28 de mayo de 2013

La mercancía más rentable del castrismo

La mercancía más rentable del castrismo
Martes, 28 de Mayo de 2013 02:25
Escrito por Jorge Olivera Castillo

Cuba actualidad, Habana Vieja, La Habana, (PD) Está bien que el gobierno
de Brasil se disponga a importar médicos para paliar la escases de
profesionales autóctonos.

Datos oficiales indican que en la nación sudamericana hay un promedio de
1,8 médicos por cada mil habitantes, es decir que millones de
brasileros, sobre todo en las regiones periféricas, carecen de una
debida cobertura en este ámbito.

Al conocer que se negocia la contratación por Brasil de 6 000 galenos
cubanos surgen varias preocupaciones en torno a un indudable aumento de
los problemas en los hospitales y policlínicas de la Isla.

La suma de profesionales de la salud que se encuentran prestando
servicios en varias naciones supera la capacidad del gobierno para
atender de manera responsable las necesidades internas, tal y como se
alude regularmente en discursos, pancartas y spots audiovisuales.

El gradual envío a Venezuela de miles de técnicos, licenciados en
enfermería y médicos especializados, ha hecho más visible el deterioro
dentro de Cuba en este rubro que continúan presentando como uno de los
logros de la revolución socialista.

¿Cómo será la situación en los próximos meses con el inminente acuerdo
entre ambos gobiernos?

Aparte de los inconvenientes basados en las razones cuantitativas, es
preciso acotar el declive, en términos generales, del nivel profesional
de los graduados en las escuelas cubanas de Medicina.

Las negligencias y la falta de rigor son dos términos que afectan a
cientos de personas anualmente que acuden a las consultas con la idea de
mitigar o eliminar sus dolencias. Ni hablar de los dislates en los
quirófanos o en muchos de los diagnósticos que se basan en apreciaciones
superficiales y no en un profundo análisis de los síntomas.

Las garantías, salvo excepciones, de recibir una esmerada atención son a
través de pagos por la izquierda, regalos o algún vínculo amistoso o
familiar con quienes laboran en las instituciones de salud.

Otra interrogante que surge de estas transacciones y que revelan las
aristas de una brutal explotación, es la siguiente: ¿Por qué el gobierno
cubano se apropia arbitrariamente del dinero abonado por los servicios
de cada médico enviado al exterior para darle en el mejor de los casos
un 5% de lo que le corresponde?

Este fenómeno no tendrá variaciones sustanciales. O sea, que a los
potenciales candidatos a irse para Brasil, les espera un destino similar
al resto de sus colegas que trabajan en otras geografías.

"Es verdad que nos explotan, pero es preferible estar en otro país.
Siempre se consigue algún extra. Lo que hay que hacer las cosas bien",
refería un médico que estuvo más de un año cumpliendo una misión en
Venezuela como parte de los acuerdos de colaboración existentes.
"Siempre se encuentra un margen para actuar. Por supuesto que hay
riesgos, pero no es imposible", agregó respecto a los esfuerzos ilícitos
para traer dinero, ropas o artículos duraderos.

La mayoría disputará por un viaje para cualquier parte. ¿Acaso podrían
pensar de otra forma con mensualidades que no llegan a los 30 pesos
convertibles (menos de 40 dólares)?

"Tengo que luchar por irme en esa "caravana". Aunque me manden para las
favelas, no me importa. Allí puedo hacer un dinerito, casarme con una
brasileña o decidirme a........mejor no lo digo", me confesó un técnico
de laboratorio que labora en un hospital capitalino.

A grosso modo, la acción de enviar galenos a las zonas pobres de varios
países del Tercer Mundo puede tener visos humanitarios, pero detrás de
esa fachada se esconden detalles que fundamentan la complejidad del
asunto. A modo de ejemplo, basta reconocer que la excelencia en el
desempeño de los galenos no es ni será monolítica. Algunos brasileños
serán como conejillos de Indias en las manos de jóvenes inexpertos o
deficientemente formados.

Por acá ya estamos hartos de esas barrabasadas que provocan un número
indeterminado de muertes a encubrir en los certificados de defunción.

En estos trances no hay testigos. Si hubo indolencia o algún otro
desliz, el médico cuenta con el privilegio de tener la última palabra.

A medida que se amplían los acuerdos para despachar médicos a lugares
inhóspitos de África y Sudamérica, los cubanos quedamos a expensas de
mayores desatenciones. Por eso es preciso tener a mano el dinero
necesario o el regalo de ocasión. Y averiguar en qué hospital se
encuentran los mejores especialistas.

Para Cuba actualidad: oliverajorge75@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/7555-la-mercancia-mas-rentable-del-castrismo.html

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