2010-04-03.
Jaime Leygonier, Colaborador de Hablemos Press
(www.miscelaneasdecuba.net).- Ciudad Habana.— A principio de marzo por 
la aparición entre los escolares de casos de influenza virus H1N1. El 
gobierno cerró la escuela primaria Alfredo M. Jaguayo y días después 
hubo otros casos en la primaria Mariana Grajales en la calle Santa 
Catalina y en Hermanos Gómez en la avenida de Acosta.
Las tres escuelas se encuentran en el municipio de 10 de octubre, según 
informan padres y maestros. La escuela Jaguayo ya reabrió sus puertas y 
la Mariana Grajales no necesitó cerrar.
Debido al secreto que guardan las autoridades sobre la epidemia es 
difícil saber el número de escuelas en La Habana con esta situación, y 
los números de casos.
La gente puede confundir con rumores falsos el nombre de una escuela. 
Como otro ejemplo una madre me dijo que cerraron la escuela Hermanos 
Ferrer y la maestra me aclaró que no fue esa sino Hermanos Gómez.
Las autoridades desinforman al silenciar los casos o al negar que tengan 
escuelas cerradas. La respuesta usual con el receloso "no se". La 
población ignora el progreso de la epidemia pero prefieren el incremento 
de hospitalizados en el mes de marzo por enfermedades respiratorias.
Algunos se abstienen de beber en las cafeterías y critican que siga la 
venta de refresco en los tanques termos o servidos en vasos plásticos o 
desechables que enjuagan en una vasija.
Un adolecente maestro emergente – "improvisados" –ignora que hay 
escuelas cerradas y manifestó que solo cerraron a Jaguayo pero que no lo 
harían con otra porque es una medida exagerada. Dijo que perjudica a las 
madres que por cierre de las escuelas tienen que faltar a sus empleos 
porque tienen quien les atienda a sus hijos.
En otra escuela una joven maestra cogió con hostilidad evasiva la 
pregunta sobre que escuela estaba cerrada.
Un médico opina "Si el silencio crea la falsa confianza de que no pasa 
nada. La gente no toma precauciones higiénicas. Las autoridades prohíben 
alarmar a la población pero llevo décadas atendiendo niños con 
pesadillas y ancianas con hipertensión por la campaña de que Estados 
Unidos nos van a invadir. Prohíben alarmar con informar las epidemias, 
pero si consideran bueno alarmar la propaganda de guerra, y la población 
tiene el derecho de ser prevenida y de que no decidan que puede o no 
puede saber.
Las medidas me parecen buenas pero faltas otras muchas porque cada 
expendio de alimento es un posible foco de contaminaciones y no toman 
medidas con ellos.
El policlínico Santo Suarez en Coco y Rabí está dedicado exclusivamente 
a la atención de embarazadas con afecciones respiratorias. Y el personal 
y los pacientes usan tapaboca para evitar el contagio.
No existen memorias de que las autoridades tomaran estas medidas 
extraordinarias de usar tapaboca y del cierre de escuelas por cuarentena.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=26943
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