El antiguo tema del derroche hidráulico en Cuba
Lunes, Julio 30, 2012 | Por Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -En el informe sobre la gestión
del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), presentado por su
presidenta, Inés Chapman Wauhg, en una actividad previa al Noveno
Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder
Nacional, volvió a reconocerse el colosal derroche de recursos hídricos
que se produce en Cuba desde hace muchos años.
De acuerdo con las informaciones brindadas por la titular del INRH, las
pérdidas de agua anuales se estiman en 1 011 millones de metros
cúbicos, un volumen equivalente al 12,5% de la capacidad de embalse del
país. Asi, el 16,0% de toda el agua que se bombea se pierde en las
conductoras, 20,0% en las redes del acueducto y 22,0% en las viviendas.
Ello ocasiona gastos innecesarios anuales ascendentes a 676 millones de
pesos, en particular por la dilapidación de considerables cantidades de
energía utilizada en el bombeo de agua, aunque los perjuicios
económicos, sociales y sanitarios que induce esta añeja y desastrosa
situación son muy superiores.
En primer término, el colosal e incontrolado derrame de agua contribuye
al creciente deterioro de la infraestructura del país, por ejemplo con
el continuado arrastre del líquido por las vías, depositándose en muchos
lugares, o con filtraciones en vetustos edificios que al no repararse a
tiempo en ocasiones producen derrumbes.
Además es conocido que la conducción de las aguas residuales, las
llamadas aguas negras, está en muy malas condiciones en ciudades y
pueblos, a la par que los sistemas de evacuación del alcantarillado, los
cuales no han crecido en la misma magnitud que los centros poblaciones
ni han tenido un adecuado mantenimiento, por lo que se mezclan las aguas
potables con esos fluidos, ocasionando sustanciales peligros para la
salud de la población.
Según han expresado especialistas, las fugas en las redes de
distribución de agua potable se asocian a los tiempos de explotación que
"en muchas ocasiones oscilan entre 50 y 100 años, a lo cual se agrega la
diferencia en los materiales y técnicas empleados cuando se
construyeron". En esos momentos existe un programa para resolver esta
situación, que se proyecta demorará entre 10 y 15 años. Sin embargo, es
muy difícil cumplir esta meta dada la carencia de recursos y la enorme
complejidad de los trabajos a realizar, especialmente en zonas
densamente pobladas.
Ciertamente en los últimos tiempos se está realizando algunos esfuerzos
en ese sentido, incluso se han establecido acuerdos con otros países
para financiar proyectos de reparación de las redes, como el firmado
recientemente con el Fondo Kuwaití para el Desarrollo Árabe para la
rehabilitación de redes de acueducto y alcantarillado en la ciudad de La
Habana, que consiste en el suministro e instalación de cerca de 70 000
metros de tuberías, válvulas de control y accesorios en el interior de
las casas, y mejorar las redes de distribución en 12 municipios. No
obstante, hasta el momento los avances son muy limitados. En la capital
solo fueron reparados 82,3 kilómetros en 2010, de acuerdo con cifras
oficiales. Eso solo representa el 3,7% de las redes a reparar en la
"capital de todos los cubanos". Se desconoce las cifras de 2011.
Los escapes de agua originados en el interior de las viviendas también
son difíciles de solucionar, pues se dificulta adquirir los artículos
necesarios para hacer las reparaciones por los moradores, cuando se
encuentras tienen precios muy elevados, y la mayoría solo se oferta en
tiendas de venta en divisas, a las que no todos los ciudadanos tienen
acceso. Cuando los daños son tan grandes que demandan reparaciones
capitales, los enormes financiamientos se encuentran fuera del alcance
de la mayoría de la población, por lo que se posponen de manera que
progresa indeteniblemente la destrucción. No puede soslayarse tampoco
que debido a una equivocada política de preparación de técnicos medios y
obreros calificados, no abundan personas especializadas en los
diversos oficios que requieren esos trabajos, por lo que las pocas
disponibles resultan muy costosas y muchas veces reclaman el pago en
moneda convertible.
Cuando existe gran sequía en el país, se afecta seriamente el suministro
de agua potable, de manera que decenas de miles de personas no reciben
el preciado líquido; hecho usual en muchas partes de La Habana. Para
afrontarlo debe movilizarse carros pipas de agua, lo que ocasiona
enormes costos de transportación y manipulación. Por ejemplo, en enero
de 2011, solo en la Habana, se utilizaron 140 con un consumo diario de
8 000 litros de diesel y 4 700 de gasolina. En esa fecha estaba
afectada casi la mitad de la población capitalina, con más de 100 000
personas recibiendo el agua únicamente por esa vía.
Como se puede apreciar, la situación del agua en Cuba es muy delicada
debido a tantos años de indolencia y mala gestión gubernamental.
Además, el país se caracteriza por no poseer amplios recursos hídricos,
de manera que para su desarrollo necesitaría utilizar muy racionalmente
los disponibles. Por el contrario lo que ha estado vigente es un
colosal derroche.
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