El mundo evita hablar en Cuba de derechos humanos
EE UU denuncia que la mayoría de los países acreditados en La Habana 
pasan del tema para no incomodar al régimen
J. J. AZNÁREZ - Madrid - 17/12/2010
Australia, Canadá, Suiza, todos los países latinoamericanos y africanos, 
Rusia, China y "muchos" europeos, suelen renunciar a las conversaciones 
sobre derechos humanos cuando sus funcionarios viajan a Cuba para no 
molestar al Gobierno de La Habana, o conseguir negocios, según un cable 
de denuncia enviado al Departamento de Estado por la Sección de 
Intereses de EE UU en la capital cubana. Una serie de recientes visitas 
oficiales demostró las diferentes aproximaciones de los gobiernos 
extranjeros respecto "al lamentable expediente cubano en derechos humanos".
El despacho diplomático, fechado en noviembre del pasado año, refiere 
las visitas del ministro australiano de Exteriores, Stephen Smith, 
comisionado suizo de derechos humanos, Rudolf Knoblauch, y el ministro 
canadiense encargado de América, Peter Kent. "que no sólo no se 
reunieron con cubanos que no fueran funcionarios, sino que tampoco se 
molestaron en pedir públicamente más libertad después de visitar Cuba. 
Los emisarios de Estados Unidos y el Vaticano al menos pidieron más 
libertad".
La Sección de Intereses rechaza la "aproximación amistosa a toda costa 
porque hay poco que ganar" y remitió al comentario del consejero 
político de Brasil para resumir la posición adoptada por la mayoría: 
"Nosotros no proponemos hablar sobre derechos humanos ni en público, ni 
en privado". En otra conversación, el número dos de la embajada 
británica agregó: "A Cuba nada le encantaría más que tener con nosotros 
la relación que tiene con Brasil". El despacho parece sorprenderse de 
que muchos países no sugieren el tema de los derechos humanos "incluso 
aunque el gobierno cubano no ponga ninguna objeción".
EE UU dice que aunque nada insalvable impide a los visitantes 
extranjeros encontrarse con la sociedad civil discretamente, la mayoría 
de los países optan por evitar esas reuniones, "cediendo a las presiones 
cubanas. Normalmente, España cae en este grupo, aunque hay que reconocer 
que el ministro Miguel Ángel Moratinos habló de la necesidad de "gestos" 
después de su visita aquí". La Sección de Intereses contrapone ese 
enfoque con el mostrado por el enviado belga Karel de Gucht en sus 
reuniones de La Habana cuando declaró que "si Cuba no empezaban a 
mejorar los derechos humanos, podía despedirse de una normalización de 
relaciones con la UE".
Los embajadores de Suecia, España, Reino Unido, Hungría, Francia y el 
representante de la UE, reconocieron a un funcionario de EE UU que el 
acceso de sus jefes al Gobierno cubano estaba siempre condicionado a que 
no se reunieran con la oposición. No todos, sin embargo, están 
dispuestos a pagar ese precio, entre ellos Alemania, la República Checa, 
Reino Unido, Polonia y Suecia, aún a costa de perder negocios y accesos 
a las altas esferas del poder en Cuba. El embajador de la Orden de Malta 
directamente canceló su viaje a La Habana tra negarse a aceptar las 
imposiciones oficiales.
Ausencia de presión
La abrumadora mayoría de las 100 misiones extranjeras en La Habana no 
afrontan ningún dilema en cuanto al tema de los derechos humanos, 
sencillamente porque no hablan de ellos con los cubanos, de acuerdo con 
el despacho. "El resto, un grupo que incluye la mayoría de los países 
europeos, Canadá y Australia, Japón y Estados Unidos, afirman emplear 
diferentes aproximaciones al tema de los derechos humanos, pero la 
verdad es que la mayoría de ellos no presiona por ese asunto en absoluto".
"El Gobierno cubano, prosigue el informe a Washington, despliega muchos 
recursos para reducir al silencio a sus visitantes. En la mayoría de las 
veces, el premio por aceptar los requerimientos oficiales suele ser 
risible: fastuosas cenas y para el más sumiso, una foto con uno de los 
hermanos Castro".
 
 
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