1 de agosto de 2015

Wi-Fi en La Habana, incompetencia y resignación

Wi-Fi en La Habana, incompetencia y resignación
Internet llegó a Cuba a precios que rayan en el absurdo. El monopolio
estatal ETECSA es un dinosaurio que intenta cruzar un puente colgante
bailando "swing".
Iván García Quintero
julio 31, 2015

Navegar por internet con 33 grados bajo el sol pudiera clasificarse como
un deporte extremo. Si usted recorre la céntrica calle 23, en La Rampa
habanera, observará a un centenar de jóvenes y adultos apiñados en un
portal, escaleras o sentados en un muro, revisando su cuenta de Facebook
o leyendo una nota en un diario de la Florida.

Internet llegó a Cuba a precios que rayan en el absurdo. El monopolio
estatal ETECSA es un dinosaurio que intenta cruzar un puente colgante
bailando swing.

Hablar de la incapacidad, burocratismo y mal servicio de la empresa es
una redundancia. A las personas que sean iracundas, hipertensas o
violentas, les aconsejo no hacer trámites en sus oficinas comerciales.

Luego de dos horas de cola, trato grosero de sus empleados y pagar a
precio de oro una cuenta de internet, se puede entender la metamorfosis
de un asesino en serie. Un día cualquiera, una persona desequilibrada,
alterado por la lentitud, con una mocha de cortar caña puede cargarse a
los fastidiosos ejecutivos, funcionarios y zánganos de una empresa que
ha logrado hacer de la ineptitud un estilo de vida.

Al menos eso me pareció cuando en un mediodía de calor insoportable, un
usuario fuera de sí no pudo controlar su ira y, dando zancadas con los
cables sueltos, en plena crisis, como William Munny cuando bebía un
trago antes de bajar al pueblo, comenzó a decirle groserías a una
empleada que, nerviosa, corrió a llamar un custodio de seguridad. El
tipo llevaba razón. En su cuenta de internet tenía 70 cuc pero, al
intentar navegar con su tableta por la red inalámbrica de la avenida 23,
un cartel le avisaba que no tenía dinero para acceder al servicio.

"Es tremendo el relajo y mal trabajo de ETECSA. Tengo que venir todos
los meses y hacer cola de una hora para limpiar la bandeja de entrada de
mi correo Nauta en el teléfono móvil. No sé por qué la empresa no busca
una solución técnica a ese problema", señaló Rosario, quien se
solidarizó con el iracundo hombre que soltaba humo por los oídos.

Un tipo de nombre tan raro como Maimir Mesa, ministro de Comunicaciones,
airea orgulloso la intención del Gobierno de informatizar la sociedad
cubana. Y, sin sonrojarse, hace casi una elegía con la rebaja de precios
en el acceso a internet. Si antes para navegar un cubano debía gastar
112 cuc al mes, ahora el bondadoso Estado lo abarató a 50 cuc.

Sucede que ningún trabajador en Cuba gana 2 cuc diarios. El salario
promedio es de 23 pesos convertibles al mes. Para navegar una hora
diaria se necesitarían 60 cuc. Pero la docilidad del cubano es de monumento.

Y aquí estamos, tirados en una acera de la avenida 23, navegando por
internet bajo un sol de justicia, subiendo fotos a Facebook y 'dorándole
la píldora' a un pariente en Miami o un amigo extranjero, para pedirle
dinero, una tableta Apple o un calzado deportivo Nike.

Heberto, emprendedor privado, cuenta que había pactado un acuerdo con un
amigo residente en La Rampa para montar un cibercafé. "La idea era
vender comida y refrigerios. Íbamos a comprar media docena de
computadoras. Pero necesitábamos que ETECSA nos habilitara internet y
Wi-Fi. Cuando se lo planteamos a un ejecutivo, nos dijo que la empresa
no estaba autorizada a vender ese servicio a particulares. En la vida
real, los trabajadores privados solo somos una tarjeta de presentación
del Gobierno para vender al exterior la imagen de apertura", acotó.

En las redes inalámbricas habilitadas en La Habana, las cafeterías
estatales que venden en moneda dura no ofrecen ese servicio. Incluso, un
café en la planta baja del Centro de Negocios de Miramar, el gerente
pidió a ETECSA cerrar el Wi-Fi, pues "los usuarios se sentaban a navegar
y solo uno consumía un refresco", dice una camarera.

La paciencia y resignación del cubano parece no tener límites. Ni
siquiera pagando a precios de infarto reclamamos nuestros derechos. No
me asombra si en 2059, un millón de habaneros festejan en la Plaza de la
Revolución el advenimiento del centenario de Fidel Castro al poder. Yo
espero estar muerto para esa fecha.

[Publicado el 30 de julio de 2015 en el portal Desde La Habana].

Source: Wi-Fi en La Habana, incompetencia y resignación -
http://www.martinoticias.com/content/wifi-habana-resignacion-imcompetencia/101167.html

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