¿El día más alegre?
ROGELIO FABIO HURTADO | La Habana | 31 Jul 2015 - 1:26 pm
Ya ni conmemoraciones del 26 de Julio son lo que eran.
Uno de los varios conjuntos surgidos al compás del oportunismo político
musical denominado Nueva Trova, afirma esto machaconamente respecto al
26 de julio (el día más alegre), para satisfacer al autor material de
aquel desastre militar, paradójicamente devenido en gran éxito político.
La reciente celebración de la fecha, convocada nada menos que para las 5
y 15 de la mañana en el propio escenario de los hechos, indica la escasa
importancia política que actualmente le atribuyen al acto los
"iluminados"que nos gobiernan a perpetuidad. Sencillamente, les da lo
mismo que los escuchemos o no. Su poder real se ejerce lejos de las
cámaras y los micrófonos públicos.
No siempre fue así. Recuerdo el primero, marcado por la astuta renuncia
del jefe de la revolución, que, en realidad, era un golpe de Estado sui
géneris contra el Presidente Manuel Urrutia, y por la insólita presencia
en La Habana de cientos de guajiros quienes, literalmente, invadieron la
capital.
Otra celebración inolvidable fue la del 70, en pleno fracaso de la Zafra
de los Diez Millones, cuando Castro anunció desde la Tribuna la debacle
económica y otra vez amagó retóricamente con presentar "la renuncia". En
el libro del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, En Cuba, se incluye un
capítulo acerca de aquel discurso, pues Cardenal —presente en la Isla
como miembro del Jurado de Poesía del Concurso anual de la Casa de las
Américas— estaba allí, sentado en las gradas de la tribuna.
Luego las celebraciones fueron tornándose más monótonas, pero siempre
servían de marco para que el líder en Jefe realizase un resumen de sus
logros a lo largo del año y de sus esperanzas para el venidero. Muy
raras veces incursionaba en la crítica, siempre por supuesto de errores
ajenos, pero siempre cargados de una intensidad emocional muy personal.
A diferencia de su hermano, Fidel Castro ejercía simultáneamente las
funciones de orador y de Jefe de Estado, lo que convertía sus discursos
en espectáculos a menudo sorprendentes, incluso para sus propios
lugartenientes. En más de una ocasión, sobre todo en los primeros años,
antes de que terminase de hablar ya se habían desencadenado operativos
policiales en la capital contra sus víctimas de turno, "lumpens",
"proxenetas", "homosexuales", etc. En más de una ocasión, cayeron en
estos fulminantes redados "antisociales"tan peligrosos como el
dramaturgo Virgilio Piñera o el joven artista plástico Juan Gualberto
Ibáñez Gómez, nieto del insigne Patriota Juan Gualberto Gómez.
Claro que ahora todo es más previsible y tranquilo. Además de efectuar
la ceremonia solo para sus insomnes invitados, se designa como orador al
Dr. José Ramón Machado Ventura, inefable funcionario de entera
confianza, quien se desempeñó en tono menor, como le fue indicado, y
solo cometió el lapsus de atribuirle a nuestro apóstol José Martí como
único mérito, el de ser "autor intelectual del Asalto al Cuartel Moncada".
La conmemoración concebida para desarrollarse en Hialeah, tendrá que
esperar por lo menos un año más.
Source: ¿El día más alegre? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1438342006_16045.html
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