4 de noviembre de 2013

Guillermo Cabrera Infante lega un mapa póstumo de Cuba bajo Fidel

Guillermo Cabrera Infante lega un mapa póstumo de Cuba bajo Fidel
TULIO H. DEMICHELI / MADRID
Día 04/11/2013 - 11.36h

El miércoles se publica su libro inédito «Mapa dibujado por un espía»,
reflexión sobre la revolución a mediados de los 60
NÉSTOR ALMENDROS

Aunque debió redactarlo poco tiempo después de abandonar Cuba para
siempre con sus dos hijas, Guillermo Cabrera Infante apenas volvió sobre
este «Mapa dibujado por un espía» que ahora publica Galaxia Gutenberg /
Círculo de Lectores, y que permaneció escondido y virgen, sin haber sido
elaborado literariamente. Y aun así: desnudo o inacabado, a veces
escatológico, procaz y sensual, crónica casi sin música, es un libro de
Cabrera Infante por todos sus costados y costuras.

Transcurre en La Habana. Los cuatro meses más tristes de 1965. Agregado
cultural de la embajada de Bélgica, el escritor viaja a la isla porque
su madre ha muerto repentinamente. Allí también vuela su hermano, el
pintor y cineasta Sabá Cabrera, destinado en Madrid después de que su
documental PM fuera prohibido por el mismísimo Fidel Castro. Hecho
detonante, además, del cierre del suplemento cultural Lunes del diario
Revolución –años después el Granma– y del que su hermano Guillermo era
subdirector, causa de sus destinos diplomáticos, casi destierros
simulados, del ostracismo interno de Carlos Franqui y del exilio de
Néstor Almendros. Ahora el editor Antoni Munné pone en manos de los
lectores este volumen póstumo que pudo ser una novela y que hoy es
testimonio de una desolación de la quimera vivida en primera persona.

–¿Por qué ha tardado tanto en aparecer?

–Cuando Cabrera falleció en febrero de 2005, la editorial me encargó la
edición de sus obras póstumas y de las Completas. En su casa, Miriam
Gómez y yo fuimos desempolvando miles de papeles y había cuatro novelas,
dos de las cuales ya se han publicado: La ninfa inconstante (2008) y
Cuerpos divinos (2010). Un cuarto texto aparecerá más adelante y es la
novelización de la películaLa ciudad perdida (2005), cuyo guión redactó
Cabrera y que dirigió y protagonizó Andy García.

–¿Y éste?

–Era el único texto que ella jamás había leído, aunque sabía de él, pero
temía que su lectura pudiera perturbarla, por lo que no me dejó leerlo
sino hasta haber trabajado la edición de aquellas dos novelas y del
primer volumen de las Completas. A mí me impresionó y le dije: «Miriam,
es de justicia que la gente lo conozca». Y ella aceptó. La edición era
compleja. Cabrera había hablado en varias entrevistas sobre él y
variaban en el título, éste que finalmente lo ilustra: Mapa dibujado…, y
otro muy sugerente: Ítaca vuelta a visitar. Hubo que revisar otros
cientos de papeles, notas y artículos afines, pero ninguno estructurado
como éste, que estaba –tal cual ahora aparece– de principio a fin,
completo y en un sobre, incluso con un prólogo que a mí me parece un
poco extraño.

El poder de los Castro
Año 1965. Aunque no lo cita, hace poco tiempo Jruschov ha sido
defenestrado del poder soviético y sus sucesores han segado ya los
tímidos brotes verdes de aquel deshielo político y cultural. En Cuba, ya
nadie puede hacer sombra a los hermanos Castro: ni Huber Matos, primer
acto de fe; ni Camilo Cienfuegos, desaparecido en vuelo; ni el romántico
y extremoso Che Guevara, trágico excursionista revolucionario por África
y Suramérica, cuyos amigos y partidarios han sido relegados. El
presidente Osvaldo Dorticós baila su música. Una casta burocrática
ligada al Ejército y al Partido no sólo está arrinconando a la vieja
guardia idealista, sino que vence todos los equilibrios internos hacia
el ministerio del Interior, el ojo y el brazo ejecutor del Gran Hermano.
Ya en 1961, Fidel había proclamado «Dentro de la Revolución, todo; fuera
de la Revolución, nada».

A Cabrera Infante casi lo bajan del avión que lo devolvía a Bruselas,
donde lo aguardaba su esposa; y su hermano Sabá tampoco puede regresar a
España, tras despedir los dos a su madre muerta. Y no saben por qué.
Jamás han hecho o dicho nada contra la Revolución, sino todo lo
contrario: asumieron las pérdidas, trabajaron duro, creyeron, nunca han
fallado ni en la desilusión. Nadie les dice nada si lo sabe, cuidado a
quién se pregunta, cuidado con quién se sinceran, en quién buscan apoyo
o caricias.

Malos tiempos
En Cuba todos los signos auguran malos tiempos. Hay mercado negro,
escasez de alimentos, cartilla de racionamiento, no se construye, la
ciudad se deteriora, las granjas son improductivas, hay juicios
asamblearios, arengas y turistas del comunismo, continuo asalto a la
libertad de expresión. Y prostitución como no la hubo ni en tiempos de
Batista: por unas medias de nailon, por una cama donde dormir, algo que
comer, incluso putas casi niñas que eran agentes de la inteligencia.

–También hay una obsesiva caza de brujas homosexuales, la homofobia como
seña de la mentalidad criolla y militar.

–Los casos de Virgilio Piñeira, Antón Arrufat y otros homosexuales es
muy evidente. Estaba ese recién creado Departamento de Lacras Sociales
cuyos agentes los «identificaban» pidiendo la hora en la calle. Si
extendían la muñeca firmemente, no lo eran; y si lo hacían
lánguidamente, seguro que sí. Había miedo, mucho miedo. Otros agentes de
inteligencia «identificaban» a los culpables contrarrevolucionarios
analizando sus manos cuando los interrogaban o solo hablaban con ellos
sibilinamente… Es como un esperpento kafkiano. Lo fantástico de este
libro es que transmite el pulso de los grandes anatemas de aquel
momento: los homosexuales…

–La música moderna…

–Una tierra tan musical llevaba años sin inventar un son desde la
Revolución, cuando antes siempre ponía de moda alguno en todo el mundo.
Y además, se impedía que los jóvenes escucharan rock o pop. El teatro,
el cine, la poesía, la pintura o la literatura ambiguos que pretendían
ser revolucionarios y no «de la Revolución». Y los horrores de la
delación. Incluso en los escarceos amorosos que Cabrera mantiene,
siempre tiene la sospecha de que sus amantes puedan ser confidentes de
la Seguridad del Estado. En fin, la médula del libro es la enorme
decepción que el gran escritor siente cuando ve con lucidez qué es lo
que está pasando en Cuba. A mí parece que está a la altura de los
testimonios que escribieron André Gide (Regreso de la URSS, 1936) o
Arthur Köestler, entre otros grandes desencantados del estalinismo.

–Por esta páginas deambulan personajes como Alejo Carpentier, Nicolás
Guillén, Walterio Carbonell, Edmundo Desnoes, César Leante, Pablo
Armando Fernández, Roberto Fernández Retamar, Tomás Gutiérrez Alea
«Titón», algunos de los cuales luego le traicionaron, y a los que trata
con benevolencia y hasta sentido del humor.

–Miriam Gómez no sabe la fecha en que Cabrera lo redactó. Por eso creo
que fue escrito hasta, aproximadamente, 1968, cuando Heberto Padilla
empezó a tener problemas con la Revolución, antes de su «retractación»
en 1971, lo que ha venido llamándose el «Caso Padilla». Personajes como
Pablo Armando, Lisandro Otero, Retamar y otros que terminarían
convirtiéndose en enemigos acérrimos, aquí los trata bien, por lo que
deduzco que se fraguó antes de que se distanciaran. Y no lo volvió a
tocar, a la espera de darle forma literaria, de ahí su carácter
descarnado, con choteo pero sin juegos de palabras, citas cultas o
populares, juicios, y casi sin música, marcas creativas de su autor.

Vuelta de Octavio Paz: «Entre la historia y la nada. Notas sobre una
ideología del suicidio». Así, algunos de los personajes que ya aparecen
en Mapa dibujado…, como la inefable Haydeé Santamaría, lo cometerían.
Así también el presidente Dorticós… después de haber leído aquel ensayo,
según dicen.–Este libro también anuncia otro tabú de la revolución
cubana: el suicidio. En 1983 causó escándalo un ensayo suyo publicado en
la revista

–La sombra del suicidio como única salida decente en Cuba ya planeaba
aquí, como Miriam Gómez me iba señalando a medida que avanzábamos, y
como se ve oblicuamente en la lista de personajes que lo cierra. Eso le
da una dimensión humana trágica. Cuando me dio el original, lo leí en
una noche y salí tocado: es triste, muy triste… Y no sólo por eso, sino
por el enorme tráfico de personajes, unos que se rindieron ante lo que
les caía encima, otros que fueron arrasados; y la enorme quiebra de
amistades. Todas aquellas traiciones quizá tuvieron mucho que ver con el
colapso mental que Cabrera Infante sufrió en 1972.

–Para él, ya «era evidente que entre las cosas que destruyó la
Revolución en Cuba, una de ellas fueron los lazos familiares». ¿Cómo es
posible que aún pueda alguien sentir simpatía por la dictadura más
longeva de Iberoamérica?

–Yo tampoco entiendo cómo todavía hay gente que pueda seguir
justificando, por muchos años que pasen y puedan pasar, todo lo que ha
estado y sigue pasando en Cuba.

Source: "Guillermo Cabrera Infante lega un mapa póstumo de Cuba bajo
Fidel - ABC.es" -
http://www.abc.es/cultura/libros/20131104/abci-cabrera-infante-indedito-201311041106.html

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