Los camaradas acaudalados y los pobres

Publicado el domingo, 05.26.13

Los camaradas acaudalados y los pobres
Raúl Rivero

Madrid – Con tantos amigos ricos y poderosos que se han inspirado en la
doctrina, el ideario y los sueños del socialismo real de Cuba, nadie se
explica cómo ese esplendor ajeno que tiene su origen en el proceso
caribeño no ha sido capaz de devolver aunque sea los reflejos de la
abundancia y el éxito a un país que, como descubrió en su momento el
escritor Guillermo Cabrera Infante, por una mala interpretación del
marxismo en vez de socializar la riqueza, ha socializado la pobreza.

Es cierto que quienes han alcanzado poner más ceros en las cuentas
bancarias y llegar a un alto nivel de vida son los dirigentes y no los
ciudadanos de esas naciones cuyos gobiernos afirman que se orientan por
la voz y el mensaje preclaro de La Habana.

Para aquellos ciudadanos que viven al día en la isla sería de gran
interés conocer que algunos de los compañeros del viaje hacia la
igualdad, algunos de los más cálidos y solidarios amigos de los
gobernantes, no son los austeros y firmes enemigos del dinero y su
vileza cantada en los panfletos y los manuales de izquierda ortodoxa.
Son hombres y mujeres que se han hecho ricos en el poder, con un
discurso populista, inspirados –en el plano verbal– en el fracasado
socialismo tropical, pero que a ellos les ha resultado muy fructífero.

Ese es el caso de Hugo Chávez Frías, el recién fallecido dirigente
venezolano, citado como ejemplo de los revolucionarios de América
Latina. Por su alma, La Habana, con todo su ateísmo científico, puso a
rezar a oficiales del ejército en las iglesias y a encender velas en sus
altares para venerarlo en su agonía como un santón amigos de los pobres.

Pero muchos medios de prensa, Organizaciones no Gubernamentales y otras
fuentes solventes como el diputado Wilmer Azuaje, afirman que el
patrimonio que el comandante del socialismo del siglo XXI le dejó a su
familia ronda los 535 millones de dólares y la conforma, además, 17
fincas, una decena de carros de alta gama, residencias veraniegas y una
buena colección de joyas y relojes de oro de 24 kilates.

Una cifra importante en la gestión de este combatiente antiimperialista,
por el que lloraron en público y escribieron obituarios húmedos
escritores y artistas cubanos, es que durante sus 14 años de mandato
gastó 350 millones en viajes al exterior. Un tipo gregario y cariñoso
que le gustaba recorrer el mundo con una pequeña multitud de
funcionarios, amigos y familiares.

Una amiga especial de los comunistas de Cuba y de los desposeídos del
mundo es la argentina Cristina Fernández que, para adelantar la lucha a
favor de los pobres y mediante fórmulas que todavía estudian los sabios,
sacó con rapidez a su familia de la pobreza y es dueña ahora de una
cuenta de 80 millones de pesos y, por lo tanto, la más rica de los
presidentes de la historia reciente de su país.

Como dice, con ironía y chispa cubana, un viejo amigo ruso que pasa a
menudo por España: por lo menos dos más se han hecho ricos con el
socialismo.

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