Un escenario en ruinas
Lunes, Julio 2, 2012 | Por Martha Beatriz Roque Cabello
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Se podría delinear una imagen
de la capital a través de un recorrido por el municipio de Centro
Habana, en particular por la calle Neptuno, que es una de sus
principales vías. Comienza en el Prado y termina en la Universidad de La
Habana, pasando por la sede de las Damas de Blanco, en una zona en la
que el dinero circulante está muy escaso, o dicho en lenguaje popular:
"no hay un quilo".
Existen allí numerosos lugares de ventas particulares, que incluyen
ropa, zapatos, útiles del hogar, discos, carteras, servilletas
sanitarias, diferentes productos para la limpieza, piñatas y artículos
de fiesta, entre otros. También pululan las carretillas de vendedores
con alguna que otra fruta y viandas. Pero casi no hay clientes, solo
vendedores.
Hay tiendas estatales que ofrecen sus artículos en CUC y en moneda
nacional (mal llamada así, ya que ambas monedas son nacionales). Estos
establecimientos están prácticamente vacíos y con muy poco surtido.
Es habitual que algunos artículos que se venden en divisa desaparezcan
de las tiendas. Sin embargo, los revendedores los tienen en la calle a
precios muy altos. Cuando son de primera necesidad, como por ejemplo lo
que está sucediendo ahora con las frazadas (colchas) para limpiar el
piso, llegan a alcanzar precios que representan hasta el triple de su
costo. También el Estado se aprovecha y, cuando reinicia su venta, les
aumenta el precio.
Una tienda que vende productos cárnicos, leche, yogur y otros derivados,
ubicada a la altura de la calle Consulado, se distingue por su mal olor.
Se puede advertir que sus productos están congelados desde hace mucho
tiempo. La gente no los compra, porque los precios son muy altos para el
nivel adquisitivo de la población que vive en esa zona.
En el momento en que pasé frente al comercio que está en la esquina de
Águila (antigua Roseland), era surtido con paquetes de perros calientes,
y antes de que terminaran de colocarlos en las neveras, ya había cola.
La empleada dijo textualmente: "Esta es la comida de los pobres".
Un paquete de perros calientes tiene un precio de 0.90 cuc, equivalente
a 22.50 en la llamada moneda nacional, es decir, casi una jornada y
media de cualquier trabajador promedio. Hoy, las comidas más populares
entre lo que podríamos denominar la "clase media habanera", son arroz
amarillo con perrito, espagueti con perrito, papas (cuando las había)
con perrito, etc…
Siempre, al paso por Neptuno, vas a encontrar alguna tienda "cerrada por
remodelación". ¿Qué pasó con los inventarios en venta? ¿Se contaron? ¿Se
guardan a buen recaudo? Eso es difícil de contestar, ya que al parecer
los faltantes, los productos ociosos, los artículos en mal estado, son
problemas que se solucionan cambiando algo en el establecimiento, es un
método que se repite por en todos lados.
A veces son departamentos de algunas tiendas los que se cierran. Otras
veces la "remodelación" es completa. En ocasiones hay también
convenientes incendios salvadores, como el que se produjo de la Tienda
La Puntilla. Nunca se conocen las causas del incendio. La última
información para el pueblo es: "Se está investigando" y no se habla más
del asunto.
Al inicio de la calle Neptuno se paran los llamados "boteros" en sus
almendrones, a pregonar para donde van, generalmente para el Vedado o
Marianao. Meses atrás, era difícil conseguir un asiento en uno de estos
autos, cuyo tarifa es de 10 pesos por persona. Ahora, con la situación
de falta de dinero que está viviendo el país, ellos también tienen que
hacerse propaganda.
Durante el recorrido por Neptuno, no faltaron los latones de basuras mal
olientes y desbordados, en el medio de la acera o en plena calle,
impidiendo el paso peatonal.
Caminar por Neptuno es todo un reto. Las estrechas aceras están muy
deterioradas y las personas acostumbran pararse a conversar delante de
las puertas de las casas, lo que obstaculiza aun más el tránsito
peatonal. En esta zona no hay parterre, por lo que no se le puede echar
la culpa del deterioro de las vías a las raíces de los árboles. En
general, el panorama es tétrico, por la cantidad de casas destruidas,
balcones despedazados y la mayoría de las fachadas despintadas.
Antes de que en Cuba comenzara el proceso "involucionario" de 1959, la
gente paseaba por esta calle para ver las atractivas vidrieras de sus
tiendas. Siempre se mantenía limpia. Sus comercios, múltiples y de todo
tipo, estaban abiertos a toda hora. Además, el trato entre las personas
era cortés y educado. Hoy, de todo eso no queda sino un escenario en ruinas.
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