24 de marzo de 2014

Desamparados

Desamparados
Bernardo Sevilla Pool y su pequeña hija, forman parte de los tantos
cubanos que sufren hoy la falta de misericordia, de un estado que poco
le importa la vida de su gente.
León Padron Azcuy
marzo 23, 2014

Bernardo Sevilla Pool y su pequeña hija, forman parte de los tantos
cubanos que sufren hoy la falta de misericordia, de un estado que poco
le importa la vida de su gente.

Bernardo perdió su ojo izquierdo hace algunos años, a causa de un
accidente con productos químicos, cuando cumplía el Servicio Militar en
el aeropuerto de Baracoa, provincia Mayabeque. Y lejos de recibir alguna
compensación, se vio sometido a las duras pruebas que impone ser un
padre en estos tiempos.

Primeramente le quitaron la patria potestad de su hija, Samira Sevilla
que tenía seis años, al considerar las autoridades que carecía de las
condiciones idóneas para cuidarla. Para aquel entonces, la pequeña no
solo sufrió los maltratos de una mala madre, también fue víctima de un
traumático peregrinaje por el Círculo Interno para Huérfanos, ubicado en
calle 15 y F, del Vedado y posteriormente la escuela de amparo filiar,
Camboya, en 1ra y 4.

El indiscutible amor de este padre por su hija se puso a prueba, al
sostener un largo proceso de reclamaciones en los tribunales, para
recuperar la patria potestad y hacerse cargo de la educación de su hija.
Comenzó en el 2006 hasta obtener la custodia total en el 2011.

No imaginaba Bernardo que la batalla solo empezaba. Su ex esposa lo
expulsó junto a su hija de la morada ubicada en la calle 18 no 1, apto
6, entre Línea y Calzada, situación que lo obligó a dirigirse a todos
los niveles de la Dirección de la Vivienda y la Fiscalía, sin que hasta
ahora le hayan resuelto una vivienda digna, donde guarecerse con su niña.

Durante poco más de dos años este padre, cuyas limitaciones por un
accidente fueron precisamente cumpliendo los deberes de la patria,
estuvo pernoctando con su hija donde lo cogiera la noche. Ni tan
siquiera una chequera para alimentar a Samira le dio la Seguridad Social
de este país, a pesar de que en más de una ocasión la solicitó.

"Mi caso lo he llevado hasta el Consejo de Estado. Allí me dicen que mi
problema no está en sus manos, ellos sólo explican la problemática a los
organismos correspondientes que son los encargados de resolverlos" dijo.

A costa de una estoica perseverancia por la supervivencia de ambos,
después que deja la niña en la escuela, recorre kilómetros por la
ciudad, recogiendo latas y botellas vacías, que luego vende a una
empresa estatal recogedora de Materia Prima, a 8 pesos cubanos el kilogramo.

Hace unos meses las autoridades de Vivienda en el Vedado, lo autorizaron
para vivir en un pequeño cuarto, ubicado en calle H, No 107 entre 5ta y
Calzada, sin luz, ni agua, ni gas. Solo cuenta con una camita que pudo
conseguir tras grandes esfuerzos, donde acuesta a su hija Samira y él
duerme en el piso.

Mientras las necesidades sociales se multiplican en la capital y en
muchos lugares del país, la hipocresía del gobierno cubano, a través de
su aparato de propaganda comunista, se vanagloria de que "hoy millones
de niños en el mundo piden limosna en las calles, pero ninguno de ellos
son cubanos".

Artículo originalmente publicado en el blog LeonlibredeCuba, el 18 de
marzo de 2014.

Source: Desamparados -
http://www.martinoticias.com/content/leon-pedro-azcuy-desamparados/33282.html

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