Conducta con "C" de Cuba
Posted on 21 febrero, 2014
Por Yoani Sánchez*
Miguel ha ganado mucho dinero esta semana. Logró vender casi un centenar
de copias piratas de la película cubana Conducta. Aunque el filme se
exhibe en varios cines del país, muchos prefieren verlo en casa entre
amigos y familiares. La historia de un niño apodado Chala y de su
maestra Carmela, causa furor y largas colas a las afueras de la salas de
estreno. Desde hace décadas ninguna producción nacional lograba tanta
popularidad ni provocaba tantas opiniones.
¿Por qué la última creación del director Ernesto Daranas, se está
convirtiendo en todo un fenómeno social? La respuesta trasciende las
cuestiones artísticas para adentrarse en la fuerza de su drama. Si bien
es cierto que cuenta con una excelente fotografía y un magnífico trabajo
actoral, es el realismo del guión el más acabado logro de esta cinta. La
película genera una empatía inmediata con el público, al reflejar sus
vidas como si de un espejo se tratara.
En las salas oscuras y frente a la pantalla, los espectadores aplauden,
gritan y lloran. Los momentos de mayor emoción en el lunetario coinciden
con los parlamentos políticamente más críticos. "No más años que quienes
nos gobiernan" responde la maestra Carmela cuando quieren retirarla
porque lleva "demasiado tiempo" en el magisterio y una ovación de apoyo
recorre la sala del cine en ese instante. La penumbra exacerba el
atrevimiento y la complicidad.
Un fenómeno social
El "fenómeno Conducta" se explica por su capacidad de reflejar la
existencia de muchos cubanos. Pero va más allá de un simple retrato
realista, para convertirse en una radiografía que llega hasta los huesos
del asunto. Una Cuba donde apenas quedan asideros morales para un niño y
que se ubica a años luz de ese entorno ideal para la infancia que narran
los medios oficiales. Con apenas doce años el Chala mantiene a su madre
alcohólica con lo que gana en ilegales peleas de perros, habita una
ciudad cruda, injusta, empobrecida hasta las lágrimas.
No es la primera vez que el cine cubano muestra el lado duro de la
realidad. El filme Fresa y Chocolate (1993) sentó pautas en cuanto a
crítica social, especialmente la discriminación a homosexuales y la
censura artística. El costo de su atrevimiento fue alto, pues tardó
veinte años en ser transmitida por la televisión nacional. Alicia en el
pueblo de Maravillas (1991) corrió peor suerte, la policía política
rellenó las salas donde se proyectaba, con militantes del partido que
gritaban insultos a la pantalla. Conducta ha llegado en una coyuntura
diferente.
La extensión de las nuevas tecnologías, ha permitido a muchos
realizadores de audiovisuales llevar a vías de hecho sus proyectos.
Guiones críticos, mordaces y contestatarios han visto la luz en el
último lustro gracias a que no han necesitado de la aprobación y los
recursos del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos
(ICAIC). Esa proliferación de cortos, documentales y filmes
independientes, ha sido una coyuntura muy favorable para la cinta de
Ernesto Daranas. Los censores saben que no vale la pena vetar un
película así en los circuitos estatales. Las redes ilegales la habrían
hecho correr como pólvora.
Un espectador de la Mesa Redonda
Una breve conversación a las afuera del cine Yara evidenciaba la
polémica que desata la historia. "Hay mucha gente que vive mejor que
Chala, eso es verdad, pero hay otros que viven mucho peor", aseguraba un
señor de unos sesenta años. Le respondía a una joven que cuestionaba si
el director "exageró en la sordidez de las situaciones narradas". Otra
chica también se sumó al debate para aclarar: "Tú dices eso porque tú
vives en Miramar, donde esas cosas no pasan".
En la noche del martes, el periodista oficial Randy Alonso también hacia
la cola del cine para ver la película en la última tanda de ese día.
Detrás de él se escuchaban risitas y frases de "¿Y éste qué hace aquí?",
dado que su rostro se asocia con un periodismo acrítico y adulador del
poder. Ya dentro de la sala de cine, quienes se sentaron cerca de su
butaca no lo vieron sumarse al coro de los gritos de apoyo. Con cada
minuto que pasaba parecía hundirse en el asiento, no quererse notar. Lo
que estaba viendo en pantalla era justo lo contrario que explica en su
aburrido programa de la Mesa Redonda.
Así es Conducta, capaz de reunir en una misma sala a los fabricadores
del mito y a los agobiados por el mito. Después se apagará el proyector,
las puertas se abrirán y los espectadores saldrán a una realidad similar
a la del guión pero donde ya no podrán expresarse bajo la protección de
la penumbra. Chala los aguarda en cualquier esquina.
Source: Conducta con "C" de Cuba | Café Fuerte -
http://cafefuerte.com/cuba/12027-conducta-con-c-de-cuba/
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