2009-06-30.
Francisco Chaviano González
(www.miscelaneasdecuba.net).- Jaimanitas, La Habana, 12 de junio de
2009.- La periodista Lourdes Pérez Navarro, del periódico Granma,
publicó el pasado 29 de mayo un artículo que titula Monedas que no llegan.
Vuelve a la carga con la socorrida propaganda del pago del ómnibus.
Argumenta que antes el "camello" costaba 20¢ y la guagua 40¢, tildando
esos precios de asequibles cuando no simbólicos. Cosa que justifica con
la trillada letanía: "si pensamos en los costos de combustibles, piezas
de repuesto, neumáticos, baterías…, lo imprescindible para hacerlos rodar".
Sigue un panegírico sobre la mejora del trasporte y los esfuerzos del
régimen en tal sentido. Luego se vuelve contra los malos usuarios que no
quieren pagar el ómnibus, los que echan otros objetos en lugar de las
monedas correspondientes.
Agrega un sinnúmero de absurdos y banalidades, cuya interpretación se
aproxima más a un chiste que a un análisis. Por momentos parece ganar en
coherencia, cuando habla del "boleto prepagado para bajar el dinero de
la guagua" lo cual juzga como la respuesta más efectiva al problema; a
mi entender, la única cosa en que tiene razón.
Pero después da como válido el argumento espurio de que conllevaría una
elevada inversión de recursos, que no explican en que consiste, una más
de las socorridas justificaciones para la imposición de mal
intencionados planes gubernamentales. Y termina la Pérez Navarro
diciendo, "hay que tocarles el bolsillo a los infractores".
Sra. Lourdes, en la década de los años 50 con un salario mínimo de $60
pesos el ómnibus costaba 8¢ más una transferencia de 2¢ adicionales si
iba a tomar otra guagua, que sumaban 10¢ por tomar dos consecutivas,
tenían un conductor en cada ómnibus más los inspectores y era un negocio
rentable. En cierta ocasión intentaron aumentarle un centavo al pasaje y
los estudiantes armaron lo tremendo.
Treinta años después en la década de los años 80, el salario mínimo era
de $81 pesos, mientras que el pasaje costaba 5¢ por cada guagua, sin
conductores. En ambas épocas había una infraestructura monetaria que
permitía que la fracción se obtuviera con facilidad en la red comercial:
si te tomabas un café con un peso te devolvían 95¢, sin dificultad.
Pero ahora todo cambió, el salario se multiplicó por dos mientras que el
pago del ómnibus lo hizo por ocho, es decir cuatro veces más y sin que
nadie proteste. Pero además existe un grave problema, no hay
infraestructura, no hay donde obtener fracción de forma operativa: si te
tomas un café cuesta un peso (20 veces más que en los 80 y 33 veces más
que en el año 50).
En los pocos lugares que se paga con fracción, como la panadería
normada, no tienen cambio. Los únicos que aliviaban la situación eran
los conductores del transporte y esos los quitaron. Me imagino que a
propuesta de expertos en insolución de los problemas, como los que le
dijeron a la periodista Lourdes que no era posible establecer el bono de
prepago (que puede ser una tarjeta mensual).
La salida que da el gobierno al asunto, es que los usuarios vayan al
banco a buscar menudo, que significa ir a un lugar distante y hacer una
cola de más de una hora (cosa que se agravaría de tomarse como recurso
asiduo de la población).
En fin ponerla difícil, subterfugio recurrente para aumentar el pago del
pasaje a un peso, lo cual significa 100 pesos mensuales, para un
trabajador promedio; casi la tercera parte del salario. De hecho le he
oído decir a algunos chóferes, que tal incremento del pasaje está
planificado.
Esto es precisamente lo que se colige, barruntando todo lo sucedido y lo
escrito. Será otra exacción más, igual que la libra de pan que costaba
15¢ con los malos capitalistas y ahora nos la cobran a $10 pesos (68
veces su precio, un día de haber para muchos), o el impuesto de 240% y
más de las tiendas en divisas; utilizado para pagar las andanzas de un
régimen malévolo que se empeña en engañar al mundo para luego ponerle
los grillos.
Todo sin que los estudiantes protesten como antaño, ni los periodistas
cumplan con la misión de alertar al pueblo; por el contrario, esos se
suman para aletargar al pueblo de zombis como hace el artículo que
comentamos. Solo el periodismo independiente levanta la voz para señalar
el engaño, por eso le molestamos tanto al régimen.
Mientras el pueblo timorato atina a escapar de forma sinuosa, no pagando
lo estipulado y con ello sin saberlo, protestan desde la sombra. Por eso
yo los aplaudo. Las justificaciones de Lourdes Pérez sobre el gasto de
transporte, serían validas también para los esclavistas, de hecho
nuestro estatus resulta muy similar al de aquellos.
Para que las monedas lleguen a las alcancías de las guaguas como pide el
artículo que firma Lourdes, primero tienen que llegar a los bolsillos de
los trabajadores en proporción racional. Por eso le pedimos al gobierno
que se ajuste a la práctica regular de los países de la zona, como
Jamaica y República Dominicana; que resulta rentable.
De manera que los cubanos cobren por su trabajo igual que aquellos y
paguen los productos a precios similares. ¡Con adquirir similitud con
esos obreros pobres y explotados, de seguro ganaríamos en mucho!
MONEDAS QUE NO LLEGAN, NI VAN NI VIENEN - Misceláneas de Cuba (30 June 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=21422
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