27 de mayo de 2013

El retorno de los bolos

El retorno de los bolos
[27-05-2013]
Lic. Sergio A Ramos

(www.miscelaneasdecuba.net).- Es usual que el soldado invasor sea
despreciado por los pobladores invadidos. Los franceses eran llamados
por el despectivo de "franchute" por los españoles durante la invasión
napoleónica a España. Los americanos fueron llamados "gringos" por los
mexicanos durante la guerra de 1845. Los alemanes recibieron el
despectivo de "Fritz" por los ingleses, mientras que los alemanes
llamaban a los británicos los "Tommy's". Pues bien, cuando la URSS se
apoderó de Cuba por causa de la traición a la soberanía patria de los
hermanos Castro, el pueblo cubano se refería despectivamente a los rusos
como los "bolos".

A partir de entonces, los soviéticos convirtieron a la mayor de las
Antillas en una neo-colonia, rigiendo nuestra economía, imponiendo su
sistema totalitario, implantando bases militares y llevándose a
nuestros jóvenes a morir en las guerras expansionistas de Angola y
Etiopia; todo con la anuencia y complicidad del tirano Castro, a cambio
de un mercenario subsidio anual del orden de los $3,000 a $4,000
millones de dólares al precio del dinero de aquella época.

Al desplome de la metrópolis Cuba quedó desatendida, tal como les pasó a
las colonias romanas tras la caída del Imperio Romano de Occidente. Se
abrió el periodo especial y Cuba buscó un nuevo país foráneo que le
subsidiase la improductiva e ineficiente economía, y que resultó ser
Venezuela bajo el régimen chavista.

Ahora, a la muerte de Hugo Chávez, Cuba enfrenta de nuevo al riesgo de
volverse a quedar sin quien subsidie su sistema anti-económico, dado la
precariedad que ha generado la clara ilegitimidad del nuevo presidente
Nicolás Maduro.

Se trata de una cuestión de vida o muerte para el régimen castrista, el
cual, en ese afán de sobrevivir y traspasar sus riquezas y poderes a los
hijos de la oligarquía, ponen de nuevo en venta al país.

La dictadura ha salido de inmediato a buscar un nuevo mantenedor y uno
de los sitios a limosnear es Moscú. El régimen comenzó a cortejar con el
Kremlin con la visita del dictador Raúl Castro a Rusia en julio del
2012, ya con el conocimiento de la inevitable muerte de Chávez. Seis
meses después, en febrero de 2013, el primer ministro ruso Dimitri
Medvedev viaja a Cuba y firma varios tratados. Acuerdan que los rusos
construyan un nuevo aeropuerto internacional para La Habana, donde
ahora se ubica la base aérea de San Antonio de los Baños; que hagan
inversiones en energía, educación, medicina nuclear, agricultura,
níquel, aduanas y turismo. De hecho, actualmente, Cuba recibe cerca de
90,000 turistas rusos anuales, con un comercio que alcanza los 221
millones de dólares.

En abril de este 2013 la presidenta del senado ruso Valentina Matviyenko
visita la isla para afianzar la colaboración Rusia-Cuba y reafirmar
expresamente las declaraciones previas de Medvedev de que Cuba es un
importante "socio estratégico".

Y ciertamente es un asunto estratégico para Moscú. Desde hace algún
tiempo, Rusia viene ampliando su presencia en América Latina y sobre
todo en la región del Caribe. En los últimos años le ha vendido
armamento sofisticado a Venezuela y Nicaragua. Su flota ha visitado
Venezuela y han invertido en importantes rublos de la economía venezolana.

Desde el punto de vista geopolítico, a Rusia le interesa crear un centro
de poder en el Caribe que contrabalancee la presencia de la flota
americana en el Mediterráneo y le permita un elemento de fuerza de
negociación para salvaguardar la base naval rusa de Tartus en Siria,
sede de su flota recién reforzada en dicha región y garantizar la
sobrevivencia negociada del gobierno aliado de Bashar Al Assad.

Recordemos que durante la Crisis de los Cohetes en 1962, los misiles
emplazados en Cuba le sirvió a Moscú de ficha de negociación para el
retiro de los cohetes nucleares americanos en Turquía.

No es de extrañar, que entre los acuerdos silentes, ---- esos acordados
tras bastidores en los rincones oscuros de ambas chancillerías---, este
el reabrir bases navales, como la de submarinos que tuvo en Cienfuegos
en los días dorados de la URSS y/o la de espionaje electrónico como la
de Lourdes al sur de La Habana, con la posible presencia de militares
rusos y además, procurar grandes influencias sobre el gobierno castrista.

Sin embargo, existen limitaciones y diferencias respecto a épocas
pretéritas. El punto neurálgico de las conversaciones Habana-Moscú es
la gran deuda externa cubana para con Rusia, arrastrada desde los
tiempos de la URSS, y la limitada capacidad económica de la Rusia de hoy
para financiar y alcanzar unos niveles de poder e influencia en el
Caribe como lo tuvo hasta el 1989. Pero ambos temas también son
obstáculos salvables en aras de intereses más apremiantes para las dos
partes de esa mesa de negociación.

Del lado cubano, la cancillería del régimen sabe que desarrollar un
importante interés político de Rusia en el Caribe, puede servirles de
tabla de salvación ante un potencial conflicto social que pudiera
desarrollarse en la isla que motive la presencia de fuerzas
internacionales de paz, evitándose con el veto ruso en la ONU, cualquier
intervención o sanción de organismos internacionales contra Cuba, tal
como recién ha sucedido con las resoluciones planteadas ante el Consejo
de Seguridad en el caso de Siria. He ahí lo estratégico que hay para
ambas partes el retorno de los 'bolos' a Cuba.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/51a2fd193a682e0c28f21902#.UaMGt5yKzTo

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