Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - El pasado 8 de marzo algo
inusual ocurrió en el centro de nuestra capital habanera. En las calles
Zanja y Gervasio el gobierno inauguró un restaurante al que nombraron
Los Orishas. Sus platos, cuya venta es en moneda nacional, llevan los
nombres de los dioses o deidades del panteón Yoruba: Yemayá, Oshún, Changó.
Son pocos los restaurantes en La Habana que tienen nombre africano, la
mayoría tiene nombres italianos, chinos y de otras nacionalidades.
En 1959 el poeta Nicolás Guillén señaló en una entrevista que encontraba
bien que en aquellos momentos se pusiera en práctica la manía de cambiar
por nombres indios -taínos y siboneyes- los nombres de los barrios
aristocráticos de la capital, siempre y cuando también se usaran nombres
africanos, ya que lo africano tenía una mayor importancia étnica en
nuestra cultura. Y dijo jocosamente: "Al preguntarle la dirección a un
latifundista reaccionario, no tendría más remedio que responder: En la
calle Mandinga, 53, entre Solongo y Yelofe, tiene usted su casa".
Pero aquella sugerencia de Guillén no fue escuchada por la nomenclatura
castrista. Ni siquiera los hoteles construidos por estos años llevan
nombres propios de una cultura que incluye al 65% de nuestra población,
con enorme impacto religioso y cultural en nuestra nación. Mucho menos
nuestras calles, parques o bibliotecas.
Entre tantos personajes valiosos de las muchas rebeliones de esclavos
africanos y criollos con que cuenta nuestra historia, sólo se ha
destacado Carlota, una negra lucumí que formó parte de una sublevación
junto a un grupo de cimarrones en el siglo XIX, en la provincia
Matanzas, y que murió descuartizada, atada viva a un caballo. La misión
militar que envió el gobierno castrista a Angola llevó su nombre.
Fermina es otra esclava africana que fusilaron en marzo de 1844, también
por rebelarse. Por un momento pensé que un elegantísimo restaurante de
Miramar se llamaba como ella. Para cerciorarme llamé por teléfono y
alguien me aclaró que no era Fermina, sino Ferminia, el nombre de un
pájaro que existió en la Ciénaga de Zapata donde acostumbraba a cazar el
Comandante en Jefe.
Frente a tan lastimoso panorama social que vive Cuba respecto a su
población penal compuesta en un 75% por negros y mulatos, el propio
Fidel Castro, en un evento pedagógico celebrado en 2003, con una
concurrencia de cuatro mil educadores provenientes de 40 países,
declaró: "La Revolución, más allá de los derechos y garantías alcanzados
para todos los ciudadanos de cualquier etnia y origen, no ha logrado el
mismo éxito en la lucha por erradicar las diferencias de status social y
económico de la población negra del país".
¿Es que acaso los negros cubanos sufren bajo el castrismo el mismo
rechazo que sufrieron durante la República?
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