El pueblo gay cubano es responsable por sí mismo
diciembre 12, 2012
Isbel Díaz Torres
HAVANA TIMES — Culmina la actual legislatura del parlamento cubano, y la 
temática referida a la ampliación de derechos de las personas con 
sexualidades diferentes a la heterosexual, vuelve a quedar fuera del 
programa legislativo de la isla.
Aunque me indigne, ello en realidad no me sorprende demasiado, si 
contamos con que la falta de autonomía del parlamento cubano, supeditado 
a las decisiones del PCC, imposibilita que iniciativas de este tipo sean 
abiertamente debatidas, y se lleguen a decisiones consensuadas.
El déficit democrático que ha sufrido la nación durante décadas no puede 
parir otra cosa que arbitrariedades de este tipo, por lo que imagino que 
sea muy difícil transformar la desprotección que vivimos las personas y 
familias LGBT, si no se transforma antes el mecanismo general de 
funcionamiento de las estructuras políticas y de gobierno.
Por supuesto, no es posible esperar a que tales modificaciones tengan 
lugar primero para después exigir el respeto a nuestros derechos. Ellas 
no ocurrirán "por obra del espíritu santo", sino por la labor de 
socialización y la presión que pueda ejercer la sociedad civil de la que 
somos parte activa.
Las violaciones cometidas durante el reciente Censo de Población y 
Viviendas hacia las familias LGBT cubanas anunciaron inequívocamente la 
poca disposición gubernamental a incluir las transformaciones que 
requiere nuestra sociedad, a despecho de los valiosos artículos 
debatidos durante el pasado Congreso del PCC.
Lo que acá se conocen como "los canales correspondientes" han demostrado 
su ineficacia (o al menos su lentitud), de modo que urge incorporar 
nuevos caminos, sin renunciar a los ya existentes.
La labor pionera del CENESEX pudiera ser enriquecida con la articulación 
horizontal de iniciativas autónomas, independientes, que sin el lastre 
de la "institucionalidad estatal" puedan diáfanamente presentar demandas 
ante los incumplimientos de los órganos legislativos.
Es ejemplar en ese sentido la declaración del grupo HxD del pasado 12 de 
mayo, donde se instaba "a la discusión y aprobación por las instancias 
correspondientes del gobierno de los proyectos de nuevo Código de 
Familia, de un Decreto Ley sobre la identidad de género, y de cualquier 
otra norma jurídica que progresivamente incorpore otros derechos, como 
todas las posibilidades de unión entre parejas del mismo sexo, 
incluyendo el matrimonio para quienes lo deseen, la adopción y la 
reproducción para personas homosexuales".
Por un lado, las Jornadas de lucha contra la Homofobia pudieran también 
acoger debates críticos acerca de su propia gestión, lo cual sería un 
momento de oxigenación de sus políticas y procedimientos. No obstante, 
los colectivos emergentes, sin renunciar a nuestro apoyo y aporte al 
principal momento de aglutinamiento nacional alrededor de esta temática, 
no debiéramos limitarnos a esperar esa fecha.
La nueva legislatura debe ser ahora "alfabetizada" nuevamente en estas 
temáticas, ardua labor que el quinquenio pasado se llevó a cabo con la 
esperanza que finalmente aprobaran el nuevo Código de Familia, 
empantanado hace años en los vericuetos burocráticos de la Asamblea 
Nacional y otras instituciones estatales.
No es posible renunciar a ello, pero es imprescindible socializar los 
contenidos de esa propuesta legislativa, que la gente vea lo mucho que 
ganaría con su aprobación, dado que incluye muchas otras modificaciones 
a favor de las féminas, por ejemplo, y de la familia de modo general.
Sin apoyo popular será imposible. Si insistimos en reafirmar un modelo 
elitista, donde l@s "especialistas" deciden a espaldas de l@s 
implicad@s, por justa que sea la propuesta, llevaría en sí el germen del 
autoritarismo y de la falsa democracia que nos intentan vender los 
modelos neoliberales.
De modo que esa "alfabetización" no puede ser tan estrictamente 
informativa, y debiera tener un fuerte componente de presión política.
Los representantes deben rendir cuentas al pueblo gay cubano, y el 
pueblo gay cubano tiene la responsabilidad de exigirles, de demandar por 
el respeto a nuestra condición humana.
Para ello, la conformación de una comunidad LGBT crítica, consciente de 
sus necesidades, es imprescindible, y lo cierto es que no la tenemos. 
Tampoco, por supuesto, es posible crearla por decreto. Un posible camino 
podría ser:
-       Labor sistemática del activismo.
-       Socialización de la valiosa producción intelectual que se ha 
generado en las últimas décadas, y traducción de esas ideas en proyectos 
socioculturales palpables.
-       Hacer públicas las violaciones cotidianas que sufrimos a través 
de la prensa (estatal e independiente), y encaminarlas hacia procesos 
penales ejemplares.
-       Hacer énfasis en lo que nos falta, más que autocomplacernos en 
las batallas ganadas.
-       Integrar voluntades con otros proyectos y personas que buscan 
también su emancipación.
Seguro que se quedan ideas fuera, por suerte. Agenda incompleta es 
siempre agenda abierta.
http://www.havanatimes.org/sp/?p=76525
 
 
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