Martes, 29 de Noviembre de 2011 00:09
Joisy García Martínez
Guatao, La Habana (PD) Muy cerca de la capital cubana se ubican los
limítrofes pueblos de Punta Brava y Guatao, que aunque a algunos
pobladores no les guste reconocerlos como a pueblitos de campo, tienen
todas las condiciones y características para ser identificados como tales.
En estos pueblos se ha autorizado desde hace un tiempo, como en todo el
país, los empleos por cuenta propia. Algunas personas no han querido
desaprovechar las ventajas de las nuevas medidas instituidas, y sin
cortapisas, imitan la economía de mercado, en la cual rige flexiblemente
la oferta y la demanda.
Pero según algunos altos dirigentes han advertido, no se permitirá la
concentración de la propiedad en individuos. Literalmente afirman que no
son partidarios de apresuramientos. Más claro ni el agua".
La poca flexibilización por parte del gobierno en los impuestos
establecidos hace que algunas personas que incursionaban en el trabajo
por cuenta propia en Punta Brava y Guatao entreguen las licencias, y
otros estén considerando cerrar sus no tan lucrativos negocios de
portales y terrazas.
Después de haber invertido cuantiosas sumas, esfuerzos y sueños, en
Guatao un pueblito de pocas personas y muchas iglesias, varios han
entregado sus licencias y cierran emergentes cafeterías, utopías
familiares de ganar sustento honrado que llegaron a soñar.
La generalidad de los que han abierto estos negocios, antes pasaban el
día entero ocupados en búsqueda de materias primas, supuestamente a
escondidas de "Papá Estado" y en complicidad con algún que otro
oportunista protector, hacían sus negocios en el ordinariamente conocido
"mercado negro". Ahora, algunos de ellos se inclinan a retirarse del
descalabro vergonzoso del proteccionismo corruptor.
Después de más de 53 años , no es costumbre y mucho menos hábito que los
cubanos exijan y debatan derechos por los canales, que supuestamente
están establecidos para esos objetivos. Muestra de ello es que de la
mayoría de las decisiones que establece el gobierno se dice que " bajó
de allá arriba".
Elevar quejas, opiniones y sugerencias desde lo que suponemos los
ciudadanos sean las bases de una verdadera democracia es un constante
ardid, pues los pocos que lo hacen temen ser defenestrados y ser echados
en el saco de los tildados de enemigos, o asalariados del imperialismo.
Al conversar con una de las personas que entregó por estos días la
licencia que le permitía trabajar en el portal de su casa, me aseguraba
que existían tres impuestos, uno mensual, uno trimestral y uno anual
sobre las ganancias, y agregaba que le eran imposibles de pagar.
"La cuenta no da, todo está por las nubes y no existen almacenes de
ventas al por mayor, por lo que los costos son muy altos y los precios
que nos vemos obligados a establecer para los usuarios no están al
alcance del bolsillo común", explicó.
Cuando en nuestra charla pregunte por qué no exigían un descuento a las
autoridades, me sonrió y dijo: "Las autoridades no hacen concesiones,
son militares y no negociantes, las palabras y exigencias -tan normales
en el mundo- son para ellos estruendosos ruidos en el tímpano".
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