21 de septiembre de 2012

La ruta de los harapos

La ruta de los harapos
Viernes, Septiembre 21, 2012 | Por Gladys Linares

LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -El 12 de mayo de 1962 fue
promulgada la ley 1015 "para la mejor distribución de los
abastecimientos". Era esta una ley de nombre engañoso con la que quedaba
impuesto en realidad el racionamiento. A partir de entonces, cada uno de
nosotros ha tenido una libreta de "abastecimiento" que nos limita a
comprar, siempre en el mismo establecimiento, una exigua ración de
alimentos.

A su vez, con la libreta de productos industriales comenzaba para los
cubanos de a pie la ruta de los harapos. Por esta vendían, entre otras
cosas, un pantalón al año para los hombres y una camisa de la peor
calidad, con la misma pinta de oriente a occidente. También les tocaba,
por la misma casilla, o un pañuelo o un calzoncillo y un par de medias.

Las mujeres podían comprar tres metros de tela al año -un caluroso
lástex que no tenía nada que ver con nuestro clima- y una muda de ropa
interior.

Además se vendía un par de zapatos, el cual era difícil adquirir no solo
por las largas colas que se hacían, sino porque uno debía tener la
suerte de que hubiera su número el día que le tocara comprar.

Como la cuestión era no andar descalzos, se pusieron de moda las
zapatillas hechas en casa con alguna tela gruesa o vinil y con suela de
neumáticos. También los chanclos, con la pala hecha de la mezclilla
sobrante de las camisas que les vendían a los trabajadores.

En plena crisis aparecieron en el mercado los llamados "quicos", unos
zapatos plásticos de muy mala calidad, que duraban poco y provocaban
hongos. En el verano se calentaban mucho, por lo que fueron bautizados
por el pueblo como "ollas de presión".

Algunos dicen que la fabrica era de tecnología china, otros, que
vietnamita. Lo cierto es que la fábrica, situada en la calle Lombillo,
en El Cerro, fue cerrada debido al fracaso de estos zapatos y al daño
que provocaban a los pies.

En 1969, el gobierno cubano puso en vigor el "plan San Germán" para la
distribución de productos para el hogar. Cuentan mi vecino Julio y su
esposa que después de varios días haciendo cola para comprar por este
plan, cuando por fin les tocó su turno, al ver la tienda casi vacía le
preguntaron a la empleada: "¿Qué hay?", a lo que esta les respondió,
apenada: "Matamoscas".

Con el inicio del llamado "período especial", a mediados de los 90, dada
la deteriorada situación económica, desapareció la libreta de productos
industriales. No porque retornara la abundancia, sino porque no había
qué vender en las tiendas.

Algún tiempo después, la "solidaridad de los pueblos" se hizo sentir y
comenzaron a llegar al país donaciones de ropa nueva y de uso, que – a
pesar de ser "donaciones- el gobierno puso a la venta principalmente en
divisas, y en menor medida en moneda nacional. En ambos casos, a precios
muy elevados para trabajadores y jubilados.

Hoy, a pesar de que hace algún tiempo no se surte las tiendas de ropa
"reciclada" (nombre dado por el gobierno a esta mercancía usada),
grandes cantidades de esta permanecen en las mismas, manchadas, llenas
de polvo, con olor a humedad, y aun así no las rebajan, aunque se pudran.

Mientras, las calles cubanas están llenan de personas harapientas de
todas las edades, con ropas cada vez más gastadas.

http://www.cubanet.org/articulos/la-ruta-de-los-harapos/

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