30-05-2011.
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Dentro del proceso de reformas introducido 
por Raúl Castro para aumentar el empleo de trabajadores por cuenta 
propia, no cabe duda que la acción del sistema impositivo juega un papel 
fundamental.
Cuando las empresas se encuentran en su fase inicial de desarrollo, el 
sistema impositivo facilita su desarrollo de varias formas. Por un lado, 
fijando normas estables y previsibles que aumentan la certidumbre y la 
confianza para una adecuada adopción de decisiones. De otro, combinando 
impuestos e incentivos para mantener una acción neutral que permita a 
las empresas alcanzar una escala eficiente en el menor tiempo posible.
En los sistemas democráticos, donde el ciudadano legitima la acción del 
gobierno pagando impuestos y contribuyendo con ello al sostenimiento de 
las funciones del estado, los organismos encargados de la recaudación 
han evolucionado notablemente en su imagen y posicionamiento social. En 
los últimos años, y en la mayoría de países, la recaudación impositiva 
ha apostado por la sencillez, la eficacia, el uso de tecnologías 
amigables, con el objeto de facilitar a los ciudadanos el cumplimiento 
de sus obligaciones.
En Cuba, donde esas instituciones democráticas no existen, pero se están 
dando pasos hacia un sistema de trabajo por cuenta propia sobre el que 
se pretende fijar una recaudación fiscal que permita al régimen contar 
con más recursos de los que detrae de la base estatal e improductiva de 
la economía, la responsabilidad tributaria recae en un organismo 
burocrático que se encuentra a años luz de lo que debería ser su papel 
en una sociedad democrática y libre.
La Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) de Cuba esté en 
el punto de mira del proceso. Un artículo reciente en Granma de Ivette 
Fernández aporta algunas evidencias que merecen ser contrastadas.  A 
tenor de lo expuesto, mucho me temo que la ONAT, lejos de convertirse en 
instrumento de promoción del trabajo por cuenta propia, pase a ser uno 
de los múltiples organismos burocráticos del régimen empeñados en poner 
zancadillas al proceso.
Para empezar, tiene una organización densa y extensa, prácticamente con 
sedes en todos los municipios de la Isla, y una dependencia provincial y 
estatal que genera una tórrida pirámide burocrática, para cumplir con su 
papel fundamental "la recaudación, control, fiscalización y cobro de los 
tributos e ingresos no tributarios que conforman el presupuesto del 
Estado".
El artículo de Granma pone dos ejemplos de la complejidad que afrontan 
los contribuyentes para el pago de los tributos cuando acuden a las 
agencias de la ONAT y de los problemas de este organismo para funcionar 
de manera adecuada. El más importante se refiere a la relación con las 
oficinas bancarias. La situación es especialmente compleja fuera de la 
capital, a poco más de 30 kilómetros de ésta, en San Antonio de los 
Baños, donde se ha podido identificar un buen ejemplo.
Ni los contribuyentes saben lo que tienen que hacer, "enmarañados en una 
tonelada de papeles engorrosos que deben cumplimentar para pagar los 
distintos impuestos que recaen sobre su actividad, ni los bancos saben 
lo que deben hacer y cómo hacerlo, y todo acaba convirtiéndose en un 
caos". La decisión de emprender por cuenta propia en el régimen 
castrista tiene que pagar, además, este alto precio por la independencia 
económica.
Es cierto que en Cuba puede faltar una cultura tributaria en la 
población, pero la responsabilidad es del régimen, que nunca ha querido 
apoyarse en un sistema económico similar al existente en otros países 
del mundo, sino explorar una suerte de aventura colectivista cuyo 
balance es el desastre actual de la economía. Por otro lado, las 
tecnologías informáticas de la banca estatal y monopólica en Cuba están 
a años luz de la de otros países similares, sobre todo para pagos como 
cargos en cuenta, lo que si bien es posible en algunas oficinas en la 
capital, se aleja de la realidad a sólo 30 kilómetros de distancia.
El uso del escáner, una tecnología bastante extendida en la mayoría de 
países del mundo, se ha ido introduciendo en oficinas de La Habana, pero 
esta posibilidad es irreal en entidades municipales que se encuentran a 
esa escasa distancia de la capital. El contribuyente en San Antonio de 
los Baños se ve obligado a "rellenar la misma cantidad de planillas que 
cosas a pagar: empleo de la fuerza de trabajo, cuota del mes, cartel 
promocional, arrendamiento, todo se vuelve muy engorroso. Como no están 
familiarizados con este procedimiento a veces deben duplicar sus 
gestiones porque el banco no acepta tachaduras. Entonces quien lo 
atiende, en correspondencia con las características del caso, puede 
demorar más de lo habitual", citando textualmente el artículo de Granma.
El atasco en la gestión recae directamente sobre la ONAT. Una 
trabajadora de esta organización en San Antonio de los Baños, del 
departamento de atención al cliente, declaró a Granma que "precisa de 
sábados y domingos para adelantar todo el trabajo acumulado. Con casi 
50.000 habitantes, el municipio tenía hasta el 25 de abril, 1.225 
cuentapropistas. En proceso de inscripción, a finales del mes, se 
hallaban 1.117".
A diferencia del caos de San Antonio de los Baños, el artículo de Granma 
se extiende en la otra imagen que ofrece la ONAT del municipio de Playa, 
en la capital. Allí los problemas de la tecnología bancaria parecen 
resueltos, sin embargo, el problema de la agencia es cómo dar atención e 
información adecuada sobre el proceso de trabajo por cuenta propia al 
número de personas que acuden en solicitud de información que cada día 
supera con creces la capacidad de empleados de la oficina. En Playa, 
donde el trabajo por cuenta propia parece prosperar, las cifras actuales 
en funcionamiento son elevadas, con 19.665 contribuyentes, de los cuales 
4.957 se desempeñaban como cuentapropistas.  No es extraño que este 
éxito atraiga a más personas a la experiencia.
La directora de la ONAT en Playa señala que "los primeros momentos 
fueron los más duros porque las disposiciones eran nuevas, tanto para el 
contribuyente como para los trabajadores de la oficina. Playa es uno de 
los municipios más grandes de la ciudad y aunque el personal no es 
suficiente y el número de solicitudes para ejercer por cuenta propia es 
alta, hemos reforzado la asistencia con personal de otras áreas", en lo 
que se podría calificar como un modelo de gestión más eficiente.
Estos dos ejemplos ponen de manifiesto que la ONAT tiene que jugar un 
papel más activo en el proceso que como mero recaudador de impuestos y 
agente de intercambio con el sistema bancario. En todos los sistemas 
democráticos, los ciudadanos tienen a las agencias tributarias a su 
servicio, facilitando al máximo sus obligaciones fiscales. Esa labor de 
información, orientación y ayuda debe ser una prioridad fundamental para 
los gestores, aunque suponga un gran esfuerzo de formación y capacitación.
Y sobre todo, si quiere alcanzar la legitimidad necesaria, no debe 
mantener por más tiempo las injustas diferencias que se denuncian en el 
artículo de Granma entre San Antonio de los Baños y Playa, porque eso no 
sólo es un ejemplo de ineficacia, sino que traslada a los ciudadanos una 
absoluta dejadez y una pésima calidad en la prestación de los servicios.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32449
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