29 de mayo de 2014

La filosofía de “ciudadela sitiada” y la prensa cubana

La filosofía de "ciudadela sitiada" y la prensa cubana
mayo 28, 2014
Pedro Campos

HAVANA TIMES — Muchas son las quejas de que la prensa oficial cubana no
cumple con sus funciones informativas. Unas veces se culpa a la
incapacidad de los periodistas, a su falta de sagacidad, o a su falta de
empuje para criticar las cosas mal hechas o aportar soluciones a los
problemas que afectan a la población.

Sin embargo, en la historia del último medio siglo no han faltado los
periodistas audaces y agudos que con mucha profesionalidad han señalados
los males de Cuba y han aportado ideas y sugerencias. Que no se les haya
hecho caso, que se les haya relegado, son cosas distintas.

En otras ocasiones la culpa recae en los burócratas intermedios "que no
quieren dar información" sobre los problemas que tratan de investigar
los periodistas: el famoso "secretismo" criticado por el propio
Presidente Raúl Castro, quien junto a la tradicional cúpula gobernante
han sostenido todos esos candados y censuras que perduran ya por más de
medio siglo, siempre esgrimidos para proteger la seguridad del estado o
evitar que el "enemigo" use la información contra la "revolución".

El periodismo cubano oficial ha sido víctima de ese enfoque y de la
filosofía de "ciudadela sitiada" esgrimida por el poder para
auto-conservarse y justificar la censura y la represión del pensamiento
diferente. Ante el imperio descomunal de la hegemonía tradicional, la
autocensura –la peor de todas- ha sido una forma de supervivencia,
también es cierto.

Sin embargo, el problema fundamental de la prensa en Cuba, reside en la
lógica de un sistema de gobierno y economía integrados, donde los
detentadores del poder político, la siempre misma dirección del único
Partido, son también los dirigentes-empresariales del poder económico y
quiénes controlan las políticas de los medios de difusión.

La economía centralizada y planificada del "socialismo estatal" pretende
funcionar como una mega empresa nacional, administrada por el mismo
poder político central. En tales circunstancias, la prensa admitida
oficialmente -que también está financiada por ese poder- tiene como
finalidad principal defender tales intereses y, en todo caso, a hacer
críticas para hacer funcionar mejor lo ya establecido, nunca para cambiarlo.

En los países capitalistas los grandes medios están en manos de grandes
expresas capitalistas, también vinculadas o financiadas por el gran
capital y, desde luego, su principal fin es defender los intereses a los
que responden, al tiempo que la libertad que proporcionan Internet y las
nuevas tecnologías de la comunicación, no pueden impedir la difusión del
pensamiento diferente.

En Cuba el gobierno controla los medios tradicionales y a la vez limita
el flujo de información por la red de redes, e impide el amplio acceso
popular. No obstante, la prensa alternativa y la blogosfera cubana han
ido presentando un reto creciente a la prensa oficial. Debe reconocerse
que ante la crítica y la presión interna e internacional, últimamente,
el gobierno ha dado modestos pasos positivos, como ampliar el limitado y
carísimo acceso a internet y permitir algunos comentarios de enfoques
diferentes en las versiones digitales de los medios oficiales.

La crítica periodística que se ha propuesto un cambio en el sistema
político-económico, no importa si a la derecha o a la izquierda, ha
tenido que terminar en los medios alternativos, porque los oficiales no
les han abierto espacio.

Cuando algún periodista u órgano de prensa transgrede intereses
establecidos, de alguna manera es censurado, castigado, suspendido o
hasta expulsado. Es lo mismo que pasa a los burócratas intermedios que
brindan a la prensa una información o un criterio que contraviene los
intereses de "arriba", causa de que muchos evadan, omitan o tergiversen
demandas de la prensa.

Esto, para no hablar de la represión al periodismo disidente, siempre
acusado de "mercenario" o de servir al "enemigo", como si no tuviera
intereses propios; sin descartar que existan plumas que solo se muevan
al compás del dinero, algo que podemos encontrar en cualquier campo
político.

Hay "razones de estado", para ocultar informaciones, económicas y
políticas, cuando no estrechos intereses de administraciones
intermedias. Por ejemplo, "hay que preservar la imagen pública de los
dirigentes, de su dedicación a los intereses del pueblo". "Hay que
justificar que los recursos necesarios para enfrentar los problemas
locales estén en manos superiores, centralizados para su mejor uso". O,
hay que mentir sobre el cumplimiento del plan para seguir en el cargo.

También "hay que evitar que la prensa extranjera se entere de las
epidemias porque eso puede reducir el número de turistas internacionales
que vienen, hay que mantener la propaganda de potencia médica para
seguir exportando médicos". "Hay que demostrar que la oposición es
mínima". Y así por el estilo, todo ese secretismo, todas esas
prohibiciones, tienen "razones de estado" o burocráticas.

En fin, mientras tengamos un estado absoluto por encima de los intereses
del pueblo, de los trabajadores, de los ciudadanos y las comunidades,
donde los de arriba "eligen" a los de abajo, cuando debiera ser al
revés, estaremos en las mismas.

Una ley de prensa podría dar solución a muchos de estos problemas, si
fuera hecha bajo principios democráticos, con participación abierta,
horizontal y no censurada de los periodistas, todos, sin exclusiones por
razones políticas e ideológicas, por los que creen en la necesidad de
que la prensa no se subordine a poderes establecidos y luche por decir
la verdad.

Pero hasta ahora el gobierno se ha negado a discutir esa ley e incluso
rechazó la propuesta en el último Congreso de la UPEC, demostrando su
falta de interés en la libertad de expresión y prensa.

Para que tengamos una prensa libre de ataduras burocráticas y prejuicios
políticos en Cuba, capaz de generar procesos investigativos que no
puedan ser obstaculizados por los poderes fácticos y puedan no solo
informar con la mayor objetividad, sino difundir también puntos de
vistas distintos a los del gobierno, se precisa de una democratización
del poder político en Cuba.

Los artistas del teatro y los plásticos cubanos han ganado espacios de
libertad a puro coraje, igual que algunos músicos y cantantes. Los
cineastas cubanos han plantado batalla por su libertad de creación y por
un cine libre de imposiciones. Los escritores y poetas libran
escaramuzas. Los periodistas se han quedado rezagados.

La batalla por la libertad de expresión y prensa es muy difícil en un
país tan centralizado. Lo evidencia la reciente polémica en torno a unas
declaraciones del laureado escritor Leonardo Padura, "acusado" por
algunos colegas suyos de no citar las agresiones y el bloqueo
imperialista al referirse a los problemas de Cuba, de dar declaraciones
a un órgano de prensa reaccionario extranjero y de opinar injustamente
sobre la dependencia estatal de parte de la intelectualidad.

Los interesados en que exista esa prensa libre y responsable en Cuba, no
importa su ideología, también tendrán que poner en primer plano la lucha
por la democratización del sistema político.

pedrocampos313@yahoo.es

Source: "La filosofía de "ciudadela sitiada" y la prensa cubana - Havana
Times en español" - http://www.havanatimes.org/sp/?p=96164

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