Infantes en peligro
Jueves, 06 de Junio de 2013 03:54
Escrito por Magela Lisama Rojas Delgado
Cuba actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) Eran las seis de la
tarde cuando me dirigí al hospital conocido como Maternidad de Línea,
ubicado en el Vedado, La Habana.
Pretendía visitar a mi amiga, Sarai, quien iba a traer al mundo a una
criatura, que sin haber nacido, ya era querida por toda la familia.
Al llegar, me enteré que había dado a luz. Cuando entré a la sala, me
conmoví al ver a un hermoso bebé, quien rodeado de familiares, dormía
tranquilamente, como si supiera que estaba bien custodiado.
Durante media hora lo observé. Estuve parada frente a él, hasta que
percibí que ese sitio no era seguro. El techo del salón estaba en mal
estado, casi a punto de desplomarse. Los colchones de las camas, en las
que permanecían acostados siete niños, incluido el recién nacido hijo de
Sarai, estaban llenos de pequeñas cucarachas.
Llamó mucho mi atención el hecho de que el almuerzo a los pacientes se
lo suministraban a las dos de tarde, frío y mal elaborado. Eso lo supe
por los testimonios ofrecidos por algunas madres recién paridas. Además,
las internadas se quejaban de que la atención médica era deficiente. Ver
a un doctor, durante el día o la noche, era una tarea difícil. Muchos
medicamentos, el personal de enfermería lo entregaba a destiempo.
Ante la gran inquietud que sentí, recorrí varias salas, con el objetivo
de tratar de trasladar al niño y a la madre, para otro lugar. Estas se
encontraban en iguales condiciones.
En el techo de uno de los pasillos del tercer piso de la instalación
pude ver un adorno de cristal a punto de caerse; el peligro era real.
Seguí el recorrido y mi indignación aumentaba aún más. Una vez que
llegué al comedor vi un tanque de basura desbordado. Las moscas y el mal
olor me causaron repugnancia. Tuve que marcharme de allí.
Llegada la hora de concluir la visita me despedí de Sarai y su
acompañante. Sentí un poco de tristeza por el escenario en el que las
dejaba, a ellas y al niño. No quería irme y abandonarlas en tan
difíciles condiciones.
A pesar de todo, salí del hospital, tomé un ómnibus y regresé a casa. Me
sentí bastante cansada.
Dos años después de aquella mañana difícil, supe que el deteriorado
hospital materno había dejado de prestar servicio en varias salas, pero
en otras se trabaja aún. ¡Al fin las autoridades gubernamentales
comprendieron que la instalación necesitaba ser reparada, desde hacía
muchos años!
Para Cuba actualidad: zinahyashanti@gmail.com
reprtasincensura.blogspot.com
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