-que-no-cambian-los-cambios
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