3 de junio de 2013

De la utopía al desengaño,

De la utopía al desengaño,
Lunes, 03 de Junio de 2013 02:48
Escrito por Hildebrando Chaviano Montes

Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) Erase una vez un país, en
que después de muchos sacrificios materiales y humanos, triunfó una
revolución que derrocó un régimen dictatorial.

El pueblo confiaba en que al fin se restauraría la democracia; habría
libertades ciudadanas, prensa libre, tripartición de los poderes del
Estado y respeto a la propiedad; serían resueltos los problemas de la
tierra, del desempleo, de la educación y la salud pública.

Pasado más de medio siglo, el pueblo mira entre asombrado y frustrado
que no solo no se han resuelto los problemas, sino que se han agudizado
aún más y han surgido otros nuevos debido, entre otras cosas, a la
ineptitud absoluta de los líderes y el haber escogido como sistema
político económico al experimento más cruel y prolongado que se haya
llevado a cabo en la historia de la humanidad, solo comparable en
crueldad al nazi-fascismo que llevó al mundo al holocausto mundial.

El socialismo, versión "light" del comunismo, pervierte el concepto de
humanismo y arrastra a la sociedad a la deshumanización. En este tipo de
sociedad totalitaria, lo más importante no es el ser humano, sino el
líder y sus ideas políticas: en él se cristalizan los símbolos patrios.
Partido, patria, líder y estado, se convierten en una misma cosa amorfa,
indefinida, como un dios de muchas cabezas capaz de inspirar miedo, pero
no respeto o deseo de colaborar.

En aras de la igualdad social, la unidad y la defensa de la soberanía,
se violan todos los derechos universalmente reconocidos: reunión,
expresión, asociación, comunicación, información y propiedad privada. Al
líder y a su partido se les guarda obediencia. Los gobernantes
totalitarios no se deben al pueblo, todo lo contrario, es el pueblo
quien debe entregarse en cuerpo y alma a los designios del gobierno; de
lo contrario, se convierte en "el enemigo".

En estos modelos de estados fracasados, no se respeta el orden piramidal
de: base económica, orden jurídico, sistema político; sino que el
sistema político penetra y atenaza desde arriba a las otras dos piezas
de la estructura social. La política, en este caso, se convierte en un
cáncer que contamina y consume la vida del país, y como el cáncer,
cuando al fin mata al organismo del cual ha dependido, deja de existir.

El sistema de economía de mercado ha demostrado que puede salir de las
crisis, readaptarse, superar errores y utilizar las experiencias. Sin
embargo, el sistema de economía centralizada utilizado en los llamados
países socialistas, tiene una única crisis en toda su existencia, pero
ya no sale de ella jamás, hasta su aniquilamiento total.

Vistos estos elementos de juicio, la separación de los tres poderes del
estado no es un capricho burgués, es una ley que salvaguarda el
bienestar de la sociedad. De igual manera, la producción de riquezas en
cantidades que satisfagan las necesidades siempre crecientes de hombres
y mujeres, solo es posible en un ambiente de libertad; de ahí que no sea
casual la baja productividad en los países con regímenes totalitarios.

El régimen colonial y esclavista impuesto por las metrópolis europeas en
América, provocó explosiones independentistas con fines económicos en
primera instancia. Solo después vendría el ordenamiento jurídico y los
diferentes matices políticos, según los intereses de los vencedores.

El socialismo, como sistema político económico, no será nunca una
solución viable para los graves problemas que aquejan a la humanidad,
porque parte del concepto erróneo de la incapacidad intrínseca del ser
humano para decidir qué camino tomar, sin la dirección de un partido de
vanguardia de carácter absolutista.

Para Cuba actualidad: hchaviano5@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/7608-de-la-utopia-al-desengano-.html

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