El porvenir cubano
Jueves, 06 de Junio de 2013 04:13
Escrito por Rogelio Fabio Hurtado
Cuba actualidad, Marianao, La Habana, (PD) El título, como nombre de
tienda de principios del siglo XX, estaba entonces lleno de aquel
ingenuo optimismo con que los nacionales inauguramos la República,
reflejado asimismo en un excelente poema de Eliseo Diego.
Reiterarlo, cien años después, sin optimismo alguno, parecería sarcasmo,
si no fuese tristeza.
Lirismos aparte, lo cierto es que el porvenir, como el horizonte, es una
dimensión innegable de la realidad humana.
Suele darse por supuesto que el futuro tiene que ser mejor, pero la
realidad gusta de romper todos esos esquemas. Concretemos nuestro caso.
Han transcurrido ya 20 años desde el desplome del llamado campo
socialista y de la supuesta hermana URSS, que provocó de inmediato el
inicio del supuesto Periodo Especial. Desde entonces, hemos vivido
sujetos a un contrapunto entre la miseria y la esperanza.
El gobierno intentó, primero, resistir infinitamente, con la "Opción
Cero", que nos hubiese puesto a comer de una olla común y a vivir sin
electricidad, socialistas hasta la muerte.
Tras los primeros semestres, se percataron de que aquello acabaría
rematadamente mal y entonces restauraron los mercados libres campesinos
y abrieron un mínimo de facilidades para el trabajo por cuenta propia,
todo esto con suma mezquindad y a la espera de que, de un momento a
otro, las cosas cambiarían para mejor y todas aquellas concesiones al
capitalismo pasarían al olvido. El Máximo Líder nunca ocultó su rechazo
a la llamada Perestroika soviética, entendida por él como la vil
traición de Mijail Gorbachov.
Durante aquellos años, floreció nuestra disidencia, siempre a mínima
escala, con más caciques que indios y agendas muy similares, basadas en
la defensa de los derechos humanos universales. Todos contábamos con la
posibilidad de que el Partido-Estado llegaría a entender nuestras
demandas de diálogo. Es bueno aclarar que los oficiales del DSE siempre
comenzaban sus conversaciones advirtiéndonos de que sus amados jefes no
estaban dispuestos a nada parecido a un diálogo.
En el terreno económico, se realizó una mínima y muy poco diáfana
"apertura" a un cierto capital foráneo, condicionado casi siempre por
acercamientos cordiales a las más altas autoridades. Así, por ejemplo,
aquel español de apellido Barreiro fue presentado en cierta ocasión por
el Máximo Líder como un ejemplo a seguir por los funcionarios cubanos.
Esta práctica virtuosa de los pecados capitalistas estuvo presente en
los primeros éxitos de los departamentos como MC (Moneda Convertible),
que algunos llamaban Marihuana-Cocaína. Sabemos lo mal que acabó esto
para los audaces cuadros del MININT y para el general Ochoa, tan
victorioso en África y Nicaragua.
Desde entonces, nadie se ha atrevido a dar por terminado aquel Periodo
Especial, del mismo modo que tampoco han sido abolidas las leyes contra
la muchísima resistencia. La biología ha forzado la introducción muy
lenta de ciertos cambios. El derecho a trabajar la tierra y a vender con
relativa libertad el fruto del esfuerzo, la supresión de los controles
migratorios y el desmantelamiento de los aparatos burocráticos
apoderados de las viviendas, parecen ser las más sobresalientes.
Sin embargo, no han repercutido en la disminución del costo de la vida.
Han generado un cierto mercado de las viviendas y los automóviles, del
que se beneficia casi exclusivamente el sector con acceso a la moneda
libremente convertible, es decir, aquellos que nunca rompieron
relaciones familiares con los parientes "gusanos". Mientras, el
tradicional sector "duro", acostumbrados a obtener todas las ventajas a
partir de su filiación política, se queda al margen de la fiesta. Esto
genera nuevas conductas sociales, que ya se notan, aunque aún no parecen
ser capitalizadas por la presente disidencia.
¿Cuál será entonces el porvenir de Cuba? Hasta el presente, los llamados
lineamientos, que tropiezan con la resistencia sorda de la vieja guardia
burocrática, tampoco buscan obtener consenso de quienes quieren reformas
auténticas, porque les preocupa en demasía la castidad política, atada a
viejos dogmas impuestos por el Líder Máximo, el principal de ellos, la
vagancia.
Sin embargo luego de la guerra permanente a esos "malditos yanquis" y
mientras no abran espacio para el ejercicio de la política por cuenta
propia, no creo que el país, ni nosotros, podamos salir adelante.
Para Cuba actualidad: rhur46@yahoo.com
http://primaveradigital.org/primavera/politica/123-opinion/7666-el-porvenir-cubano.html
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