1 de junio de 2013

Censura comprada

Censura comprada
Raúl Rivero | Madrid | 1 Jun 2013 - 8:48 am.

Algunos de los campeones latinoamericanos de la lucha contra el
imperialismo, amigos y protectores de los pobres, enemigos a muerte del
capital, se valen del dinero y de las estructuras del mercado para
estrangular con guantes quirúrgicos los medios de prensa que resuellan
todavía en sus países. Otros, utilizan lo que han llamado el vil metal
para impedir que los ciudadanos toquen la libertad aunque sea en las
pantallas de los ordenadores.

En Venezuela, el chavismo le ha pasado la tarea de controlar la
información y las opiniones a empresarios cómplices y oportunistas. Esos
personajes, que gestionan con la anuencia gubernamental sus fortunas en
otros dominios, compran los medios independientes y enseguida imponen
una línea editorial inaceptable para los profesionales libres, como ha
sucedido con el canal de noticias Globovisión.

Nicolás Maduro, su equipo y sus asesores están interesados ahora en que
los camaradas ricos que le acompañan en la travesía hacia la ruina del
país adquieran otras emisoras de televisión y un periódico de tirada
nacional. Para algunos expertos de aquella zona, esa filosofía está en
las agendas íntimas de muchos dirigentes de los países del ALBA. Es una
forma de callar las voces divergentes sin necesidad de clausurar el
medio o de utilizar mecanismos de fuerza directa contra los periodistas.

En Cuba el uso del dinero para la censura es diferente. Allí no hay
prensa, pero internet existe y la gente lo sabe. Solo los diplomáticos,
empresarios extranjeros y personal de confianza tiene acceso a la red en
sus casa. El Gobierno abrirá en junio 118 centros para que los cubanos
puedan conectarse. Se repartirán por provincias y tendrán en total 334
computadoras, unas 2,8 por cada instalación.

Para entrar una hora a internet los ciudadanos pagarán 4,50 CUC, la
moneda convertible del país. Se cambia por 24 pesos cubanos. El salario
promedio es de 20 CUC al mes. Se advirtió, además, que se le anulará el
servicio a quienes violen "las normas de comportamiento ético que
promueve el Estado".

Caracas usa el dinero y el poder de los ricos para silenciar la
oposición. La Habana abre unos corrales de internet porque sabe que la
pobreza obliga a sentarse primero frente al pan que a una pantalla.

http://www.diariodecuba.com/internacional/1370008615_3522.html

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