31 de marzo de 2010

Cuba, historia de una disidencia por Norberto Fuentes

Cuba, historia de una disidencia por Norberto Fuentes
ABC.es | MADRID
Actualizado Miércoles , 31-03-10 a las 18 : 29

La historia de la revolución castrista es, en gran parte, la historia de
sus opositores. Norberto Fuentes, uno de los «padres» de la disidencia
literaria cubana, siempre polémico y acertado en sus apreciaciones,
recuerda los orígenes de esta memoria cultural en un artículo que
publica en ABCD en su próximo número (a la venta este jueves), y del que
ofrecemos, a continuación, un extracto.
«En estos días a instancias de la hojarasca internacional sobre Cuba,
estuve sacando la cuenta con Antón Arrufat, uno de los nombrados
disidentes de nuestros años 60 (y que está de paso por Miami, para
dictar unas conferencias, y del que yo disfrutaba su visita en mi casa),
y la suma nos dio –a todo estirar– tres disidentes. El mismo Antón, el
mismo Norberto y –por supuesto– Heberto Padilla. Podemos traer por los
pelos y echar en ese caldero a la mitad de la población cubana, por una
u otra razón, pero ya no estaríamos hablando de disidencia literaria. Es
decir, no personajes como Solzhenitsyn o Ribakov, o Daniel y Siniavski.
Esa prestancia con que la literatura disidente cubana se da a conocer en
el mundo carece, en realidad, de un respaldo consistente. Si estamos
hablando de tres autores, lo que tenemos en el arsenal, pues, son tres
libros. Tres libritos. El diminutivo no es por su valor literario sino
por el volumen de sus páginas, apenas llegan a cien cada uno. Pero lo
peor es que la cuenta no ha avanzado mucho desde 1968, la fecha en que
los tres se publicaron. Más bien permanece estancada ahí. ¿Guillermo
Cabrera Infante? No, Guillermito no era un escritor disidente. Cuando él
dejó de escribir a favor de la Revolución Cubana y se viró contra ella,
ya vivía en el extranjero, y comenzó a disparar sus cañonazos contra La
Habana desde Madrid y Londres, donde se había establecido como un
escritor definidamente contrarrevolucionario. Contrarrevolucionario, no
disidente.
Quizá sea mal visto que uno parezca divertirse con esta historia, pero
ya que vamos a hablar de disidencia, un sacerdote muerto de risa en su
misa de Viernes Santo se me antoja como un material disidente de
primera. Mas –como quiera que lo acometa–, este puede ser un trabajo
útil para la numerosa prole de la actual disidencia cubana, que hoy
puebla los titulares de medio mundo y que se apropia de las relaciones
internacionales de la República. Me asiste –como se sabe– un derecho: el
de ser uno de los dos primeros cubanos que con mayor denuedo se
propusieron hacerse conocer como escritores disidentes. Así que se las
están viendo con uno de los dos padres de la disidencia literaria cubana».

http://www.abc.es/20100331/cultura-/cuba-historia-disidencia-norberto-201003311626.html

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