16 de agosto de 2013

El gusto enorme de joder al prójimo

El gusto enorme de joder al prójimo
Viernes, Agosto 16, 2013 | Por José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org – Hace pocos días, el
insufrible programa de televisión Mesa Redonda fue vehículo para que
volvieran a incurrir en la vieja artimaña de virar la tortilla. Y nada
menos que en cuanto al delicado asunto de Internet, incluyendo para el
caso una graciosa "novedad": la participación popular, a través de
preguntas y opiniones.

Justo en esta "apertura" para que el pueblo participara en el análisis
del tema, radicó la treta manipuladora, ridícula, pero no mal recibida,
dicho sea con justicia.

Aunque la inmensa mayoría de los cubanos adultos jamás ha puesto sus
ojos en una página de Internet; aunque no saben a derechas cómo
funciona, y ni siquiera lo contemplan como un medio necesario para
mejorar sus vidas, parece que no fueron pocos los que llamaron a la Mesa
Redonda para desgranar sus inquietudes al respecto. Luego, al día
siguiente, los titulares de prensa no tenían desperdicio: "Destacan uso
social de Internet en Cuba", "Internet entre todos", "Optimizar el
acceso cubano a Internet", "La potenciación del uso social de Internet
en Cuba es una muestra de voluntad política"… Calzados, además, por
algún leader mañoso, del tipo: "Cuba hace malabares para compartir entre
la mayor cantidad de personas el poco acceso que tiene a Internet".

Resultaría aburrido repetir los datos que tan oportunamente han citado
ya blogueros y periodistas independientes, así como representantes de la
oposición interna, para ilustrar el crimen de leso derecho natural que
perpetra el régimen al ejercer la más absoluta censura política sobre el
acceso a Internet. Incluso, estaría de más a estas alturas insistir en
el desbordado cinismo de eso a lo que llaman "el uso social de Internet
en Cuba", un proyecto que oficializa su grosero control totalitarista,
mientras la progresía mundial aplaude.

Pero es que ahora ocurre, además, que no sólo el criminal se promociona
públicamente como un benefactor de sus damnificados, sino que incluso se
vale de ellos para dar visto bueno al crimen. Pues, si bien algunos
presuntos representantes del público formularon al inicio preguntas
incómodas, pongamos, ¿por qué no mejoró el acceso público a Internet, o
al menos la habitual lentitud, después de instalado el nuevo cable de
fibra óptica?, éstas sólo sirvieron como pala para que los funcionarios
del régimen dieran el tiro de gracia a toda esperanza, al declarar que
no habrá mejoras técnicas mientras existan en el país los actuales
problemas financieros, lo que equivale a decir: nunca.

Se supone que después de tal afirmación, ya no habría nada más que
hablar sobre el asunto, así que en vez de dedicarle dos soporíferas
horas de programación, todo se hubiera podido resumir en una nota
informativa de tres líneas.

Pero no, aquel chorro de agua fría no era sino la condicionante para
entrar en materia, virando la tortilla hacia el revolucionario aporte
que está haciendo el régimen mediante la potenciación del uso social de
Internet. Y entonces he aquí que el respetable público no sólo cayó
gustoso en la trampa, olvidando ipso facto el sueño de acceder a
Internet libre e individualmente, sino que le hizo coro a los
manipuladores, proponiendo y opinando sobre ese engendro dictatorial al
que llaman Intranet, y, lo que es peor, denunciando a quienes pretenden
burlar la férrea censura política y utilizan para ello los medios del
Estado.

Desde los administradores de redes que, según algunos televidentes,
alquilan por la izquierda las conexiones de ministerios y otras
instancias estatales, hasta los ágiles de mente que están construyendo
sus propias redes en los edificios, a partir de una sola conexión legal.
Desde quienes pierden su tiempo en los videojuegos, malversando –dicen-
los medios que el filantrópico régimen pone a su disposición
gratuitamente, hasta los que se dedican al robo furtivo de accesos.
Todos fueron denunciados por vox pópuli, para plena satisfacción de los
manipuladores. O no todos, sino casi, puesto que nadie dijo ni media
palabra sobre los mandamases, su parentela y sus protegidos, que hacen
uso insolente de los más sofisticados adelantos y ventajas de Internet,
a nivel mundial.

Los caciques de Cuba continúan haciendo valer, aún con una cierta
eficacia, algo que siempre destacó entre sus principales tácticas para
el dominio público: descargar las culpas propias en un chivo expiatorio.
Y por insólito que parezca, siguen contando con la ayuda del pueblo,
persuadidos tal vez de que a quienes nacieron y crecieron dentro de la
revolución, sólo hay una cosa que les gusta más que ser beneficiados, y
es que se les dé la oportunidad de perjudicar al prójimo, especialmente
cuando éste no es un poderoso sino otro apaleado como ellos.

Todavía hoy, esclerosis mediante, sorprende la desfachatez con que se
lanzan a la manipulación no ya de la prensa extranjera (que suele entrar
con gusto en su juego), no ya de sus cómplices internacionales (que
forman parte consustancial del manipuleo), sino de la pobre gente que en
Cuba deviene víctima por partida doble: al sufrir sus desmadres y al
comprobar que éstos no tienen remedio, pues los causantes ni siquiera
están dispuestos a reconocerlos como suyos.

Cierto consumado pensador explicó alguna vez que la mentira política
consiste en el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables con
un buen fin. Lo que nadie podría explicar es mediante qué diabólico
procedimiento el pueblo puede llegar a asumir las falsedades de los
políticos sin que necesariamente les reporten un buen fin, sino apenas
con la expectativa de un mal fin para sus semejantes.

Source: "El gusto enorme de joder al prójimo | Cubanet" -
http://www.cubanet.org/articulos/el-gusto-enorme-de-joder-al-projimo/

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