27 de septiembre de 2015

La explosión del momento

La explosión del momento
JOSÉ HUGO FERNÁNDEZ | La Habana | 27 Sep 2015 - 9:51 am.

La llamada Ley de Ajuste Cubano es la explosión del momento, lo mismo en
Miami que en la Isla.

No obstante la exagerada (y aburrida) cobertura mediática que le
acompañó, la visita del papa Francisco estuvo muy lejos de crear la
mitad de la expectativa que ha levantado entre la gente de Cuba, muy en
especial entre los jóvenes, la posibilidad de que sea eliminada, o
enmendada para mal, la Ley de Ajuste Cubano.

Ninguna de las otras muchas medidas que se derivan de las nuevas
relaciones entre el Gobierno de EEUU y el régimen de la Isla supera el
nivel de seguimiento que tal eventualidad está concitando entre la
población. Y no es curiosidad común y corriente, desde luego. Tensiones,
excitaciones, agitaciones, sofocaciones trenzan este comportamiento
hasta convertirlo en la más destacada novedad de nuestro día a día, con
todo y que la prensa acreditada no le dispense interés. Hablar de más
callando lo necesario, que diría mi abuela.

Para nadie es noticia que en lo que va de 2015 se han establecido nuevos
récords de refugiados cubanos llegados a EEUU por disímiles vías, sobre
todo mediante la frontera con México y el aeropuerto de Miami. Suman ya
unos 40.000, con notable incremento de puntos porcentuales en relación
con años anteriores. Pero menos conocido tal vez sea que por cada uno
que logró escapar, adelantándose a lo que venga con respecto a la Ley de
Ajuste, hay decenas, cientos de miles que ultiman planes para hacerlo, o
que temen no poder hacerlo a tiempo por falta de recursos, o que ruegan
a sus santos que el azar o la conveniencia de los poderosos demoren un
poco más la ineluctable derogación.

Se trata de una prueba aplastante del modo en que aquí son asumidas no
ya las reformas raulistas, que jamás convencieron a nuestra gente de a
pie (por más que hayan mareado a medio mundo), sino incluso el
restablecimiento de relaciones con EEUU, cuyas perspectivas
evidentemente tampoco les convencen, o al menos no mientras el
caciquismo castrista sea dómine en el negocio.

La llamada Ley de Ajuste Cubano es la explosión del momento, lo mismo en
Miami que en la Isla. Lo peor quizá es su potencia para generar estados
de opinión en los que, para infortunio de tantos y tantos compatriotas,
los enemigos y amigos de nuestra dictadura parecen coincidir
facilitándole argumentos a aquellos que la califican como perniciosa e
injusta y aun como asesina.

La verdad es que, al margen de lo que digan sus detractores (aun los
bien intencionados), el pueblo cubano ha contraído a través de esta ley
una gran deuda de gratitud con los estadounidenses, y también con los
políticos cubanoamericanos que la propiciaron y la han defendido, sean
cuales fueran sus motivaciones.

Es temprano para emitir sentencias, pero estoy seguro de que, llegado el
momento, la Ley de Ajuste Cubano quedará inscrita así, con mayúsculas,
en nuestra historia, gústele o no a quienes hoy la denuestan,
achacándole, entre otras inexactitudes, muertes y desapariciones por
naufragio cuya única causa es el fidelismo, mientras que la Ley no ha
sido sino un alivio para sus consecuencias. Las fugas de la Isla a
través de cualquier cosa que flote o vuele se iniciaron antes de su
establecimiento, y no van a cesar ni aún después de su revocación.

Escapar de Cuba hacia EEUU puede ser un imperativo económico para
cualquier pobre de América Latina. Para los pobres cubanos, además de
eso, es la única posibilidad de conocer el mundo real, con sus penas y
glorias, y de vivir del modo en que aconsejaba la gran filósofa del
bolero, Olga Guillot: administrando a cuenta y riesgo, sin tutorías
opresivas, la pobreza y los sueños propios.

Que la dictadura cubana no haya exigido la eliminación de esta ley con
el mismo énfasis con que exige que se elimine el embargo o que le sea
devuelta Guantánamo, no significa únicamente que esté pidiendo mucho
para tener que devolver poco. Por desgracia, la Ley de Ajuste les
conviene. Aunque se finjan quejosos, esta les ha propiciado alimentarse
parasitariamente de sus víctimas. Pero hay más. La ley es hoy tan
tremendamente popular en la Isla que nadie es capaz de prever lo que
pasaría si mañana en la mañana despertamos sin ella.

Tan popular es, y tales son los imponderables que podría contraer para
las dos orillas su derogación, que el Gobierno estadounidense ha tenido
a bien puntualizar más de dos veces que no contempla derogarla, a corto
plazo por lo menos. Claro que nuestra gente de pie no se lo cree en
mucho ni en poco. No porque conozca al detalle los múltiples rejuegos
políticos que ahora mismo gravitan sobre el particular, sino por aquello
del muy depurado olfato y de otros mecanismos de defensa que suelen
desarrollar ciertos seres en peligro de extinción.

Source: La explosión del momento | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1443127156_17125.html

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