Una victoria ciudadana por la legalidad
Jueves, 20 de Septiembre de 2012 14:07
Escrito por Juan Gonzalez Febles
Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) Marta Beatriz Roque Cabello
(La Habana, 1945) vive con sencillez en un pequeño apartamento interior
en la barriada habanera de Santos Suárez.
Desde la calle Luís Estévez, que fue bautizada así en memoria del cubano
que se hizo ilustre, más por la prestancia y los méritos de su esposa
–Marta Abreu- que por los propios, se accede por un pasillo estrecho
hasta el humilde y pequeño apartamento de Marta.
El pasillo hasta su puerta y unos pocos metros más allá, está cubierto
con consignas revolucionarias. Frente a su puerta, hay una acuarela
colocada para provocar por "vecinos" revolucionarios, desde la cual un
Fidel Castro "forever young", de uniforme verdeolivo, porta fusil de
mira telescópica, desafía y amenaza desde el autoritarismo armado,
distante, castrense y machocrático a la civilidad democrática, femenina
y desarmada que se refugia detrás de la sencilla pared y puerta del frente.
No logro asociar esta humilde y sencilla vivienda con dineros y fondos
millonarios. El discurso oficial se desmiente cuando se compara la casa
de la huelga de hambre en Luís Estévez, con las proletarias mansiones de
Miramar,
o con la calidad con que viven los dictadores del proletariado.
Al llegar, se percibía una atmósfera densa cargada de presagios y
aprensiones. El economista independiente y ex preso político Arnaldo
Ramos Lauzurique, me recibió en la puerta con la preocupación que no lo
abandonó reflejada en el rostro. Pero también con esa atmósfera de
camaradería invencible, orlada por la complicidad fraterna de los
proscritos. Me dio la mano, la bienvenida y me dijo preocupado: "Marta
está mal".
Mi primera impresión es que había demasiadas personas en un apartamento
tan pequeño. La sala de la casa apareció como el espacio en que no
parece quedar lugar para algo más. Una de las paredes está cubierta de
libros, las otras con fotografías enmarcadas de Marta Beatriz Roque en
compañía de diplomáticos y jefes de estado, como por ejemplo, una con el
ex presidente español José María Aznar.
Desde el pasado lunes 10 de septiembre, un pequeño grupo de disidentes
entre los que se contó Marta Beatriz Roque, inició una huelga de hambre
que tuvo como propósito lograr que el gobierno militar de La Habana
detenga la escalada de violencia y gamberrismo desatada contra la
oposición y la disidencia interna. También, que el gobierno militar se
avenga a reconocer a la oposición interna en su carácter de interlocutor
eventual para un diálogo político ciudadano, que se indemnice o que se
repongan las propiedades vandalizadas, robadas o destruidas del
matrimonio de opositores en la zona oriental y que el prisionero
político Jorge Vázquez Chaviano, quien cumplió su sanción en la cárcel
sea liberado como establece la ley y no retenido entre rejas por el
talante o los humores de algún uniformado con estrellas de calamina.
Poco más de una semana más tarde, cuando más de veinte opositores se
sumaron a la huelga y el movimiento se perfilaba como el próximo hito en
la lucha por sacar a la isla de la burbuja excluyente de poder en que se
afirma la partidocracia militar en el ejercicio inmodesto y autoritario
del poder absoluto, la huelga concluyó. Las muy eficientes redes
informales del SMS y el boca a oído, dieron a conocer que el preso
Vázquez Chaviano sería liberado en horas y la responsabilidad político
ciudadana de los huelguistas se impuso y todo concluyó.
Junto a Marta, en este, su pequeño apartamento, cinco disidentes se
sumaron a la huelga de hambre y la acompañaron en esta empresa que pudo
terminar de cualquier forma y no precisamente de la mejor. Ellos fueron
Yadira Rodríguez Bombino, 22 años de edad, y su esposo, Yasmani Niples
Abad, de 23 años, ambos de la Red de Comunicadores Sociales; Rosa María
Naranjo Nieves, 50 años, de la provincia Holguín y exponente típica de
los corajudos opositores de aquella zona del país; Ivis María Rodríguez
y su esposo Fermín Zamora Vázquez, ambos de La Habana y de 45 años de edad.
Completaron la escuadra dos veteranas y experimentadas opositoras,
Tania de la Torre Montesinos de Manzanillo, de la provincia Granma, e
Idania Yanes Contreras, de Villa Clara, quienes conformaron el dinámico
equipo de apoyo que se ocupó de la atención de los huelguistas,
recibieron a las visitas que no cesaron de entrar y salir, atendieron
los teléfonos y se ocuparon de los pequeños detalles que los chinos de
la antigüedad definieron dentro de lo que llamaron "la importancia de lo
pequeño".
Al cabo de poco más de seis días de huelga de hambre, refirió Idania
Yanes Contreras que Marta sufría hipotermia, sudoraciones, cefalea,
contracciones y espasmos musculares involuntarios y una condición física
degenerativa apreciable. Su salud en quebranto, producto de diabetes y
trastornos cardíacos, la mantuvieron casi postrada en cama, muy
debilitada durante las últimas jornadas.
El resto de los huelguistas sufrió trastornos en la presión –los
mayores- y el joven matrimonio de Yadira y Yasmani, la depauperación
paulatina común en estos casos, aunque básicamente se encontraron en
mejor condición física que el resto. Bueno, hasta que hubo que correr
para el hospital con Yasmani Nicles.
La absoluta falta de presencia policial ostensible en los alrededores de
la casa de Marta, evidenció que el gobierno militar continúa afirmado en
su clásica y conocida soberbia. Mientras sirven de mediadores para que
una banda narco terrorista colombiana se deslice hacia la legalidad a
partir de negociaciones con ese gobierno, a la oposición pacífica
interna cubana le muestran el puño, el ninguneo más absoluto o ambos.
Mientras compartí el tiempo con los huelguistas, llegaron más opositores
y miembros de la sociedad civil. Sara Marta Fonseca, presidenta del
Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, afiliado a la Fundación Andrei
Sajarov, se presentó para brindar su solidaridad a los huelguistas. Pude
saber que tanto ella como la organización que dirige se aprestaban a
realizar actividades en apoyo de este cuasi holocausto político por la
legalidad. Sara Marta se presentó con un grupo variopinto que incluyó
alguna dama de blanco, ex presos políticos y otros activistas de a pie
de los que no hilvanan discursos y se aprestan a ponerle el pecho y la
espalda a los golpes de la porra y la reputación, a los intereses de
quienes le juzgarán desde la comodidad de la distancia.
El final en que el empeño ciudadano venció y la huelga de hambre quedó
felizmente rebasada me tranquiliza y me hace feliz. Me carga la muerte,
el culto impuesto y aplatanado de ese discurso y me cargan aún más las
huelgas de hambre. Más que holocaustos por la legalidad, sería mejor que
alguien como Marta Beatriz Roque Cabello comprendiera que los luchadores
pro democracia, son imprescindibles sanos y vitales. Los héroes muertos
no ganan batallas cívicas, venerarlos no nos sacará de encima a los
fariseos de la charanga revolucionaria homicida y verdeolivo.
Para Cuba actualidad: juan.gonzlezfebles1@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/117-politica/5254-una-victoria-ciudadana-por-la-legalidad.html
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