Nepotismo deportivo
¿Es que no hay en Cuba personas con más experiencia, incluso ex
jugadores estelares, que podrían ser mejores candidatos que el hijo de
Fidel Castro?
Alberto Ramírez, Carolina del Norte | 01/03/2012 10:24 am
Antonio Castro Soto del Valle, hijo del dictador tropical, es uno de los
flamantes vicepresidentes de la Asociación Internacional de Béisbol
Amateur. No sé si otros cubanos pensarán como yo, pero creo que aquí hay
gato encerrado. El hijo del dueño de Cuba ha sido elegido para
representar al país en esa organización, y no tengo dudas de que no han
sido sus dotes de líder ni su talento deportivo los que lo llevaron a
ocupar esta posición.
Los cargos de la AIBA son elegidos democráticamente por sus miembros,
así que no hay por qué dudar de la limpieza del proceso de elección de
sus directivos. Al ser Cuba uno de los miembros más poderosos e
importantes de la organización, es de esperar que cualquier candidato
que la Federación Cubana presente, sea elegido.
Donde se traba la catalina es en el proceso para nominar el candidato
dentro de Cuba. ¿Es que no hay en Cuba personas con más experiencia,
incluso ex jugadores estelares, que podrían ser mejores candidatos? No
creo que Antonio Castro, cuya experiencia deportiva se limita a viajar
con el equipo de béisbol de Cuba en calidad de médico de la selección,
sea el mejor candidato. Sin dudas, detrás de la imposición de esta
candidatura y su elección, se encuentra la mano todopoderosa del
Gobierno cubano, manejado y controlado por la dinastía familiar a la que
Antonio pertenece.
Este es otro ejemplo más del chanchullo nepotista en una nación que se
maneja como una finca. El hijito de su papá seguramente expresó su deseo
de ser miembro de la organización, y eso fue suficiente para que la
maquinaria que mantiene a su padre en el poder, pasara por encima de
candidatos más calificados.
Personalmente entiendo el deseo de Antonio: es muy sabroso viajar y ver
lo "malo" del capitalismo de cerca. Para alguien famoso por su adicción
a los viajes al exterior, las fiestas y otras "extravagancias
burguesas", es natural que se le coloque en un puesto que le garantice
acceso a todo aquello sin levantar mucha algarabía. Los críticos tendrán
que callar de ahora en lo adelante, porque el hijo del dictador viajará
libremente por el mundo, no por el puro goce hedonístico a que está
acostumbrado, sino porque es un directivo de una importante organización
internacional.
A pesar de todo, debemos respirar aliviados pues este Castro ha
preferido fiestear y viajar que meterse en asuntos del poder. ¿Se
imaginan un Castro joven, con la ineptitud que lleva en la sangre, pero
con muchos años más de vida para destruir aún más a la nación cubana?
http://www.cubaencuentro.com/deportes/articulos/nepotismo-deportivo-274508
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