24 de marzo de 2010

Chávez, Castro y la red

Publicado el miércoles, 03.24.10
Chávez, Castro y la red
By EDUARDO ULIBARRI

Jean-Francois Julliard, secretario general, y Lucie Morillon,
responsable de nuevos medios de la organización francesa Reporteros sin
Fronteras, han dado en el clavo al definir internet como ``una especie
de crisol en el que sociedades civiles asfixiadas renacen y se
desarrollan''.

Su frase forma parte de una declaración emitida el 12 de este mes, con
motivo de la Jornada Mundial contra la Cibercensura.

Casi de inmediato, Hugo Chávez y Raúl Castro se encargaron de validarla,
al manifestar su temor y rechazo a las enormes oportunidades que ofrece
la red global de comunicaciones digitales para la difusión, búsqueda e
intercambio de informaciones y opiniones.

``Internet no puede ser una cosa libre, donde se diga y se haga lo que
sea'', gritó Chávez, el sábado 13, desde su programa Aló Presidente.
``No --enfatizó con desorbitados gestos--, cada país tiene que poner sus
reglas''.

Dos días después, la Cancillería cubana calificó como ``herramienta de
subversión y desestabilización'' el permiso otorgado por el gobierno de
Estados Unidos a empresas de su país para ofrecer nuevas opciones de
comunicación a los cubanos, mediante aplicaciones de internet.

Pero las declaraciones de Chávez y Castro también ilustran la disparidad
de realidades de comunicación que viven Venezuela y Cuba y, como
consecuencia, el tipo de medidas represivas que cada régimen impulsa o
aplica.

Chávez pretende frenar el dinámico empleo que los venezolanos ya hacen
de internet y que les facilita informarse, relacionarse y organizarse al
margen de las estructuras oficiales.

Esto ha sido posible porque aún existen importantes márgenes de acción
privada en Venezuela, incluso en telecomunicaciones, y porque el
designio autoritario del gobierno no ha logrado cuajar en una realidad
totalitaria.

Castro pretende evitar que el ímpetu de la red inunde Cuba, como ya
sucede en Venezuela, porque ve en ella --y con razón-- un elemento
demoledor de su aparato represivo.

Al contrario de los venezolanos, cuando internet comenzó a
desarrollarse, hace 20 años, ya Cuba llevaba 30 de totalitarismo. Por
esto, su introducción ha estado totalmente limitada por el régimen, con
dos barreras adicionales: la pobreza generalizada y la pésima
infraestructura de telecomunicaciones.

El ímpetu anti-red de Chávez descansa en dos pilares: crear leyes que
penalicen los contenidos y establecer un punto único de acceso a
internet, controlado por el gobierno, que sustituya los existentes en la
actualidad, la mayoría en manos privadas. Ya se ha iniciado el camino en
ambos sentidos.

Las acciones de Castro tienen típica factura totalitaria, con
instrumentos múltiples: las computadoras son casi inaccesibles para la
generalidad de la población; sólo los extranjeros disfrutan de
conexiones domiciliarias; el acceso a varios sitios está bloqueado; se
necesitan permisos especiales para ingresar a internet desde
instituciones públicas; las tarjetas para utilizar los cibercafés de los
hoteles deben adquirirse en dólares, y en varias ocasiones se ha
prohibido su empleo a los cubanos, aunque puedan pagarlas.

A todo lo anterior se añade la represión abierta contra quienes utilicen
sus conexiones al margen de los límites, transmitan mensajes
comprometedores o busquen información ``indebida''.

Es difícil que, a pesar de sus intentos, Chávez logre someter la
compleja red ya existente en Venezuela a los canales únicos del Estado.
Pero insistirá en hacerlo.

astro, sobre la base de la represión, ha tenido éxito en impedir su
desarrollo. Pero, aún así, ya existe un ``mercado negro'' de las
conexiones a internet, que erosiona el control oficial. Cada vez son más
los blogs o bitácoras personales críticos del régimen: en el suyo,
llamado Generación Y, Yoani Sánchez, la bloguera cubana más famosa,
enlista 34. La solidaridad internacional hacia los internautas cubanos
crece sin cesar. Y el acceso a servicios de compañías estadounidenses
minará más el control.

En su batalla contra internet, Chávez y Castro cuentan con la fuerza de
la asfixia represiva. Pero, precisamente, es eso lo que, en palabras de
Julliard y Morillon, el crisol de la red ha sido tan eficaz en vencer.

http://www.elnuevoherald.com/2010/03/24/681138/eduardo-ulibarri-chavez-castro.html

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