1 de octubre de 2016

All Quiet in the Castro Front

'All Quiet in the Castro Front'
OMAR LÓPEZ MONTENEGRO | Miami | 1 de Octubre de 2016 - 10:32 CEST.

La guerra cultural del castrismo redobla su acostumbrado curso, y sus
acostumbradas bajas. Despido de periodistas, detenciones contra abogados
independientes, y ofensiva mediática, y "miedática" contra fuentes
extranjeras de conocimiento como World Learning, Cubanet y la NED. La
estrategia sigue siendo la misma, aislar a las fuerzas opositoras, sea
cual sea su origen o motivo, en base al miedo por asociación. Nada nuevo
en el modus operandi.

Nada nuevo tampoco, ni casual, que sea la Comisión Nacional de Ética de
la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) la que haya determinado la
suspensión por cinco años del periodista holguinero José Ramírez
Pantoja, por publicar en su blog personal (Verdadecuba) las
declaraciones de Karina Marrón González, subdirectora del periódico
oficialista Granma, en el VI Pleno de la UPEC el 28 de junio, cuando
alertó sobre la posibilidad de brotes de manifestaciones en Cuba ante la
agudización de la crisis económica.

La reacción contra el periodista holguinero es producida por un tema
altamente sensible para el raulismo: la introducción en el imaginario
ciudadano de la posibilidad de efectuar protestas. Lo que se trata aquí
es de prevenir que esto pudiera saltar de la reunión de la UPEC al blog
personal, a un comentario radial que pudiese ser escuchado por cientos o
miles de personas. Los tabúes se discuten a puertas cerradas, en petit
comité.

Todo forma parte del mismo esquema, la circunscripción del carácter
social del cubano a los cánones que dicte el sistema, de acuerdo a su
conveniencia. Esto abarca todas las esferas de la vida social, económica
y política del país, siempre bajo el marco "dentro de la revolución
todo, contra la revolución, nada".

Dentro de este esquema, el régimen puede en un momento dado permitirse
el lujo de seudoaperturas. De hecho ya existen, como los cuentapropistas
oficialistas que dictan conferencias en el extranjero y regentan
restaurantes de lujo en Cuba; revistas como OnCuba, y hasta en el arte
con Leonardo Padura, todo dentro de los parámetros apropiados. Pero para
ello necesita eliminar las reales, ya sea por medio de la represión, la
competencia desleal en base a impuestos, y el salario del miedo a
quienes acepten "el nuevo orden". A cada cual lo suyo. La normalización
para el régimen es de "afuera-afuera", y no de "adentro-afuera" como
quieren vender los propagandistas del régimen.

Las normalizaciones con Cuba, ya vengan de EEUU como de la Unión Europea
(UE), o del mundo entero, no son como se pretende, vías para lograr el
cambio, puesto que están basadas en la "resignación" a la inmovilidad
del régimen, como bien afirma un editorial del diario madrileño El País.
La real politik no es ninguna estrategia, sino nada más que un
reconocimiento a la coraza del castrismo, y el régimen lo sabe. Por eso
no se preocupa de la normalización con los de afuera, y continúa su
ejercicio de la "anormalización" de los de adentro, negando a los
cubanos la oportunidad de acceder a una apertura real.

Mientras tanto, la guerra continúa tras bambalinas, y de vez en cuando,
como en la novela de Erich Maria Remarque, ¡qué pena!, se escapa una
bala, alguien muere, y se registra una baja. Lo importante es que la
opinión, tanto mundial como nacional, siga reportando: "All Quiet in the
Castro Front".

Source: 'All Quiet in the Castro Front' | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1475273426_25695.html

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