1 de octubre de 2015

Somos los cubanos más indisciplinados que otros pueblos?

¿Somos los cubanos más indisciplinados que otros pueblos?
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | 30/09/2015

"Aquí nadie cuida nada", bramaba la señora en la cola frente a la caja
contadora de una carnicería estatal. Se refería a quienes dejaban las
neveras abiertas o colocaban la cesta de compras sobre el cristal de las
tarimas. Sin embargo, no parecía reparar en la falta de aire
acondicionado del local, el hedor que salía de algunos congeladores
donde la mercancía se había echado a perder, ni en la única empleada que
se ocupaba de cobrar, mientras otras miraban con los brazos cruzados. La
culpa la teníamos los clientes, según la aguerrida mujer.

La indisciplina social se ha vuelto un tema recurrente de los reportajes
y las entrevistas en los medios nacionales. Al vandalismo se le achacan
desde los problemas con los ómnibus del transporte público, hasta el mal
estado de las áreas verdes. Apenas se percatan los periodistas oficiales
que mientras más levantan el dedo acusador contra el pillaje, más en
entredicho queda el sistema educativo y político que ha moldeado a esos
ciudadanos tan tendientes al saqueo y la destrucción.

El comportamiento social se moldea con el entorno. En un piso impoluto,
en una acera limpia y en una ciudad cuidada, muchos imitarán al medio y
evitarán ensuciarlo, destruirlo o depredarlo. El contexto influye
sobremanera en la actitud que se tenga en los espacios públicos y con
los bienes comunes. Pero cuando el entorno está sucio, agrede por su
descuido y resulta hostil, no provocará respeto ni cuidado en quienes lo
habitan.

Los cubanos no somos más indisciplinados que otros seres humanos y, sin
embargo, ahora mismo, un parque de aparatos destinados a niños debe ser
tan custodiado como un banco, para que no se roben las tablas de los
columpios, los hierros de los carruseles ni las sogas de las redes para
trepar. En las zonas poco iluminadas de la ciudad, la gente defeca u
orina, los microvertederos surgen en miles de esquinas y un chorro de
agua sucia puede caer desde cualquier balcón, directo hacia los peatones.

La situación se ha mantenido así por tanto tiempo, que muchos han
llegado a creer que en el ADN de nuestra identidad no cabe el cuidado
por lo que nos rodea. "Esta ciudad no puede tener un metro subterráneo,
porque imagínese como olerían esos túneles con la gente haciendo sus
necesidades allá abajo", aseguraba categóricamente un señor con pinta de
funcionario venido a menos, mientras aguardaba la guagua en una parada.

Por sus palabras, el hombre sugería que los cubanos no podremos
disfrutar de los privilegios de la modernidad y la comodidad, pues
estamos incapacitados para mantenerlos. Sin embargo, ese mismo
"exterminador irremediable" en el que nos hemos convertido, toma un
avión, se va a Nueva York o a Berlín y en dos semanas por esos lares ya
echa la basura en los cestos, no enciende un cigarro en un local público
y se limpia los zapatos de barro antes de entrar a una oficina.

El vandalismo es un mal que está presente en todas las sociedades. La
ley y el control lo regulan y mantienen a raya, pero ahí está. Forma
parte de nuestra naturaleza humana ese minuto de rabia que nos hace
tomar la cuchilla e inscribir nuestro nombre en la pared recién pintada
o desgarrar la tela de la butaca del cine. Las multas y otras
penalizaciones deben ocuparse de que ese rapaz que todos albergamos no
se desboque.

Sin embargo, el contexto tiene que provocar que la gente lo cuide. No
basta con hacer llamados a la disciplina y la educación formal, el
individuo debe sentir que vale la pena preservar lo que lo rodea. Una
calle llena de huecos, un ómnibus que pasa tarde y repleto y una acera
sumida en la oscuridad por la rotura hace años de su única lámpara, son
el componente ideal para la depredación y la rapiña.

Muchos, como la señora que se quejaba en la carnicería, ya no perciben
el escenario de constantes agresiones a los derechos del consumidor y
del ciudadano que presenta nuestra sociedad. De tan acostumbrados al
maltrato, las ineficiencias, roturas y altísimos precios, arrojan toda
la culpa sobre estos "cubanos indisciplinados" que no pueden "vivir en
ningún lugar, sin destruirlo".

Source: ¿Somos los cubanos más indisciplinados que otros pueblos? -
http://www.14ymedio.com/blogs/generacion_y/cubanos-indisciplinados-pueblos_7_1862283754.html

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