27 de noviembre de 2009

El mismo Castro, la pobre Cuba

Publicado el viernes, 11.27.09
El mismo Castro, la pobre Cuba
By DANIEL MORCATE

Es un axioma de la realidad cubana que el debate entre quienes exigen
mano blanda y quienes exigen mano dura contra la dictadura de los
hermanos Castro termina decidiéndolo la propia dictadura. Y que
invariablemente lo decide a favor de los segundos. Con su predilección
por las acciones represivas, el régimen deja una y otra vez en ridículo
a sus compañeros de viaje, quienes perseveran en su fe por obstinación,
obcecación u otras razones todavía menos edificantes. Mientras tanto,
las azoradas víctimas del castrismo continúan aguardando con paciencia
bíblica, la de Job, que en el mundo democrático surja el merecido
consenso de repudio a la tiranía que padecen.

Entre las más recientes hazañas represivas de los Castro se cuenta el
arresto comprobado de decenas de desafectos a quienes ha aplicado el
principio estaliniano de la ``peligrosidad predelictiva'', principio que
Human Rights Watch califica de ``la más orwelliana de las leyes
cubanas'' en una denuncia que elocuentemente titula Un nuevo Castro, la
misma Cuba. Muchos de esos arrestos se han practicado en Oriente,
bastante lejos de la mirada de los diplomáticos que residen en La Habana
y de los pocos periodistas extranjeros que se atreven a informar, en
crónicas prudentemente anónimas, sobre estos atropellos.

Con leyes como la Resolución 79 del año pasado, que restringe el uso de
internet, el régimen también sentó las bases para la brutal represión
que ha desatado contra los valientes blogueros que informan sobre las
crudas realidades de Cuba. Esas medidas coercitivas pretenden justificar
la estrecha vigilancia a que se somete a esos comunicadores
independientes, los ataques físicos que padecen y el uso de turbas
fascistoides, integradas por policías camuflados de civiles y maleantes
de las brigadas de respuestas rápidas, que intimidaron y golpearon al
periodista Reinaldo Escobar y a otros colegas en La Habana la semana pasada.

Estas acciones del régimen castrista responden a la lógica del poder
absoluto, la única por la que se rige. Es una lógica que se alimenta no
sólo de la vulnerabilidad de sus víctimas indefensas, sino también de
las debilidades que le demuestran democracias influyentes como la
norteamericana y la española. Los arrestos de opositores, el maltrato a
los prisioneros políticos y las golpizas a blogueros son actos
deliberados para intimidar a los rebeldes en la isla y burlarse de ``la
flojera'' de las democracias. Otro aspecto de la misma estrategia son
los ``intercambios culturales'', mediante los cuales la dictadura
permite la visita controlada de artistas que le demuestran simpatías y a
cambio envía al extranjero a canes amaestrados en el cinismo oficial. En
Miami acabamos de sufrir a dos de esos visitantes, Amaury Pérez y Juan
Formell, personajes con más talento para el cinismo que para la música,
lo que ya es mucho talento para tan pocos personajes.

Alguien, alguna vez, calificó la fascinación y debilidad ante los
tiranos como ``el menos viril de los vicios''. Ese vicio hizo que
algunos, incluso en la capital del exilio, se entusiasmaran con la
leyenda de un Raúl Castro ``más pragmático, humano y familiar'' que, al
heredar el mando de su hermano Fidel, emprendería reformas aperturistas.
Más de dos años después de que asumiera formalmente el poder, el segundo
Castro en efecto ha hecho reformas, pero para intensificar la represión.
Hasta la ecuánime Human Rights Watch, en su penetrante informe, se suma
a quienes siempre les hemos exigido a las democracias que ejerzan ``la
presión necesaria'' para aflojar el puño de los dos tiranos unidos por
el mismo apellido, la misma sangre y la misma maldad.

DANIEL MORCATE: El mismo Castro, la pobre Cuba - Columnas de Opinión
sobre Cuba - ElNuevoHerald.com (27 November 2009)
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/columnas-de-opinion/story/596436.html

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